Martha de Francisco:
“hilandera” de virtuosas sonoridades
Claudia Furiati Páez | @festilectura
Una carrera de casi cuatro décadas en la industria sonora, como pionera en la digitalización de la música clásica, en la que compartió escenarios y estudios con grandes del género, la agrupación I Musici, Alfred Brendel, Jessye Norman y John Elliot Gardiner, son apenas los “agudos” que asoma su colorida trama vital como Tonmeinster.
Parte de este transitar lo compartió durante un breve encuentro que sostuviéramos durante las jornadas de Conferencias de Audio y Sonido del Ecuador (CASE)[1] en Guayaquil, organizado por la Universidad de las Artes a fines de junio de 2019, pero que aceptó retomar vía entrevista virtual, gracias justamente a las tecnologías interactivas, con las cuales Martha de Francisco se da a mil maravillas. El escenario no pudo ser más inspirador, la biblioteca de su padre en Bogotá, entre cuyas lecturas entretejió mucho de su afán por la reproducción de metáforas sonoras. Dejamos que sea su voz la que hile, aunque nos permitimos alguna “puntadas”.
P: Iniciamos este diálogo en un espacio evocador para usted, el rincón de lectura de Don Adolfo de Francisco Zea, figura prominente de la medicina colombiana, pero también bibliófilo, cuya curiosidad por la Literatura e Historia universales le llevó a ocupar membrecía de estas academias colombianas, junto a la de Medicina. ¿Cómo influyó este ambiente familiar en la formación de Martha de Francisco?
MdeF: Tuve el privilegio de crecer en una familia muy intelectual a la par que artística, donde se le daba un papel muy importante a lo cultural y el arte. Fui criada junto a mis cuatro hermanos, envuelta en aquel clima intelectual pero también humano y cariñoso. Al momento me rodean más de ocho mil libros y mi padre se mantiene activo en la lectura.
Refiere que tal fascinación libresca llevó a su padre a la escritura de ensayos sobre las psiques del escritor Franz Kafka o del personaje cervantino Don Quijote, “aunque su especialidad es la cardiología y medicina interna”[2].
De igual forma, aprecia la influencia artística ejercida por su madre Gloria Serpa-Flórez, filósofa, escritora e investigadora de la literatura lírica colombiana, quien también figura como miembro notable de las academias de la Lengua e Historia. “Mamá a pesar de no haber cursado educación musical formal, cantaba lindísimo acompañada de su tiple”. Un influjo sensitivo que toma aún más relevancia al constatar el nombre de la columna que escribía semanalmente para El Tiempo: “El tejido de Penélope”[3].
P: ¿Parte de esa literatura heredada, intuimos, la conforman por ejemplo biografías de compositores del Barroco o Romanticismo europeo?
MdeF: Ni tanto, como lectora precoz tuve predilección por la literatura e historia universal, la filosofía y sicología, así como sobre arte. Ya entrando a la adolescencia además de desarrollar intereses por lo musical, me atrajo el conocimiento matemático. Durante mis últimos años de bachillerato, cursados en un colegio de método alemán, me dediqué a buscar esa carrera que combinara la lógica de los números, la acústica y las notas musicales. Orientada por mis profesores de piano, di con esa especialidad, Tonmeister en Alemania.
P: Tonmeinster como se llama al Maestro de Audio en la reconocida Musikhochschule Detmold[4] suena quizás rimbombante ¿Expresa este título realmente todas las responsabilidades de la función?
MdeF: El concepto de Tonmeister se creó en Europa, específicamente en Alemania, cuando se hacía cine en Berlín, a principio de la década de los 20. Mientras una persona se ocupaba de la imagen, el diltmeister, otra atendía el tono, la música, las voces, y se denominaba tonmeister (maestro de tonos). Para el idioma alemán, esta no es una palabra rimbombante, sino muy clara en la definición del responsable del sonido. Cuando llegué a Alemania a cursar la especialidad confirmé que estas cualidades convergen en un ingeniero de sonido capaz de adentrarse en una partitura completa de orquesta, tal como lo hace un director, al tiempo que domina la microfonía, acústica, electrónica, y aparatos de estudio. La combinación de esos dos amplios y diferentes campos en un solo profesional, resultó muy práctica para el desarrollo de la industria discográfica.
P: Ya que evoca a Alemania, y conectando entre esos dos mundos que le nutrieron, el literario y el musical, me permito parafrasear a un contemporáneo de Beethoven, Johann Goethe, también citado por Ud. ¿Considera que su viaje sonoro aún no llega a destino? ¿En qué etapa creativa se encuentra Martha de Francisco luego de testimoniar el cenit y ocaso de la industria discográfica de fines del S.XX?
MdeF: Luego de esta grata trayectoria en la que logré relevantes metas de para un productor musical del género clásico, la convergencia digital que trajo el nuevo siglo, también revolucionó nuestro trabajo al imponer una forma de circulación de la música a través de la red. En mi caso implicó salir del sello Philips[5], tras su fin de operaciones, e iniciar una etapa de producción a ensambles y artistas individuales, más que de orquestas. Igualmente, ha representado una magnífica oportunidad de enseñar mucho de ese conocimiento a la próxima generación de ingenieros de sonido. Una de las razones que me llevó a la docencia en la Universidad de McGill[6], en Canadá, es confirmar que las técnicas y métodos de grabación empleados con los grandes sellos discográficos, en los 80 y 90, están en peligro de desaparecer, si no son transmitidos a los futuros colegas. Es mi misión preservar este legado.
P: De tal disrupción digital ha sido testigo también su principal herramienta de trabajo: la consola o mesa de mezcla. Verla al mando de ella, remite a la atávica figura de la hiladora frente a su telar, combinando fibras sonoras para una única urdimbre. ¿Vale para usted esa metáfora? ¿Puede una profesión que ha sido predominantemente de hombres, asociarse ritual del tejer?
MdeF: Me gusta mucho esta metáfora pues tiene mucho de verdad en cuanto a lo que realiza un ingeniero de sonido, combinar las diferentes señales sonoras emitidas por los micrófonos conectados a una misma consola, precisando hasta qué punto se pueden mezclar tales emisiones. En el “tejido” generado podrán verse, escucharse y sentirse detalles de la música captada en ese instante.
En mis grabaciones no solo busco encontrar el balance perfecto de todos los hilos sonoros de la música, en cuanto a los sonidos de los instrumentos, sino también de entender y ayudar a surgir todos los matices musicales de la intérpretes. Ese apoyo a los músicos para que su ejecución fluya de la mejor manera es parte del telar sonoro que conformo como productora musical y Tonmeister.
En cuanto a la predominancia de género masculino en mi profesión, no sé decir exactamente por qué ha ocurrido. Si bien la naturaleza de esta técnica hizo que fuera más buscada por hombres que mujeres, también es cierto que las mujeres tuvieron condiciones más adversas para estudiarla. En mi tiempo, tan solo representamos un 5% de la corte de grabación de música clásica. Hoy esta brecha se ha reducido, incluso a nivel global, y en el caso de nuestra maestría en McGill observo un notorio incremento de futuras colegas.
De Francisco reconoce además que en su caso esa intuición femenina en combinación con el manejo de la técnica, le facilita indagar en la sicología interior del artista para luego ayudarle a aflorar su interpretación. “En ello lo femenino puede ser un gran catalizador”, asegura.
P: Este compromiso con la academia le ha llevó incluso a sumergirse literalmente en uno de sus más ambiciosos proyectos en el campo de arqueología musical, The Virtual Haydn (2009)[7]. ¿En qué consistió esta grabación antológica junto al pianista Tom Beghin y al ingeniero Wieslaw Woszczyk?
MdeF: Este ha sido uno de los proyectos más interesantes y desafiantes que me ha tocado participar. Se trató de una grabación de dimensiones monumentales; reunir toda la música de Joseph Haydn que en su época coexistía para instrumentos de teclado. Lo cual equivale a unas casi quince horas de reproducción musical. Beghin quien además de pianista, es experto en música de fines del S. XVIII, ideó hacer réplicas de teclados antiguos de la época del compositor austriaco, que precedieron al piano de cola actual. Entretanto Woszczyk, se dedicó a hacer mediciones y mapeos acústicos de nueve recintos, en Inglaterra, Austria, Hungría donde pudieron haber sido presentadas estas piezas de la época tardía de Haydn.
Luego en un laboratorio musical se ubicaron siete pianos, clavecines y clavicordios reconstruidos para ser ejecutados y grabados uno a la vez, bajo una bóveda de autoparlantes. Así conforme se producía la melodía acústica en sala en Montreal, el sistema sonoro de computador reproducía la forma en que reverberaba en aquel recinto en Viena, por ejemplo. El intérprete además de constatar la ejecución del instrumento en directo, percibía simultáneamente la refracción virtual de aquellas históricas locaciones.
P: Llegar a este nivel de sutileza auditiva implica muchas horas de apreciación musical, cultivar el oído como aliado instrumento. De ello insiste a sus alumnos alrededor del mundo. ¿En qué consiste este don?
MdeF: Considero que escuchar en detalle es el don más importante de esta profesión, especialmente si de música clásica se trata, cuya resonancia se produce en recintos naturales y frente a una audiencia. El sonido se conforma a partir de elementos acústicos, emanados tanto de los instrumentos en ejecución, como las reflexiones en el piso, techo y paredes de la sala donde se emite. Éstos se reúnen inmediatamente después de la llegada de la emisión acústica, en los oídos de los presentes y convergen en fracciones de segundo de distancia del sonido directo. Se percibe entonces como el sonido directo se va llenando, ampliando, expandiendo y esa enriquecida forma de escuchar la inculco a mis discípulos.
P: En su paso por Ecuador tuvo oportunidad de conocer los futuros maestros de tonos, actualmente en formación en las especialidades de productores musicales y licenciados en artes sonoras. ¿Cómo ve el nivel académico en el país?
MdeF: Disfruté mucho estos días de intercambio con estudiantes de la Universidad de las Artes y otras academias del país, noté mucho entusiasmo en ellos. Aprecié su grado de inmersión y compromiso con los contenidos de las charlas dictadas por expositores invitados. Estuvieron dispuestos al intercambio y actualización de conocimientos, mostrando un impulso de saber similar al que he apreciado en cursantes en Argentina, Colombia y México.
Se enorgullece al mencionar que en Ecuador imparten el contenido de su cátedra sus discípulos de la maestría en grabación sonora. Ellos son Gabriel Ferreyra y Hazel Burns en la Universidad San Francisco de Quito y Meining Cheung en la Universidad de las Artes de Guayquil (siendo esta última la responsable de su asistencia al CASE). Pronto se le sumarán dos magísteres más, actualmente cursando en McGill, quienes a su vez serán relevados en aula por un chico guayaquileño, miembro de la nueva corte por ingresar este septiembre.
Entretanto, el verano llega con la promesa de muchas otras tramas, entre las que afina sus charlas y talleres para Boston, Paris y Tokio, así como detalles para grabaciones con orquestas sinfónicas en Montreal y Nueva York, además de un grupo de música medieval en Canadá. Quizás alguna de ellas le conduzca al Grammy que casi conquista 2003 como productora musical del compacto de la ópera Alceste de Gluck, producida bajo sello Philips y dirigida por Sir Gardiner (I).
[1] Universidad de las Artes. “UArtes y AES inauguraron la II edición de las Conferencias de Audio y Sonido del Ecuador”. Acceso el 03 de julio de 2019, http://www.uartes.edu.ec/uartes-y-aes-inauguraron-la-ii-edicion-de-las-conferencias-de-audio-y-sonido-del-ecuador.php
[2] Adolfo de Francisco Zea, “La locura de Don Quijote” (Bogotá: Edición Conjunta de Academias Colombianas de Historia, La Lengua y Medicina, 2007)
[3] Academia Colombiana de la Lengua. “Gloria Serpa, nueva académica de número”. Acceso el 03 de julio de 2019, https://www.asale.org/noticias/gloria-serpa-nueva-academica-de-numero.
[4] La Universidad de la Música de Detmold es una de las de mayor nivel y tradición en su estilo en Alemania y Europa. Fue fundada en 1946.
[5] Philips Classics Records fue un sello disquero, perteneciente a la corporación electrónica alemana de mismo nombre. Operó desde 1980 hasta principios de este Milenio.
[6] Universidad McGill de Montreal, es una de las más antiguas y prestigiosas de Canadá, fundada en 1821. Ofrece una Maestría en Grabación Musical.
[7] The Virtual Haydn. Complete Works for a Piano Keyboards, 2009. Acceso el 04 de julio de 2019 http://www.music.mcgill.ca/thevirtualhaydn/project_description.html
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