lunes, 2 de mayo de 2022

Sobre la Razón de Humanidad/ David De los Reyes

  Sobre Razón de Humanidad

David De los Reyes

(UCV-UArtes)

 






 

            Raison d’Humanité es un concepto esencial para la filosofía política del siglo XXI. Es la razón moral para sugerir que la democracia liberal occidental debe ser la forma de gobierno más acorde con las necesidades del hombre en general. Esta idea, raison d´humanité, es el sustituto de la enquistada razón de Estado moderna. Pero es un concepto que está sometido a múltiples modificaciones y revisiones radicales. Y Yehezkel Dror[1] nos ha dado todo un planteamiento sobre el tema que no es posible pasar indiferente para la humanidad que estamos viviendo en estos tiempos de pandemia y de guerras genocidas. Veamos que depara este concepto.

            Esta idea viene a presentarse a partir de un sentido global de la humanidad. Esta tiene necesidades y aspiraciones que en los niveles de gobernación global debe ser planteada. Se trata de revisar ciertos principios de la filosofía política y leyes públicas (por ejemplo: el caso de países que representan una amenaza para las necesidades de los intereses globales, intereses que no sólo deben ser una aspiración sino una continua voluntad de perfección en su injerencia dentro de las políticas mundiales. Los intereses globales deben ser perfeccionados baja esa condición).

La raison d’humanité también puede esgrimirse en función de sanciones, castigos, contra los crímenes de humanidad, líderes criminales, genocidio, invasiones, guerras de corte imperialista, etc.

            Este concepto proporciona cambios dentro de la filosofía política tradicional y las leyes internacionales de confección moderna: en conceptos como soberaníaderecho a la autodeterminación de los pueblos, cuestiones internas. Todas deben ser dirigidas y reestructuradas, en tanto conjunto de normas y principios en confrontación al proyecto de la humanidad en su totalidad, en tanto conjunto de una especie en peligros constantes y en extrema debilidad en los modos de intervenir en la mejora de las condiciones aptas para la continuidad de la vida humana y en parte con miras a las generaciones futuras.

            La raison d’humanité proporciona otra perspectiva a pueblos que quieren vivir con otros valores distintos a los de la democracia liberal. El costo de la pluralidad total, entera, puede ser demasiado elevado, pues puede producir y conducir a conflictos culturales peligrosos. Deja, de todos modos, un amplio abanico para instrumentar otros valores con relación a necesarios cambios universales a futuro. Esto añade la necesidad de plantear los riesgos tanto del exceso como del defecto de la diversidad en relación con situaciones específicas.

            Hemos dicho arriba que la idea de raison d’humanité viene a suplantar al término de raison d’Etat, propio del siglo XIX y del XX, pero aún presente en nuestro siglo, para justificar políticas aplicadas internamente en las naciones y, de cara a lo exterior, en contra de otras naciones. Pero la raison d’humanité es una advertencia ante aquel. Advertencia en cuanto a los abusos hechos a pueblos y a la humanidad en general bajo ese nombre de raison d’Etat. Este término ha tomado un sentido peyorativo por usarse generalmente en forma incorrecta por los gobiernos y para justificar vilezas. Históricamente fue una idea progresista. Colocaba el deber de los gobernantes para la realización del bien común por encima de los interés dinásticos, personales, partidistas.

            Pero, teniendo esta advertencia respecto al concepto de raison d’Etat, creemos que también se debe vigilar el uso de la raison d’humanité. Ello puede implicar abusos y riesgos. Abusos porque se puede invocar este concepto para censurar y atacar a determinadas sociedades cuyo sistema de valores no sean de nuestro agrado, aunque su existencia no implica un peligro para el resto del mundo. Riesgo porque puede dar pie a una dosis excesiva de tolerancia con sistemas que, de hecho, conducen a peligrosos fanatismos, discriminaciones étnicas, etc.

            La búsqueda de perfeccionar las capacidades de gobernar implica, entre otras cosas, el que comprenda a la raison d’humanité como un criterio importante para tenerlo en cuenta en las decisiones significativas de la gobernación.

            Debe tenerse en cuanta como en los casos de la necesidad de una reducción de la tasa de natalidad (problema subyacente dentro de la filosofía política y en la teoría de la geopolítica). Planteamiento que es negado por muchas sociedades por considerarla de inmoral y contrarios a imperativos religiosos. También se alega que ello interfiere en las decisiones íntimas y personales (ante esto nos preguntamos: ¿son tomas de decisiones el factor de natalidad en el común de las parejas en los países pobres y de bajos recursos?). Y ello constituiría una flagrante manera de inmiscuirse en la independencia de los estados (volvemos a interrogarnos: ¿se puede hablar de independencia de los estados? ¿no será un concepto un poco anticuado? ¿no se tendría que hablar que la independencia de un estado está en relación directa del conocimiento de su interdependencia e interacción con los otros estados? Son conceptos que tendrán que ser revisados).

            Pero la raison d’humanité. crea un marco moral de vital importancia para los efectos de una gobernación global. En el sentido que se deberán estimular las políticas donde la mayoría considere esencial para la supervivencia de la humanidad, aun cuando una minoría considere contradictoria con sus valores básicos.

                        Para implementar esta idea se requiere de nuevas instituciones y formas legítimas de gobernación. El concepto de raison d’humanité es una búsqueda y planteamiento que aspira a una mayor equidad global. Este es su problema mayor y central. Lo cual implica replantearse nuevamente la moralidad desde una óptica renovada, donde el pensamiento tome en cuenta esta condición e intentar su perfeccionamiento en la aplicación.

            La raison d’humanité sufrirá modificaciones como planteamiento por estar sujeto a ver cuáles serán los cambios tecnológicos y científicos que aguardan en el futuro a la humanidad. Tecnología y ciencia tendrán un impacto sustancial no sólo en los modos de vida práctica sino también en los valores morales. De hecho, la raison d’humanité está orientada a sopesar más las consecuencias que las intenciones de la ciencia y la tecnología. Cualquier sentido que asuma la moral como el de “estar dispuesto a morir por los valores profesados”, debe ser revisado y mediados por el espíritu de la idea de raison d’humanité Es esencial para la ética la diferencia entre intención y consecuencia. La intencionalidad no puede permanecer en tener buenas intenciones cuando se trata de actos que pueden implicar un impacto significativo en el conjunto de los seres humanos. De ahí que se deba distinguir en la necesidad de separar los derechos y valores aplicados a los individuos y aquellos otros aplicados a grupos. Los aplicados a los individuos son la declaración universal de los Derechos Humanos. Los de grupos son: i.- Convención de las Naciones Unidas sobre comercio internacional de especies en peligro, guerras biológicas o genocidas, xenófobas o colonialistas, etc.; ii.- Convención de las Naciones Unidas sobre cambios climáticos; iii.- acuerdo internacional sobre la Selva Tropical; iv.- la Ley del Mar, sus recursos y contaminación; v.- acuerdos, ya olvidados, de la Cumbre de Río, etc. Por otra parte, está el peligro de la desaparición de 6000 lenguas, que es el número de las habladas hoy día en todo el globo y que tienden a desaparecer en los próximos 100 años.

            ¿Cuáles son los temas donde puede haber un difícil consenso?

            i.- En la experimentación genética con seres humanos y la inversión en proyectos científicos muy costosos que puedan ser un beneficio a futuro para la humanidad en tanto especie pero que no tienen un mayor beneficio a corto plazo.

            ii.- Exigir formar hombres morales con miras a un ciudadano nacional y global, en su condición de individuos y en cómo hacerlo.

            iii.- Los trabajos en nanotecnología, biotecnología, inteligencia artificial, robótica, etc. que pueden tener un doble sentido, pueden beneficiar como llegar a desarrollar desastrosas armas puestas en manos de fanáticos o de proporcionar técnicas baratas y seguras para limpiar la biosfera, entre otras.

            iv.- La cuestión de los derechos de los animales, ejemplo donde las diferencias de opinión nos llevan a observar las dificultades de aplicar la raison d’humanité

            v.- ¿Cuáles son los sustitutos -si es que alguno es necesario- para desempeñar las funciones que tuvo la guerra en el pasado y que pueden continuar siendo importantes para el progreso de la humanidad en el futuro?

            vi.- Relación entre sobre desarrollo y sus cuotas de polución (caso de China y EU, por decir sólo dos). Ello hace que sea imposible que todas las naciones en vías de crecimiento lleguen a poseer el mismo o igual nivel de vida equivalente en un futuro.  Se propone el de crear esferas globales, donde el conjunto de los seres humanos participe sobre bases igualitarias, en la medida en que se asegure un nivel mínimo de desarrollo humano para todos, “dentro de un multidimensional entendimiento de desigualdad”.

            El discurso moral contemporáneo tiende a descuidar los temas de la equidad global, donde se le plantea un desafío a partir de proposiciones como la de raison d’humanité

            Hay la necesidad de avisar la importancia no sólo de la aplicación de los Derechos Humanos sino también la noción de Responsabilidad Humana, traduciéndola bajo la mirada de principios operativos, en referencia de la responsabilidad hacia uno mismo y hacia los demás, o de las relaciones entre responsabilidad y límites comunitarios y otras cuestiones más.

            Suponiendo de un ambiente ideal donde todas las culturas políticas del mundo aceptasen la idea de raison d’humanité i.- se mantendría un amplio sentido de solidaridad humana y expuesta a promoverla por encima de otras consideraciones y deseos. ii.- que la gobernación está reacondicionada y comprometida para servir a la raison d’humanité y iii.- disfruta del consenso universal y controla enormes recursos y actúa de forma optimista con vistas al futuro. Si se dieran esas condiciones ¿En qué se perfila esta nombrada raison d’humanité?

            Ella incluiría la prevención de una guerra nuclear de proporciones y el agotamiento de recursos irremplazables, vitales para la supervivencia humana.

            Implicaría, en forma creciente, un desarrollo humano que garantizara una vida digna para una creciente proporción de la humanidad. Aunque en esto el concepto muestra ser bastante polémico, relativo y hasta carente de significación. Existe un vacío en sus posibilidades de protegerse del mal y expandir el bien. Por ej. en el caso de ¿la creación genéticamente manipulada de una especie humana modificada (que se espera superior) es un peligro que debe evitarse o algo en extremo deseable como la única posibilidad de superar las limitaciones de la humanidad actual?

            Otro concepto que resulta irritante ante el de raison d’humanité es el de desarrollo sostenido (esgrimido por 1º vez en 1972 en la Conferencia de Estocolmo sobre el Ambiente por Barbara Ward en su informe: Our Common Future), donde se pone en evidencia la idea de progreso y se hace perder el significado que tradicionalmente se le venía dando desde el siglo XVIII. De esta manera se plantea que el término sostenible si bien se puede aplicar a ciertas áreas y recursos como selvas, abastecimientos de agua, etc., no se le puede aplicar al desarrollo en su totalidad. La idea de desarrollo se mantendría siempre y cuando no ponga en juego la capacidad de vida de las futuras generaciones para hacer frente a sus propias necesidades. El problema da lugar a redefinir el término de necesidad., “dado que el concepto es cultural y no tiene significado intrínseco, una vez que los requisitos biológicos han sido satisfechos” (Dror:1995:67). Se pone en duda si es necesario preguntarse sobre los requisitos biológicos necesarios para la preservación de las generaciones futuras. De esta forma la fórmula de desarrollo sostenido vendría a tener la significación del desarrollo que asegura la satisfacción de potenciales necesidades futuras, aunque eso signifique de alguna forma sacrificar las necesidades del presente.

            Entre las falacias que se barajan en esta propuesta es que se puede mantener un desarrollo humano sin que sea un proceso de sobresaltos. Se plantea entonces si la raison d’humanité deba ser contraria al riesgo o deba ser más aventurera. y estar dispuesta a correrlos, “con vistas a buscar un futuro mejor dentro de los parámetros parcialmente desconocidos”, juicio subyacente en muchas de las decisiones políticas.

            Entre los cuestionamientos al desarrollo sostenido nos encontramos que si este se hubiera aceptado en el pasado se habría congelado el progreso humano en alguna de sus fases que, según los actuales estándares, sería inaceptable para muchos. Pero ocurre que las aventuras humanas ahora son más arriesgadas y que, por tanto, necesitan una limitación. Lo que no puede perseguirse en alcanzar un estado estable o un supuesto equilibrio de la humanidad, que más que una certeza o una fase temporal vendría a derrumbarse por la energía y la dinámica que caracterizan a la historia de la humanidad. De ahí que deba parcializarse el uso del término desarrollo sostenido. Ella sólo puede aplicarse en determinados proyectos o recursos particulares, pero no al desarrollo como un todo. Tal concepción es más que estática, y supone que cualquier línea dada de desarrollo seguida ahora va a ser sostenida a la larga, no se visualiza que la humanidad se mueve a través de dimensiones cambiantes de desarrollo y ninguna puede ser sostenida por mucho tiempo; el desarrollo humano implica intrínsecamente el constante cambio y no el sostenimiento, sino entramos en el estancamiento y la extinción por otras vías.e La propuesta es de cambiar los términos, en vez de desarrollo sostenido usar el principio de un desarrollo económico que evita catástrofes, lo cual será más conveniente para la raison d’humanité con la cláusula de proporcionar un estimulante potencial evolucionista para las futuras generaciones (Dror: 1995:168).

            Todas estas variables deben ser discutidas con relación a lo que debamos entender y definir por raison d’humanité. No hay respuestas conclusivas pues estas cuestiones abarcan valores e incertidumbres. Pero su debate de darnos un piso de moralidad a la gobernación, siendo una tarea donde están presentes procesos y agentes sociales: intelectuales líderes, espirituales, religiosos, filósofos políticos, artistas, científicos y profesionales, comunidades, foros éticos e ideológicos y grupos humanos con inquietudes. Se deberá reclamar la atención del pueblo a través de los medios de comunicación y las organizaciones de base.

            Aquí también deben entrar las principales religiones del mundo que deberían ayudar, definir y divulgar el concepto de raison d’humanité. Hacer un llamamiento a la solidaridad humana.

Será importante de afinar y desarrollar las formulaciones que deberían ser los imperativos categóricos para la humanidad. Tal normativa debería ser impuesta a Estados y gobernantes. Ellas incluirían la prohibición absoluta de genocidios, crímenes de magnitud equivalente contra la humanidad y diversas actividades que pongan en peligro la supervivencia humana. Tales imperativos deberían ser parte de todo derecho penal y civil internacional e impuestos en forma estricta. “Debería dárseles prioridad sobre la soberanía nacional, la no intervención en asuntos domésticos y otros anticuados principios similares del derecho civil internacional” (Dror:1995:169). Se deberá intentar pasar del tribalismo xenófobo al globalismo cooperativo, incentivando sentimiento de solidaridad y, con ello, cambios de conciencia. La independencia individual dentro de una sociedad debe conjugarse con un sentimiento de pertenencia al conjunto humano en tanto especie, ello con el fin de asegurar la supervivencia de la humanidad; esto último deberá ser un imperativo ético.

            El rediseño de la gobernación deberá tener siempre presente las posibles vías para lograr cambios en la cultura política para estimular la raison d’humanité. Ante ello debería preverse cuáles posiciones se pueden adoptar respecto al curso de la posible evolución de la humanidad. El enfoque más cuestionado sería el de sostener que la historia está determinada por principios teleológicos que la acomodan a ellos. Hay que decir que lo que “tiene y debe suceder para asegurar la supervivencia humana sucederá de cualquier manera” no tiene ninguna base histórica Y ello también tanto para posturas religiosas como filosóficas a la manera del sentido de la sagacidad de la historia esgrimido por Hegel o, en otros términos, por Marx, los cuales estaban seguros de lo que consideramos mutaciones necesarias en la historia, van a de hecho ocurrir. Posturas que no son más que un acto de fe, propias de un determinismo cientificista dieciochesco y sin el beneficio de la revelación.

            Otra posible postura es poner las esperanzas en las organizaciones de base. Se piensa que las transformaciones humanas crecerán desde raíces fecundas y dirigidas por profetas, líderes carismáticos, intelectuales, jóvenes, etc. Si bien, como demuestra la historia de las religiones, esto ha sido siempre fuente de cambios radicales en la historia de la humanidad, no quiere ello decir que tales cambios vayan en sentido correcto a la supervivencia de la humanidad. Aunque no es imposible que se desarrolle por esta vía una Revolución de la Consciencia Humana. También ideologías perversas han aparecido por la misma vía (nada ver la creciente xenofobia que se expande por toda Europa, en América, como el fanatismo étnico en Yugoslavia, Rusia, o cultos destructivos tipo secta Satánica, nazismo, desarrollismo, fundamentalismo, sin dejar de lado la invasión colonial genocida de Rusia sobre Ucrania en estos momentos del 2022, etc.).

            Un tercer enfoque será para Dror el de comprometerse con un diseño de un modelo cultural y con la forja de almas, a través de una acción premeditada, guiada por vanguardias (en plural para significar múltiples aperturas respecto a ello), en parte a través de la gobernación. Vanguardias significan aquí élites de avanzada abiertas al pluralismo, y que eviten la arrogancia y se sientan comprometidas y subordinadas a la democracia.

            También se puede pecar de confiar en una especie de deus ex machina: “predicar recomendaciones basadas en la existencia -o al menos la posibilidad de existencia- de una vanguardia democrática influyente comprometida con una progresista raison d’humanité. Elementos de vanguardia existen ya como en las ONG, que constituyen redes globales en aumento y proporcionan un foco de expansión y desarrollo” (Dror: 1995:172)., orientadas a una raison d’humanité. Para ello nos propone dos condiciones:

·     Se deberá desarrollar unos imperativos categóricos para la humanidad, que serán adoptados como una dimensión legal de la raison d’humanité, y ser estrictamente impuestos por el derecho civil y penal internacional.

·     Necesidad de reconocer la creación de redes internacionales de vanguardia comprometidas con la raison d’humanité, que trabajen en función de cambiar la cultura política y en consonancia con ello, la gobernación democrática. Estimular su creación depende también de crear élites de gobernación en función de estos principios, como defensores de todas las características que envuelven a el ejercicio de la raison d’Humanité.

            El problema que se añade a todo esto es el que la gobernación democrática es poco lo que puede hacer por divulgar y estimular la raison d’humanité si las políticas culturales se resisten. Para empezar, se requeriría que los países desarrollados transfieran recursos substanciales a los pobres y estén dispuestos a absorber un buen número de emigrantes y por ello se presente una situación donde las culturas políticas de las democracias occidentales impidan a los gobiernos actuar en consonancia. Aunque tales demandas tengan una razón geoestratégica para sus países a largo plazo.

            ¿Cuáles son las reformas necesarias para que la gobernación sirva a la raison d’humanité?

            Deben ser implementadas las capacidades políticas y culturales, educativas y técnicas en las gobernaciones para marchar cónsonas con este principio. La voluntad política y el poder deben ser cristalizados para actuar conjugadas con la raison d’humanité “La raison d’humanité debe convertirse en preocupación y compromiso prioritario de los principales cerebros de la gobernación en todos los niveles” (ídem). Ello debe inspirar y dar paso a la creación de un sistema global de gobernación que esté puesto al servicio de la raison d’humanité.

             Aparte la necesidad de moralizar la gobernación y servir a la raison d’humanité. Donde las élites se conduzcan atendiendo a la ética. Tema que nos conduce a las virtudes y los vicios de los políticos, altos funcionarios y asesores administrativos.

            Hay que aclara que muchos de los asuntos éticos involucrados a la raison d’humanité son con frecuencia más agudos en el interior de cada país que en el escenario global. Como el ejemplo de las rentas, sus diferencias en muchos países suelen ser enormes; aún más entre un país y otro. La raison d’humanité insta a lograr una mayor equidad tanto en el interior de los países independiente de las quejas y energías gastadas por las desigualdades globales, en vez de remediar las propias extremas injusticias dentro de nuestras propias sociedades.

Con estas ideas de Yehezkel Dror hemos querido recordar uno de los textos más interesantes de la década de los años noventa del siglo pasado y que plantearon nuevos conceptos en el ámbito de la política global y regional para principios de este siglo. Donde la raison d´humanité vendría a desplegar un amplio campo de valores que pudieran volver a renovar la idea de una democracia pluralista y representativa, con un tinte global, a la par de una conservación de la especie humana por encima de las xenofobias, la destrucción ecocida, los fundamentalismo terroristas, los regímenes totalitarios escondidos bajo la bandera de un socialismo con rostro de genocida, que juegan a  prodigar una democracia popular donde la pobreza y la represión generalizada, la involución y miseria extendida, junta la conculcación de las libertades individuales son su razón de un Estado mordaza perpetuo se convierten en lo contrario al sentido de una gobernanza para equidad y la armonía social. Nos encontramos en un mundo que presenta un desencanto de los políticos y su hacer política. Donde se han alejado de su representatividad pública real, resguardándose las espaldas y ocultar su rostro entre los canales de las redes sociales y haciendo una alejada práctica de política pública virtual. Ante esta situación casi global, no queda sino releer lo que este pensador político desde hace tiempo proclamo como un principio a considerar. Principio que volvía a tener sentido para la consciencia global a favor de defender una ciudadanía humana ampliada. De una raison d´humanité como complemento declarativo contra los consabidos y soterrados derechos humanos por todos los poderes que sobrepasan el derecho internacional y justifican sus acciones como una necesidad vital. De una expansión económica u territorial, que no es otra expansión que la propia del capital rapaz y de grupos monopolistas transnacionales que juegan con la vida de los humanos a costa de pinches ganancias. Es la política de una raison d´humanité contra una razón instrumental economicista y fratricida de esa misma humanidad.

A estas alturas de mi discurso usted sabe de qué lado debe jugar…

 

 

 



[1] Estas reflexiones sobre las propuestas de Dror surgen de su libro La Capacidad de Gobernar, 1995. Ed. F.C.E., México.