sábado, 14 de octubre de 2023



 Celebrando el Día Internacional de las Bibliotecas

Si quieres encontrar comunidad 


ve a la Biblioteca de las Artes


Claudia Furiati Páez

 

Si bien la fecha oficial es el 24 de octubre, todo el mes es propicio para cultivar el rito de la lectura, a solas o acompañado por muchos otros que comparten presencia y pertenencia en este centro cívico-cultural que hace vida en una icónica edificación guayaquileña



Un espacio de acogida, ese que habita entre la casa y el trabajo o la universidad, es lo que simboliza hoy a la Biblioteca de las Artes de Ecuador. Cercana a cumplir su primer lustro de actividades como centro dinamizador del saber, la cultura y la creatividad, esta institución adscrita a la Universidad de las Artes es sin duda una atípica biblioteca académica. Pero, por otro lado, muy conveniente para desde sus espacios conmemorar el Día Internacional de las Bibliotecas que tendrá lugar este 24 de octubre y que lleva por lema “Tejiendo comunidades”.

Como dejó ver en diálogo con @festilectura su actual directora, Soraya Campos, además de cumplir con su misión de prestar servicios bibliotecarios e informacionales a su comunidad de estudiantes, docentes y administrativos, la Biblioteca de las Artes dedica esfuerzos, recursos y programación para entretejer servicios en calidad de centro mediador de lectura y cultura ante otros usuarios. Una institución que se ha esmerado en brindar el libre acceso y la inclusión a visitantes de variopintas comunidades, desde alumnos de planteles educativos de Guayas, pequeñines curiosos por escuchar y actuar cuentos, hasta personas con condiciones especiales o de la tercera edad deseosas de aprender nuevas habilidades lecto-escritoras.




Hilando pertenencia

Y la bibliotecaria recurre a las cifras para respaldar este valor de espacio público y democrático de su institución, potenciado a partir de su acondicionamiento en el modernista edificio proyectado por el checo Karl Kohn, ubicado entre Pichincha y Aguirre (esquina céntrica de la urbe). Destaca que, desde la apertura de la sede actual en 2019, la Biblioteca de las Artes incrementó sus usuarios en miles (un ascenso que sólo se vio afectado en el período de la Pandemia del 2020). En el caso de la gestión 2022 (en la que ella ocupa la dirección) este número de usuarios superó los 50 mil entre miembros de la comunidad UArtes y público externo. También en ese año hubo hitos en gestión de préstamos: 5.051 en sala; 921 a domicilio; 1.624 en material didáctico y 2.506 en computadoras para estudios e investigación.

          Son indicadores que para Soraya Campos y su equipo de mediadores informacionales van más allá de los números, puesto que las cifras apuntalan un sentimiento: Orgullo. Ella ha sido testigo de ese proyecto en evolución y “pespunteado” hace nueve años, junto a las autoridades universitarias de entonces y la primera corte de alumnos de la Universidad de las Artes.  Un inicio en el que tuvieron que apañarse con sedes temporales y un sistema de catalogación autogestionado (se clasificó manualmente mediante ficha de Excel siguiendo la norma bibliotecaria y de archivo).   Lo que sobró fue la mística y el talento de los profesionales convocados. En su caso, sumó la experiencia que traía del Archivo Histórico del Guayas.

          Y consentimos que esta fue la primera comunidad que allí se entretejió, la del personal de la Biblioteca de las Artes, a la orden de un propósito natural a este tipo de lugares de encuentros comunitarios: “construir sentido con apertura a todo”, como afirma Daniel Goldin, ex director de la Biblioteca Pública Vasconcelos de Ciudad de México. Ser un tercer espacio, ese al cual los usuarios “acuden a buscar algo que no es ruido ni silencio, sino la música que porta la promesa de algo que está distante y desde la distancia llama”.

          La Biblioteca de las Artes convoca a su territorio físico a distintos usuarios a través del servicio de estantería abierta, que pone a disposición una colección de 51 mil materiales bibliográficos y audiovisuales; también mediante el uso de sus zonas y salas de lectura individual y grupal, sus auditorios y galerías expositivas, además de los salones para talleres de capacitación y alfabetización informacional. Todos ellos desplegados en un inmueble icónico, Premio Nacional de Cultura 2006, que tuvo inicialmente el propósito de albergar, en lugar de libros, el papel moneda y los lingotes de oro de una entidad financiera (fue la sede del Banco de Descuento del Ecuador a mediados del S.XX).



Pero también se aproxima a sus distintas comunidades en el entorno virtual disponiendo de diversos servicios bibliotecarios digitales y de bases de datos globales en línea para la investigación académica en distintas disciplinas: arquitectura, diseño, pensamiento crítico, historia del arte, visuales y audiovisuales, entre otros. En el caso de la comunidad universitaria tienen libre acceso a través del KOHA, un sistema integrado basado en web bajo licencia. Pero aclara Campos que el usuario externo también puede contar con la herramienta, si consulta desde los equipos de computadoras instalados en la biblioteca, lo cual es apreciado sobre todo por estudiantes de bachillerato y de otros institutos de educación superior de la ciudad

“Ayudamos a la familiarización del visitante externo con la forma de consultar en línea nuestras colecciones, catálogos y de libros mediante capacitaciones que forman parte de nuestro programa de alfabetización informacional.  Y aunque como centro de recursos para el aprendizaje y la investigación, estos espacios de actualización se enfocan primordialmente a los alumnos y profesores de UArtes, no desatendemos a los usuarios externos”.




Encontrándonos en los libros

Siguiendo con la metáfora de Goldin sobre el hallazgo de comunidades en estos espacios, la directora de la Biblioteca de las UArtes, asiente que efectivamente su institución practica esa filosofía ante los guayaquileños. “Digo a mis bibliotecarios y a auxiliares que siempre hemos de atender lo mejor que podamos y con una sonrisa en los labios. Facilitar la experiencia al usuario y así procurar que vuelvan. Y no sólo por más información, también porque reconocen y aprecian esa especial manera de tratarlos, incluso si se trata de tener que expresarle un ‘no se puede por respuesta”.

Externos, aunque ya apropiados de su Espacio Ría, son los niños, niñas y jovencitos que acuden a la Planta Baja donde opera la ludoteca. Esta es una de las comunidades más activas que tiene la biblioteca y que ha crecido como los chicuelos, durante los cinco años que viene operando allí. Suele recibir semanalmente pequeñines junto a sus representantes para atender las jornadas de cuentacuentos, lectura en sala, cursos de manualidades, cine, títeres, clubes de lectura. Es en sí la gran apuesta de la Biblioteca de las Artes, ofrecer una buena práctica de mediación lectora e ingenio para los futuros universitarios.

El compromiso al libre acceso a la educación y conocimiento es tal, que parte de su programación aniversaria (proyectada a partir de enero 2024) se activará el proyecto de FabLab, un laboratorio para potenciar el ingenio entre pequeños y desarrollar su inventiva, enmarcado en las tendencias de innovación bibliotecaria. Igual hoy la Ría es una plataforma de experimentación. Vale mencionar el curso Minivets: escritura creativa para la tenencia responsable de mascotas (Proyecto Tía Sierpe), las secciones interactivas Cubistorias (para menores de 3 a 6 años), y el club de lectura Exploradores del Cuento (para menores entre 7 y 13 años). También destacan, la primera edición de un festival de bandas intercolegiales realizada este año y la 2da. Lanfor Abierta, una jornada destinada a enaltecer el valor de libro impreso a través del intercambio gratuito.



Universo diverso y abierto

Toda una activa agenda que funciona como portal al mundo de la lectura, pero también a la incorporación de nuevos usuarios y defensores de la biblioteca como espacio público / lúdico y que se articula con el apoyo del área de Vínculo con la Comunidad de la universidad. Igual cuenta con el respaldo de graduados de la misma institución que a través de Convocatoria Alumni, dictan talleres gratuitos no sólo para menores, sino también para adultos mayores y público general, sumando experiencia en las artes que se han profesionalizado. Y complementan, los acuerdos de cooperación con gobiernos municipales, agrupaciones artísticas, así como entidades del libro como el Fondo de Cultura Económica de México y el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc - Unesco).

Los “bibliouartianos” además de crecer año a año, se multiplican a través de la esfera digital. Las redes sociales de la Biblioteca de las Artes continuamente circulan contenido para sus usuarios digitales, cautivos a partir del modo remoto que instauró la pandemia Covid-19. Hasta un podcast producen “Desde la Ría” disponible a través de Radio Digital UArtes, así como un canal YouTube, su vitrina Instagram y su página de Facebook. Su éxito se debe en gran medida a la capacitación continua de su personal y talento en herramientas de mercadeo digital, revela Soraya Campos.

Evidencias todas que nos llevan de nuevo a las reflexiones del promotor de bibliotecas David Goldin: sea escolar, académica, pública o híbrida como la de la Universidad de las Artes son instituciones de acogida, donde podemos cotidianamente concurrir, ampliar nuestra existencia contrastando con la de otros, incluso aquellos personajes que habitan los libros, y juntos “construir sentido de manera universal”.



Celebra todo octubre a las bibliotecas visitando a la Biblioteca de las Artes. Abierta al público general: Lunes de 08h00 a 17h00; Martes a viernes de 08h00 a 19h00 y Sábado de 9h00 a 17h00. Solicita un recorrido guiado a través de @bibliouartes (IG o FB) o biblioteca@uartes.edu.ec. Se requiere tan sólo un documento de identidad.

Dirección: Pichincha y Aguirre, esquina, Ciudad de Guayaquil, Ecuador | biblioteca.uartes.edu.ec.




 

miércoles, 11 de octubre de 2023

                De un recuerdo para

una charla sobre Narcocorridos

David De los Reyes



Corona Vegetal. Redes Sociales Vegetales-
DDLR/2023 Guayaquil


La primera vez que escuché y aprendí un corrido fue cuando estudiaba mi bachilerrato en el Liceo Urbaneja Achelpohl (Caracas), corría la década de los años 70 del siglo pasado.
Con un grupo de amigos fundamos un Coro. Una agrupación de cámara. No éramos más de unos diez o doce. Teníamos todos voces que podían cantar todas las voces de una partitura polifónica. Nuestro repertorio era versátil. Cantábamos desde Spirituals pasando por música renacentista, folclórica venezolana y canciones del repertorio coral universal. No podía faltar Gaudeamus Igitur. Pero entre las piezas que cantábamos, cuando nos reuníamos en casa de alguno de nosotros, siempre salía algún corrido de la Revolución Mexicana, Adelita era uno, pero también estaba Carabina 30 30, la que los rebeldes portaban. Esos fueron mis primeros contactos con los corridos. Eran corridos que exaltaban la épica de la Revolución Mexicana entre los años de 1910 y 1920.
Los corridos no eran una música que estaba cercana en el entorno de nuestra juventud. Era como una rareza que un grupo de muchachos cantaran ese tipo de canciones. Vinieron a nosotros a través de los miembros de esta coral. Varios cursábamos estudios formales de música en el Conservatorio. Y el acercamiento a los corridos era también por nuestra simpatía a las causas de la justicia y del cambio social por un buen vivir colectivo. A pesar de los tiempos, el tema de la lucha armada, de la guerra fría, de una izquierda latinoamericana nos llevaba a tener simpatía no sólo por los cauces de la ideología, sino también a todo lo que refiriera a la proclamación e irrupción de una transformación popular.
Eran los años 70. Años que el corrido revolucionario sólo era una reliquia musical. Pertenecía a la arqueología musical de un pasado que sólo se revivía como una memoria, como dato curioso, como una música que exaltaba los ánimos, la identidad de sentir un acercamiento con una gesta nacional latinoamericana que pedía, como proclamó el gran dirigente mexicano Flores Magón para los indígenas y la clase popular, ¡Tierra y Libertad! Pero ese embrujo estaba olvidado, muerto y sepultado. En México mandaba un partido revolucionario que no era revolucionario, si acaso de un nacionalismo patriarcal de los más rancios (que hasta ahora sigue en pie). Y comenzaba a aparecer, gracias a la industria cultural discográfica y al buen negocio que se presentaba de cara al futuro, los narcocorridos. Canciones que no hablaban de una ética, tampoco de un cambio social, menos de una política democrática y de las hazañas de los héroes de la revolución. En fin, se filtra en ellos toda una propuesta de la condición del ser macho latino, un antihéroe que vendrá a subsistir por sus enfrentamientos con un estado que le ha decretado, en apariencia comunicacional, una guerra. Es la situación que irá generando todo el entramado de una de las empresas más exitosas en réditos que ha salido del redil latinoamericano, pero a la vez, de las más trágicas y violentas.

VII Encuentro de las Artes del ILIA. En el marco de la exposición NarColombia.
Diálogo sobre "El Narcocorrido Colombiano, una estética y una expresión artística cuestionable?".
Omar Rincon, X Andrade, Héctor Domínguez Rubalcaba y mi persona.
Puede ser una imagen de 4 personas, televisión, ajedrez y texto

Todas las re