viernes, 1 de marzo de 2013




Rousseau y la idea de Revolución

(a los 300 años de su nacimiento)

David De los Reyes 




Podemos  comenzar afirmando que  las ideas de Rousseau eran revolucionarias mas él no lo era. Nunca se alisto en ninguna facción, movimiento partido político que fuera en contra de Estado monárquico del momento; no alentó tampoco a qué  grupo alguno llevase a la acción sus ideas; nunca estuvo en su hacer alentar la acción revolucionaria organizando a las masas o estableciendo un conjunto de acciones encaminadas a cambiar el orden existe como tal.  Su fuerte personalidad individual lo llevó a trascender tales contingencias  que le ofrecía la sociedad de su momento. Lo que si hizo fue llevar a cabo duras críticas a los modos y formas de la decadente sociedad francesa de su momento.

Así que podemos preguntarnos ¿Ideas revolucionarias? Sí y no. Sí respecto a lo que planteó en relación a la visión que tenía de la política, de su experiencia y particular experiencia de la republicana ginebrina y ello contrastaba e iría en contra del absolutismo reinante en la Europa de manera general, pero sobre todo a la extensión geográfico político francés.

No, porque su concepción no era una utopía para los ginebrinos de ese entonces, el cual era su país de origen, donde se respiraba un aire democrático avangarde y surgido a través de una voluntad general en relación a las decisiones legales y públicas que se tenían en dicha ciudad. Por ello es que cuando se habla de Rousseau como revolucionario encontramos un exabrupto o una manipulación del personaje a causas extremas políticas mas que a una realidad  de su personalidad; no deja de ser sino una opinión poco sopesada, dicha a la ligera, infundada por aquellos que quieren ver en él un paladín de la revolución que vendría a  surgir en 1789 gracias a sus propuestas, pero que seguramente no hubiera participado en lo absoluto con los guillotinazos a la Robespierre. En su autobiografía Confesiones (parte I, libro V), encontramos una declaración personal de principios al respecto:

“Cuando se tomaron las armas en 1737 vi, estando en Ginebra, al padre y al hijo salir armados de la misma casa, el uno para subir al ayuntamiento, el otro para marchar a su barrio, seguros de encontrarse dos horas después  el uno frente al otro expuestos a degollarse mutuamente. Este espectáculo espantoso me hizo una impresión tan viva que juré no mezclarme jamás en ninguna guerra civil, y no sostener en el interior la libertad con las armas, ni personalmente ni por consentimiento, si alguna vez recobrase mis derechos de ciudadano (itálicas nuestras)”. 

En una carta dirigida a la señora de Wooton, fechada  el 27 de septiembre de 1766, insiste: La sangre de un solo hombre tiene mayor valor que la libertad de todo el género humano…Se asume como  un hombre de mundo, solitario, ¿un cosmopolita diríamos  hoy? En su texto de Rousseau juez de Jean-Jacques (Diálogo III), lo vuelve advertir pues: profesa el respeto más sincero  a las leyes y a las constituciones nacionales, y que siente mayor aversión por las revoluciones y por los coligados de toda especie.  Sus palabras son elocuentes al respecto. Personalmente es un escritor que propone ideas. Políticamente se coloca al margen de toda manifestación violenta, que vaya en contra de la constitución asumida por una nación y no siente ninguna simpatía por cualquier movimiento revolucionario. ¿Utópica su propuesta? No, como ya dijimos, es la reconstrucción intelectual de la realidad ginebrina que coloca en contraste en relación al país que lo acoge es su ceno, Francia, y en el que va a germinar sus ideas republicanas, pero no por su voz sino por los dirigentes conspicuos que quieren llevar a cabo un cambio de orden político, en principio cercano a la monarquía constitucional, propuesto por Montesquieu; luego, gracias a la acción de huida de Luis XVI, en rechazo total a una reconciliación con el monarca se asumirán revolucionarios. Entonces buscan una justificación ideológica. Ahí está el Contrato Social.  Las ideas de Rousseau los guiará y les donará un proyecto de sociedad. Una sociedad donde la lógica y la razón conducirán a una desesperación que aniquilará a una buena parte de ciudadanos no simpatizantes con esa idea de cambio. Rousseau no vive el horror del Reino del Terror para verlo (¡de lo que se salva!). Tampoco para juzgar la situación. Es un ausente  que físicamente lo reviven mediante su invocación gracias a sus ideas, mas no por ejemplo de su experiencia de vida. Recordemos: la sangre de un solo hombre tiene mayor valor que la libertad de todo el género humano. El Dr. Guillotín y su racional máquina de la muerte si tenía más sed de sangre que el romántico, atribulado y excéntrico ginebrino.

Groethuysen observa, sin embargo,  que Rousseau intuyó que vendría una revolución, pues en el Emilio refiere, con una certera frase, que nos aproximamos a un estado de crisis y al siglo de las revoluciones (libro III). Sabía que una constitución y una corte (junto a un monarca) decadente se cernía sobre Francia conduciéndola a su ruina (la secuela de todos los monarcas luises – XIV, XV y XVI- abonarían el suelo para el cambio, llevando al país a la inoperancia económica hacia al maltrato y displicencia social). Tampoco que una revolución sería conducida únicamente a través de sus ideas o que hicieran justicia en reconocer sus propuestas revolucionarias. Si aspiró a algún reconocimiento su obra política sería, (además de su descripción personal de fenómeno republicano político), de orden moral, de  comprender su  afán personal por el bien político y su cuestionamiento a la sociedad  en que vivió y por la cual sintió un amor-odio permanente, llevándolo a establecer unas relaciones polémicas con sus amigos y con las ideas y posturas, estilos de vida y gustos de su entorno epocal. El reconocimiento a que aspira es a su personalidad moral, no a su condición supuesta de  revolucionario. Jamás supuso que su nombre estaría ligado a la revolución que emergía en el suelo político y social de Francia. Como lo señala Groethuysen  (1985:243):

“Cuando, durante una de sus estancias en París, se entera de que hay trastornos, no piensa más que en buscar asilo fuera del reino, pero no lo hizo porque se sentía tranquilizado con su pequeñez (y su) apacible humor (Confesiones, parte II, libro XI), y porque creía que en la soledad en que (quería) vivir, no podía penetrar tormenta alguna hasta él”. 

La tranquilidad de ser un paseante solitario lo protegía  y lo llevaba a vivir retirado, en soledad, con su condición de hombre separado de los acontecimientos sociales de los que, en realidad, no le interesaba participar e intervenir, ni física ni intelectualmente con sus ideas.  Sus ideas no buscan una actualización inmediata por medio de la acción. Para él está claro que la sociedad sería más dichosa si se hubieran limitado a su constitución primitiva y al ejercicio del derecho natural entre gentes. Pero ya no se puede remontar la sociedad a tiempos inocentes y de igualdad condición, pues  había dejado de serlo hacía muchos siglos.

En su carta de Respuesta al Rey de Polonia afirma que si alguna gran revolución debiera surgir  sería casi tanto de temer como el mal que pudiera curar y que es censurable a desear imponer prever.  La Revolución es tan cuestionable y peligrosa como lo es censurable el régimen decadente y corrupto, autoritario e injusto que pretende sustituir (de la monarquía absoluta francesa). Pareciera que nuestro autor está próximo a que la sociedad evolucione para mejor mediante reformas, pero el poder nunca tiene miramientos contra todo aquello que le lleve a perder sus privilegios y su dominio ante lo social.

Respecto a poder recobrar el hombre cierta felicidad social podemos encontrar las aclaraciones dadas por él en el Contrato Social, donde juzga que el estado ideal y del porvenir sería el de la república, pero en las pequeñas repúblicas, no en las que pudieran surgir de los grandes reinos o de las naciones extensas. Su modelo de instituciones públicas es tomada de la constitución de Ginebra; ella es un ejemplo para Europa (Cartas escritas desde la montaña, parte I, carta IV). Sin embargo no hay ninguna declaración en la que exalte a los hombres de su presente  acariciar la posibilidad de  encontrar realizada esa forma de gobierno donde se coloca no a  unos hombres por encima de otros, sino sólo a las leyes por encima de los hombres.

¿Qué hizo que las ideas de Rousseau sean revolucionarias a pesar de que él no tenía en su personalidad ningún viso de revolucionario? Su pensamiento, de hecho, será revolucionario por  una idea de derecho, y ello significa querer una reforma, de solicitar reivindicación, establecer un deber-ser universal para el conjunto humano al que va referido. Independientemente que sus proyectos fuesen realizados o no nos encontramos que el derecho presenta en el Contrato Social  (libro I), una relación respecto a la obediencia o no de las leyes establecidas. Las leyes nos llevan a cumplirlas, el pueblo está obligado a ello, lo cual es lo justo; pero también advierte que también puede sacudirse del yugo que lo reprime y eso es mejor: porque, al recobrar la libertad por el mismo derecho que se le ha arrebatado, o está autorizado a recobrarla, o no lo estaban para quitársela. Con estas palabras vendría a legitimar una acción de rebelión o de revolución frente a un régimen injusto.

Su pensamiento es revolucionario por enfrentarse a un orden existente. No hay manera de reconciliar el deber ser con lo que es, en tanto realidad vivida por el pueblo; no valen simples reformas que permitan hacerlo evolucionar hacia un mejor estado de cosas existentes. En el orden existente podemos encontrar errores de principios realmente malos, en lo que se puede fijar una acción para encaminar lo que es hacia una condición legal y política mejor y más justa.

Para los filósofos de su momento podemos notar que, al fijarse en la historia, encuentran una evolución en del desarrollo de los estados. Rousseau irá en contra los fundamentos mismos de dicha teoría. Podemos encontrar que para ciertos pensadores  conciben amplias esperanzas en un futuro incierto sin temer que rechazar  de forma absoluta todo lo corrupto y malo de lo que se vive en el presente.  Ello no lo podrá admitir Rousseau. Pide el cambio total de todas las condiciones morales de la vida.  No se contenta sólo con la crítica o una oposición de ideas. La postura intelectual del ginebrino será más radical y, por tanto, más difícil: no se alza contra determinado abuso de un régimen sino contra un estado de cosas, contra un estilo de vida y el espíritu de toda una época, contra las maneras de pensar decadente y  del sentir de su presente en la mayoría y en los llamados ilustrados, pues en ello se encuentra la aceptación y la propagación de los abusos; su postura es contra una mentalidad establecida que hay que cambiar, en principio, individualmente y posteriormente concretizarla en el derecho constitucional.  Rousseau, que representa un símbolo:

Ha luchado contra su siglo, ha sido un mártir Este ginebrino es el primer francés de los nuevos tiempos. Ha hecho, por su manera de ser y por su modo de combatir contra la sociedad, una revolución individual que ha precedido a la gran revolución colectiva. No es de su siglo, se adelanta a su época, y los revolucionarios hubieran querido verlo entre ellos (idem:247). 

Rousseau más que un revolucionario social y político ha mostrado su carta sobre la mesa de la metafísica política de  la modernidad: antes que ir a ver cómo se reacciona socialmente en el conjunto de los hombres, las nuevas propuestas de un estado nuevo ha manifestado la necesidad individual de cambiarse a sí ante de querer cambiar a los demás, de observar en nuestras maneras de sentir, pensar y ser en relación a lo que es nuestra vida individual, subjetiva, personal. Su vida se adelanta a su época; su condición de ciudadano de Ginebra le acompañará a lo largo de su existencia más allá de los límites de su ciudad. Será una permanente búsqueda personal y del conocerse de así, del amor de sí, que lo lleva a practicar maneras de vivir y existir que aún son demasiado novedosas para ser aceptadas de forma universal por un estado. Sólo las publicita pero antes de ello ya las  ha vivido en y por él en los límites de su propia convivencia e imaginario social e individual.

Más que ser  un utopista, que imagina posibilidades distintas al que encuentra en el orden existente, es un soñador. Elevándose por encima de la sociedad del momento, la combate de forma pertinaz con la palabra que ha forjado a partir de la ensoñación de espacios; de hombres y relaciones imaginados en tanto placer  que  surge de la construcción subjetiva personal ideal. Se ha expresado respecto a la insuficiencia  del mundo en que vive, ha hablado contra la propiedad, de la hipocresía, la miseria humana, de querer que no hubiera ricos y menos pobres. Sus razones nos muestra la intensidad de su sufrimiento al ver los principios en que se desenvuelve la sociedad en que habita junto a sus imperfecciones. Sin embargo no posee una visión concreta de las cosas; se despliega y se desparrama en la espuma de su imaginación y ello no da pie para una acción real guiada por una visión que le dé  una situación política real  vivida.  Combate contra todo el mundo sin tener una idea segura contra qué combate. La sociedad nos hace desdichados, pero  a qué sociedad se refiere, la de su presente, la del pasado, la de más allá o más acá; no es concreta su queja, sólo una emoción lanzada contra todo y contra nada.  “Es luchar en el vacío. En todo tiempo se ha lloriqueado mucho  sobre la condición de la naturaleza humana, sobre la sociedad y qué se yo sobre qué más, sin que todas las  lamentaciones hayan servido para algo” (idem:248). Nada es menos revolucionario que  una crítica a la sociedad en general. No hay qué objetivos a tomar,  solo molinos de viento que parecen gigantes sobre el horizonte. Así que quien se manifestara en concreto contra el régimen feudal reinante o contra la monarquía absoluta sería más peligroso que todas las críticas que un Rousseau  expresara pero sin llegar a precisar nada.

Sin embargo Rousseau es un espíritu peligroso para aquellos que gustan del reposo y de la tranquilidad, y piensan que todo va mejor que nunca.   Y al hombre social que dirige sus ataques será al del francés del siglo XVIII. No  hace crítica a un medio social; saca lo realmente humano de sus experiencias personales; y busca al fenómeno mismo para envestirlo. Vivió en lo general y sufrió por lo general; combina lo general con el punto de vista de lo concreto, llegando a ejercer un malestar en sus contemporáneos. Su hombre social es con el que se encontrará al ser arrancado de su vida fuera de  su ciudad: Ginebra y  se sabe distinto a él. Sus palabras son elocuentes al mostrarnos su malestar ante el prójimo francés: Dejadme vivir a mi antojo, soy distinto a vosotros.  Es de otro país, no de Francia, en donde encuentra un hombre social  que tiene maneras de vivir, traiciones e ideas distintas  a las suyas.  Y para él ello puede ser normal: ¿Qué de extraño que no sea como vosotros? Son dos maneras de ser que nacen de tradiciones diferentes. Será un extranjero a lo largo de su vida en donde quiera que se encuentre. Pareciera querer conservar en París el conjunto de las costumbres helvéticas que arraigaron en él. Encuentra que hay un divorcio entre su naturaleza y la de los demás. Lo que constituye la fuerza de Rousseau es que aquello  que hay en él de individual encuentra un fundamento en tradiciones que  expresan  la mentalidad de un pueblo, del pueblo ginebrino (idem:251).  De esta forma podemos comprenderlo, no es una especie de  taciturno solitario, de misógino,  o  un salvaje, un hombre natural sin más,  un nihilista que parte de la nada para volver a la nada. Es un hombre que sus modos de pensar y vivir son los que han permeado en él en los primeros tiempos de su vida y que están en permanente contraste (y contradicción republicana), con el resto de los hombres que encuentra a su  paso. Cuando critica a la sociedad francesa lo hace desde la orilla de su representación de los principios  y tradiciones de  un ginebrino. Invoca al campesino del Valais (suizo),  contra quienes  no saben concebir la vida más que bajo formas sociales y artificiales. Sea en lo religioso o en lo político su visión personal natal es determinante para su combate al hombre social francés. Así, por ejemplo, el Contrato Social no es una utopía, es  un orden existente de acuerdo a su modelo de patria real y rememorada. El pinta un mecanismo político real, un amor a la justicia, una necesidad de libertad personal y de igualdad ante la ley, una democracia republicana, sin que  con ello se pueda decir que será una mera representación calcada de la realidad ginebrina. En su concepción se mezcla esta objetividad política junto con sus aspiraciones e ideas personales que le conforman su imaginario político. Su felicidad se halla cerca de la comarca de Vaud (Suiza); leámos en Confesiones (parte I, lib.IV): Cuando el ardiente deseo de esta vida dichosa y amable, que  huye de mí y para la cual había nacido, viene a inflamar mi imaginación, es siempre en la comarca de Vaud, cerca del lago, en una campiña encantadora, donde se fija.

Eso desde su concepción crítica de la vida y cultura gala. Pero Francia será también un gran amor: Amo a Francia y la echaré de menos toda mi vida; si mi destino dependiera  de mí, iría allí a acabar mis días, nos dice cuando vive en Inglaterra y le escribe al marqués de Mirabeau, el 31 de enero de 1767. Rousseau amó a su patria pero, a la vez, se sintió atraído por una cultura que no era la suya y que no la encuentra en su país, y ella estará presente en el desenvolvimiento de la sociedad que amo y odio; en ella encuentra una fineza de tacto, de corazón de la que está de manera constante en toda su obra, pues para él el pueblo francés sigue amando lo que es justo y decoroso, dice al final de su vida en una carta a su amigo Dubelly, del 12 de marzo de 1770. Sigue siendo un republicano en una tierra donde nadie se hubiera atrevido a serlo, es decir, ningún francés se pronunciaría por querer cambiar la monarquía por una república. Si bien se adelanta  a su época por sus propuestas políticas no verán su realidad más tarde, cuando con un esfuerzo colectivo serán establecidas por la violencia y la confrontación a un orden decadente y sin esperanzas de seguir existiendo inmodificado en el suelo de la historia europea.

Rousseau puede manifestarse en contra de los reyes y la monarquía absoluta, pues no es fiel a ninguno; es un hombre libre, un extranjero que no es en absoluto súbdito del rey (Carta a Saint Germain, 26 de febrero de 1770). Nada le impide ser, pues, republicano; esa idea le es familiar, la ha absorbido de su país. Como se verá para entonces, nada más distinto que un francés de un ginebrino y viceversa. Como nos refiere Groethuysen:

“Quizá forma parte del espíritu de los suizos el buscar inspiraciones en otros países, ensanchar sus opiniones y vivir en una comunidad más grande que la suya, a reserva de sentir el Heimweh de que habla Rousseau en una de sus cartas. Por otra parte, el ejemplo de Rousseau demuestra que Suiza devuelve lo que toma de las demás naciones, haciendo ver a sus vecinos que hay formas de vida que no son ajenas a su espíritu, pero que ella sola, favorecida por las circunstancias, ha sabido desarrollar” (idem:263). 

Sin embargo Rousseau nació  político, su país, con sólo respirar entre sus calles, le daba esa dimensión que carecían el resto de los individuos de otras regiones en que no se presentaba la vivencia real de practicar cotidianamente la política en su comunidad de forma expresa y declarada. De ahí que en él arraigó tanto el interés por ese campo pues, como  refiere en sus Confesiones (parte II, lib.IX): Había visto  que todo radicaba esencialmente en la política, y que, de cualquier manera que se hiciese, ningún pueblo sería sino aquello que la índole de su gobierno le haría ser.  Tal declaración no es mera sentencia intelectual de un historiador, de un filósofo, o de un economista sino de alguien que lo había vivido en realidad, en el mundo estrecho pero intenso de la concentrada política de la pequeña democracia de Ginebra. Los conflictos y avenencias de ese pueblo no parten de lo que sucede en la corte sino de las contradicciones, de las tendencias, de las fuerzas vivas que emanan del mismo pueblo en tanto enfrentamiento de opiniones y polémicas vividas. Los ginebrinos sabían más de la real politic que lo que pudiera pensar un filósofo de ese tiempo a través de lecturas y teorías enmarcado en el salón de su casa, sin respirar las pestilencias y los aromas de la calle en la polis misma. Comprendió que las sociedades políticas y civiles son organismos puramente humanos donde los vicios de los hombres hacen necesarias estas organizaciones, y solo las pasiones humanas las conservan. Quitadles todos los vicios a vuestros cristianos, y ya no tendrán necesidad de magistrados ni de leyes; quitadles todas las pasiones humanas, y el vínculo civil pierde  al instante toda su fuerza; ya no hay emulación ni gloria ni anhelo por las preferencias; el interés particular queda destruido; y perdido el sosten conveniente, el estado político cae en postración (Carta a Usteri, 15 de julio de 1763). Donde encontramos que la justificación del estado y su política tiene como móvil el interés, a la vez,  individual y general como fundamento de todo organismo político; condición que hemos visto cómo la han castrado todos los regímenes marxistas, socialistas, conservadores, fascistas, nacionalsocialistas y conservadores tanto de antes como de hoy.  La ambición por el poder está enraizada en toda civilización y  al detentarlo se abusa de él, entonces sólo queda por hacer que en el espíritu de los ciudadanos prevalezca el interés general por encima del particular; todo gobierno, por ende, debe estar subordinado a la voluntad general y debe estar observado y controlado de forma permanente por el pueblo. La desconfianza del pueblo ante sus gobernantes es esencial si quiere permanecer libre y para ello debe vigilar constantemente los poderes constituidos y su ejercicio.  En política republicana nos encontramos con el problema de poner la ley por encima de los hombres, haciendo reinar la justicia en la extensión de la organización social, sin tratar de  despertar sentimientos de justicia entre los hombres  al recordarles sus verdaderos intereses, destruyendo sus prejuicios o iluminándolos con razonamientos filosóficos u otros. Todos esos sentimientos serán precarios y llevarán a un mal funcionamiento de lo político. El punto central está en organizar la justicia a todos los niveles y hacer que los hombres honren y acepten las leyes de  su organización, sean aquellos considerados buenos o malos.

En las leyes Rousseau encontraba el perfeccionamiento político de las mismas, en la medida que ellas emanaban de una voluntad general libre. Ellas llevan a que un pueblo se constituya como una individualidad bien definida. No se trata de hacer sólo a los hombres mejores o de iluminarlos individualmente, sino de considerarlos desde el punto de vista colectivo; más que desarrollar unas facultades individuales de forma aislada, está en  buscar desarrollar unos valores morales sociales. De esta manera  no se trata de sacar de la filosofía  cómo se puede transformar  el orden existente sino que se debe tener otras concepciones para la evolución y cambios del ser político de un pueblo.  No sirve sólo declarar los derechos del hombre sino que es preciso introducirlos en la médula de la estructura misma de la organización social y en el arraigo del ser social político del pueblo. Rousseau, no es revolucionario, sólo nos muestra, nada más y nada menos, que para que le derecho a la libertad y, a la igualdad sea conservado para todos indistintamente debe vivir tanto en la voluntad general como un principio que inunde y sustente a las elecciones y acciones que emana de la voluntad individual. En Rousseau lo que podemos observar es su reiterado empeño en presentar unas técnicas de cómo se forma un pueblo,  en cómo se arraiga una sentimiento patriótico natural vinculando individualidades y sentimientos a una causa común por el bien global.

Nos habla que lo que pareciera ser el problema de todo revolucionario, es decir, plantearse el problema del cambio social dentro de un orden existente que lo amerita por las exigencias del espíritu y las necesidades de sobrevivencia de una nación, de un pueblo, junto a la condición de vida de cada individuo para sí.  Y ello estriba en cuáles son las condiciones que se deben cambiar. El orden reinante es complejo y ninguna revolución puede cambiar totalmente todos sus elementos, de sustituir unos factores por otros enteramente nuevos. La revolución hace enunciados sobre lo que considera como malo y se presenta como factor a cambiar pero para ello también es preciso saber cuál es la finalidad que se persigue con dicha alteración del orden nefasto. No sólo con cambiar se hace la revolución: los fines cuentan. En un principio nos encontramos que debe existir el sentimiento de un malestar generalizado y en un segundo momento en encontrar lo que lo motiva, el mal arraigado en algún adversario social, sea partido, líder, ejército, iglesia, grupos económicos, etc. Y lo difícil es hallar esa causa primera que genera los abusos que se hacen sentir colectivamente.

De ahí que se deba partir de un punto de vista general y encontrar las ideas y procesos que universales que pueden llegar a determinar los destinos de los hombres.  El adversario, el culpable de tal designio funesto, será el que impida la liberación de los espíritus y el desarrollo del hombre autónomo para sí pero dado a su colectividad. Para ello se tiene que desarrollar, postura rousseauniana, los derechos de todos unidos dentro de una comunidad de iguales ante la ley, en donde tiene que reinar la voluntad general; el adversario sería siempre un déspota pues sólo irá a sus intereses, así sea en nombre de conminar al pueblo  en todo momento junto a él. Lo que nos muestra este ginebrino que la mayoría de las desdichas sociales está arraigadas al grado de madurez de los pueblos en el sentido que sus desdichas, dentro del estado social,  se deben a que los hombres (en el poder), reinan o mandan por encima de las leyes; situación vivida con Luis XVI en Francia del siglo XVIII. Lo que busca este pensador nacido político, es construir un orden político no centrado en la figura del líder o del hombre providencial, mesiánico, único, sino en un orden popular fundado sobre la columna organizacional permanente pero dinámica de la ley y su sentido universal de justicia. Por tanto, si bien puede criticarse a las autoridades religiosas elevándose como ductores de pueblos sin precisar una ley humana y justificando una ley divina, igualmente podemos cuestionar el totalitarismo que surge tanto de un partido único y de  líderes elegidos, mesiánicos, caudillos militarescos, dictadores iluminados, caudillos tropicales o africanos, de animales soberbios y ególatras, que igualmente observarán que ellos tienen todo el derecho para colocarse por encima de las leyes y gobernar con las leyes diseñadas a sus intereses personales; la propuesta rousseauniana no decanta en  repúblicas establecidas por un culto de corderos y popular a la personalidad o a una iglesia, sino un culto ciudadano al ejercicio de las leyes de forma igual y racional  para todos ante ellas.

Finalmente podemos decir como referimos al principio las ideas de Rousseau  son revolucionarias más no él, más no su bitácora de viaje individual. Su visión política está centrado en la conjunción de un orden en que  las leyes vuelvan a tener un sentido vital para el orden ciudadano, donde todos estemos bajo el cobijo de ellas y no poder presentarse ocasión para que cualquier se coloque por encima de su majestad. La voluntad del pueblo es un concepto que tiene un carácter revolucionario en la medida que es garante de que las leyes sean el factor determinante de la vida de una nación y no la nación esté determinada por la voluntad de un líder o de un partido único, que a la final siempre vela por su interés, su soberbia, su patología por el poder (y el presupuesto de una nación), y su vanidad política. Si bien las leyes pueden que no sean perfectas pueden llegar, por reforma y evolución cultural política de un pueblo, transformarse para que sigan permaneciendo como el instrumento que dirige las velas de una nación ante los vientos intempestivos de su historia.

Rousseau no era un revolucionario pero revolucionó el sentido de cómo hacer la política en la modernidad en función del bienestar común por medio de las leyes universales y democráticas.


Bibliografía

Groethuysen, B.: 1985: J.J. Rousseau. F.C.E. México

Rousseau, Ouvres completes, 5 vol. La Pléiade. Paris.

Advertencia: Este artículo es de dominio público. Agradecemos que sea citado con nuestra dirección electrónica: www.filosofiaclinicaucv.blogspot.com




Reflexiones al cumplir mis ochenta años


Bertrand Russell


(texto clásico)



Al alcanzar los ochenta años es razonable suponer que la mayor parte de la obra de cada uno está realizada y que lo que queda por hacer será de menor importancia. La parte más importante de mi vida ha estado consagrada constantemente, desde la adolescencia, a dos objetivos diferentes que, durante mucho tiempo, han sido independientes y sólo en los últimos años se han unido en un conjunto único. Por un lado, quería poner en claro si es posible algún conocimiento; por otro, quería hacer todo lo que fuera posible para la creación de un mundo más feliz. Hasta los 38 años, dediqué la mayor parte de mis energías a la primera de esas tareas. Fui asaltado por el escepticismo y me vi forzado a concluir, de mala gana, que mucho de lo que pasa por conocimiento está sujeto a razonables dudas. Necesitaba yo la certeza como otros necesitan la fé religiosa. Creía que la certeza podría ser encontrada con mayor probabilidad en las matemáticas que en cualquier otra esfera. Pero descubrí que muchas demostraciones matemáticas, cuya aceptación por mi parte mis profesores estaban seguros de obtener, estaban llenas de falacias y que, si verdaderamente la certeza debía encontrarse en las matemáticas, lo sería en una nueva clase de matemáticas, con fundamentos más sólidos que los que hasta entonces se habían tenido como tales. Pero, según avanzaba en este trabajo, recordaba constantemente la fábula del elefante y de la tortuga. Habiendo construido un elefante sobre el que podrían descansar las matemáticas, me di cuenta de que el elefante se bamboleaba y procedí a construir una tortuga que sostuviese al elefante. Pero la tortuga no era más sólida que el elefante y, después de unos veinte años de un trabajo muy arduo, llegué a la conclusión de que no quedaba nada más que yo pudiese hacer para asentar un conocimiento matemático indubitable. Luego vino la primera guerra mundial, y mis pensamientos se concentraron en la miseria y la locura humanas. Me parece que ni la miseria ni la locura forman parte de la inevitable herencia del hombre. Estoy convencido de que la inteligencia, la paciencia y la persuasión podrán liberar, más pronto o más tarde, a la especie humana de las torturas que a sí misma se ha impuesto, con tal de que antes no se extermine a sí misma.

Fundado en esta creencia, he tenido siempre cierto optimismo, a pesar de que, conforme he ido envejeciendo, ese optimismo se ha hecho más sobrio y la feliz solución final se ha alejado mucho. Pero sigo siendo completamente incapaz de coincidir con aquellos que aceptan, de un modo fatalista, la opinión de que el hombre está destinado al sufrimiento. No es difícil descubrir las causas de la infelicidad del pasado y del presente. Ha existido la pobreza, la peste y el hambre, debido al imperfecto dominio del hombre sobre la naturaleza. Ha habido guerras, opresiones y torturas, debido a la hostilidad del hombre hacia sus semejantes. Y han existido miserias morbosas, alimentadas por credos tenebrosos, que llevaban a los hombres a una profunda discordia íntima que hacía inútil cualquier prosperidad externa. Todo ello no es inevitable. Por lo que se refiere a todas esas causas, se conocen medios con las que pueden ser superadas. En el mundo moderno, si existen comunidades desgraciadas, es porque esas comunidades lo quieren así. O, hablando con más precisión, porque están sometidas a ignorancias, hábitos, creencias y pasiones, que son más queridas por ellas que la felicidad e, incluso, que la vida. En nuestra peligrosa época, encuentro muchos hombres que parecen enamorados de la miseria y de la muerte y que se encolerizan cuando se les habla de esperanzas. Creen que la esperanza es algo irracional y que, situándose en una perezosa desesperanza, no hacen otra cosa que aceptar los hechos. No puedo estar de acuerdo con esos hombres.  Seguir teniendo confianza en nuestro mundo, pone a prueba nuestra energía y nuestra inteligencia. En los que desesperan, con mucha frecuencia, es la energía la que falta. La última mitad de mi vida ha transcurrido en uno de esos dolorosos períodos de la historia humana durante los cuales el mundo va de mal en peor y las victorias del pasado, que parecían ser definitivas, han resultado sólo momentáneas. En mi juventud, nadie ponía en duda el optimismo victoriano. Se pensaba que la libertad y la prosperidad se extenderían gradualmente por todo el mundo, siguiendo un ordenado proceso de desarrollo; se esperaba que la crueldad, la tiranía y la injusticia irían disminuyendo de manera continua. Casi nadie estaba obsesionado por el temor a grandes guerras. Casi nadie pensaba que el siglo XIX era un breve intermedio entre la barbarie del pasado y la del futuro. Para los que se educaron en aquella atmósfera, el ajuste con el mundo actual ha sido difícil. Ha sido difícil no sólo sentimentalmente, sino también intelectualmente. Ideas que se creían acertadas han resultado inadecuadas. En algunos casos, las libertades valiosas han resultado muy difíciles de conservar. En otros, especialmente por lo que se refiere a las relaciones entre las naciones, las libertades anteriormente estimadas han resultado fuentes potenciales de desastres. Se necesitan nuevos pensamientos, nuevas esperanzas, nuevas libertades y nuevas restricciones a la libertad si el mundo debe salir de su peligroso estado actual. No puedo pretender que lo que he hecho en relación con los problemas políticos y sociales haya tenido gran importancia. Es relativamente fácil ejercer un efecto inmenso gracias a un evangelio dogmático y preciso, como el del comunismo. Pero, por mi parte, no puedo creer que lo que la humanidad necesita sea algo preciso o dogmático. Ni puedo creer firmemente en ninguna doctrina parcial que se ocupe solamente de alguna parte o de algún aspecto de la vida humana. Existen los que mantienen que todo depende de las instituciones y que las buenas instituciones darán lugar, inevitablemente, al milenario. Y, por otro lado, están los que creen que lo que hace falta es un cambio en los corazones y que, comparado con esto, las instituciones son de poca importancia. No puedo aceptar ninguna de esas dos concepciones. Las instituciones moldean el carácter y el carácter transforma las instituciones.

La reforma de ambas cosas debe realizarse al unísono. Y, si se quiere que los individuos conserven el grado de iniciativa y de flexibilidad que deben tener, no se les debe forzar para que todos se metan en un molde rígido; o, para cambiar de metáfora, no se les debe alinear en el mismo ejército. La diversidad es un factor esencial, a pesar de que impida la aceptación universal de un evangelio único. Pero predicar semejante doctrina es difícil, especialmente en tiempos penosos. Y es posible que no sea eficaz hasta que alguna experiencia trágica nos enseñe su amarga lección.

Mi obra está cerca de su fin, y ha llegado el tiempo de que pueda examinarla en su conjunto. ¿Qué es lo que he conseguido y qué es lo que he dejado de conseguir? Desde muy joven, me imaginaba a mí mismo dedicado a empresas grandes y difíciles. Hace 61 años, paseando sólo por el Tiergarten, sobre la nieve que se fundía y bajo el frío resplandor del sol de marzo, decidí escribir dos series de libros: una, de libros abstractos, que fueran siendo gradualmente más concretos; otra, de libros concretos, que fueran siendo cada vez un poco más abstractos. Estas series debían ser coronadas por una síntesis en la que se combinaría la teoría pura con una filosofía social práctica. Excepto la síntesis final, que todavía se me escapa, he escrito esos libros. Han sido aclamados y alabados, y los pensamientos de muchos hombres y de muchas mujeres se han visto afectados por ellos. En este sentido, he conseguido lo que me proponía. Pero, por otro lado, tengo que confesar dos fracasos: uno externo y otro interno. Empecemos por el fracaso externo: el Tiergarten se ha quedado desierto; la puerta de Brandenburgo, por la que entré en él aquella mañana de marzo, se ha convertido en la frontera de dos imperios hostiles, que se acechan mutuamente a través de una barrera casi invisible y que preparan, con gesto torvo, la ruina de la humanidad. Los comunistas, los fascistas y los nazis han declarado la guerra, unos tras otros, a todo lo que consideraba bueno y, al derrotarlos, mucho de lo que intentaban salvaguardar sus contrincantes se está perdiendo. La libertad se considera debilidad, y la tolerancia se ha visto obligada a vestirse con el ropaje de la traición. Los viejos ideales se tienen por inoperantes y ninguna doctrina que esté exenta de rudeza merece respeto.

El fracaso interno, de poca importancia para el mundo, ha convertido mi vida mental en una batalla perpetua. Empecé con la creencia, más o menos religiosa, en un mundo platónico eterno en el que las matemáticas brillaban con una belleza como la de los últimos cantos del Paraíso. Terminé llegando a la conclusión de que el mundo eterno es algo trivial y que las matemáticas son únicamente el arte de decir lo mismo con palabras diferentes. Empecé creyendo que el amor, libre y valeroso, podría conquistar sin lucha el mundo. Y terminé apoyando una guerra cruel y terrible. Esto fue un fracaso. Pero, bajo este fardo de fracasos, soy consciente todavía de algo que considero una victoria. Es posible que haya concebido incorrectamente la verdad teórica; pero no estaba equivocado al pensar que existe tal cosa y que merece que seamos fieles a ella. Puedo haber creído que el camino hacia un mundo de seres humanos libres y felices era más corto de lo que realmente es; pero no estaba equivocado al pensar que es posible ese mundo y que merece la pena vivir con la idea de acercarnos a sus límites. He vivido persiguiendo una visión personal y una visión social. La personal: amar lo que es noble, lo que es bello, lo que es benévolo, permitir los arrebatos de intelección que ofrezcan sabiduría a tiempos más mundanos. Social: ver con la imaginación la sociedad que debe ser creada, donde los individuos se desarrollen libremente y donde el odio, la codicia y la envidia se extingan porque no exista nada que pueda alimentarlos. Creo en estas cosas, y el mundo, con todos sus horrores, no ha podido conmover esas creencias.







Es más fácil fabricar dinero en la riqueza 


Mauricio Ortín



No es lo mismo fabricar dinero que producir riqueza. Hacer dinero es mucho más fácil, sólo es menester contar con tinta, papel y una imprenta. Mucho más complicado es generar riqueza. El dinero circulante es un instrumento que representa el valor de los bienes producidos por la sociedad. Así, en teoría, si un país durante un año produce bienes y servicios por valor de cien pesos deberá, también, incrementar el circulante cien pesos en moneda. Ahora bien, ¿qué pasa cuando en caso de producir cien se adicionan doscientos en moneda? Sucede que el Estado nacional (el dueño de la maquinita de hacer dinero), de un día para el otro y mediante el mero trámite de imprimir billetes, se encuentra en condiciones de comprar la mitad de todos los bienes y servicios producidos por la parte privada. Al no ofrecer nada nuevo, servicios o algún otro ítem que respalde la suma de dinero inyectada al sistema, el Estado se comporta como un simple ladrón de la propiedad privada. La reacción inmediata y defensiva de los ciudadanos ante semejante abuso generalmente es la de aumentar en proporción parecida el precio de los servicios que prestan o de los bienes que producen. 

Así, si el Estado (fabricando dinero sin respaldo) devalúa el peso en un 30% en un año, el mismo o parecido porcentaje se verá reflejado en los precios de las mercancías y en las exigencias salariales de los sindicatos. Más, no es ninguna solución a mediano plazo desplazarse a la zaga del Estado, actualizando permanentemente precios y salarios; dado que la inflación, además de constituir un robo encubierto al entorpecer el cálculo de ganancias y el ahorro que paraliza la inversión productiva, tiene también el efecto de pervertir el ciclo virtuoso de generación de riqueza. Dada esa situación, el enfriamiento de la economía, la desocupación y la pobreza generalizada son cuestión de tiempo. Esta historia se ha repetido miles de veces desde que el mundo es mundo y, sin embargo, no se aprende. 

Ahora bien, cabe preguntarse, ¿qué conduce a un gobierno a actuar como el sepulturero de sí mismo? La respuesta radica en la decadente relación clientelista-populista, que establecen los que detentan el poder con los que mayoritariamente le aportan los votos. Pero todo tiene un límite material. Especialmente si no se es Papá Noel y lo que se reparte como dádiva no sale de una bolsa mágica sino del esfuerzo de otros. El déficit fiscal es la consecuencia de gastar más de lo que obtiene por impuestos. El saldo en rojo en aumento de la cuenta estatal torna cada vez más difícil mantener la creciente tropa de clientes políticos y lo que en principio era la fórmula para atornillarse de manera indefinida al poder se convierte en su puntapié eyector.

En una primera etapa, el despilfarro del tesoro público en función de conseguir votos puede, hasta cierto punto, financiarse y disimularse con la recaudación impositiva, el crédito externo y/ o la expropiación directa de los privados (robo de los fondos depositados en las AFJP o retenciones a la renta agropecuaria, por ejemplo). Mas, al régimen -raspada la olla del capital interno y “curado de susto” el externo- todavía le queda un desesperado y último recurso para “salvarse”: hacer funcionar “la maquinita de fabricar dinero”. Pero el funcionamiento de la maquinita por sí sola no es suficiente. Debe ir acompañada, entre otras, con restricciones a la libertad, control de precios y cepo al dólar. También, como es evidente, con el falseamiento de los datos estadísticos y la demonización de los que opinan lo contrario. Así, el gobierno kirchnerista, el verdadero responsable de la suba de precios, pretende para sí el rol del justiciero cuando dice que los congela (de paso, endosa su exclusiva responsabilidad a la “ambición desmedida de lucro de los empresarios”).

La Argentina y Venezuela vienen “cabeza a cabeza” disputándose el primer lugar del mundo en índice de inflación. El país caribeño aplica un control de precios estricto y multa o cierra a cualquier empresa que ose no respetar la medida de dejarse robar legalmente por el Estado. El destino en esa dirección es solo uno. Un régimen como el cubano donde el Estado finalmente se apodera de todo. Represión mediante, hacia allí también se dirige la Argentina.



INFORMACIÓN DE LOS INVESTIGADORES






CURRICULUM VITAE

David De los Reyes

delosreyeslopez@gmail.com



TÍTULOS ACADÉMICOS

Ø Licenciado en Filosofía. Universidad Central de Venezuela. 1981.
Ø Master en Filosofía. Universidad Simón Bolívar de Venezuela. 1990.
Ø Doctorado en Filosofía. Universidad Simón Bolívar, 1998.
Ø Estudios y Trabajo Postdoctoral. Universidad Neuchatel, Suiza. 1998-2000 
Ø Estudios completos de música en el Conservatorio "Juan  José Landaeta", 1977


ACTIVIDADES DOCENTES DESEMPEÑADAS

Profesor de las siguientes asignaturas:
Ø Pensamiento filosófico contemporáneo.
Ø Filosofía Moderna 
Ø Ética Social.
Ø Estética y Filosofía de la música.
Ø Para una Genealogía del dolor.
Ø Filosofía de la Comunicación
Ø Globalización y Comunicación. 
Ø Genealogía de la Sexualidad 
Ø Filosofía Política: Una aproximación al  Tirano en la Antigüedad clásica
Ø Filosofía Política:  J. J. Rousseau 300 años después 
Ø Fenomenología en Hegel 
Ø Genealogía de la risa y el humor en la filosofía 

CARGOS ACADÉMICOS ADMINISTRATIVOS

Ø Profesor Titular en la Universidad de las Artes, Guayaquil, Ecuador, 2016 (actual). Dpto. de Transversalidad.
Ø Profesor Titular en la Universidad Central de Venezuela, 2008.
Ø Director del Departamento de Ciencias Sociales de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Central de Venezuela: enero 1997 a diciembre del 2001.
Ø Profesor Maestría y Doctorado en Filosofía del Postgrado de la Facultad de Humanidades y Educación (FHE) de la UCV.2003-2007.
Ø Coordinador del Doctorado en Humanidades de la FHE de la UCV y colaborador del Doctorado de Ciencias Sociales (Facultad de Ciencias Económicas y Sociales –FACES-). 2004-08.
Ø Profesor Investigador del Centro de Investigaciones Estéticas del Doctorado en Filosofía de la Universidad de los Andes. Mérida. Venezuela. 2001-2014.
Ø Profesor invitado por el Departamento de Humanidades de la Universidad Metropolitana. 1993-2014.

PUBLICACIÓN DE LIBROS

Ø Medios, comunicación y poder. Nuevas Fronteras. AA/VV. David De los Reyes: Construyendo una filosofía de la comunicación para los ¿nuevos? tiempos. Ed. UCV-Fundación Carlos Eduardo Frías. Caracas 1996.

Ø Comunicación, múltiples escenarios, diversas confrontaciones, AA/VV. La Poética de la Lectura. David De los Reyes, Escuela de Comunicación Social, UCV, Caracas 1996.

Ø Comunicación, múltiples escenarios, diversas confrontaciones. AA/VV: Traducción del libro: La Televisión: un peligro para la democracia de Karl Popper. Ladrona del tiempo, sirviente infiel de John Coundry. Traducidos por David De los Reyes. ECS. UCV, Caracas 1996.

Ø El calidoscopio mediático. Ed. Comala.com, Caracas abril 2001

Ø Dios, Estado y Religión. Ed. Comala.com, Caracas, abril de 2002.

Ø Sonidos y Pensamiento. AA/VV. Nietzsche, música y filosofía. David De los Reyes. Comisión de Estudios Interdisciplinarios. UCV, Junio del 2002

Ø El Espacio y su gesto. Ed. Comala.com, Caracas, junio de 2003.

Ø El Concepto de Comunicación en la Filosofía Moderna Venezolana. Libro electrónico. Ed. Comunicación - Centro Gumilla, Caracas, 2005.

Ø Rompecabezas de una obra: Antonio Pascuali y su utopía comunicacional. Ediciones de la UCAB. Caracas 2009.

Ø David De los Reyes y otros. Suite Hobbesiana. Cuatro Ensayos: Imaginación, antropología,poder y religión. Fondo Editorial de Humanidades. UCV. Caracas 2009.

Ø David De los Reyes y otros: Comunicación y Política: reflexiones inoportunas. En: Pensamiento Político Contemporáneo, Ed. Porrúa, México 2011.

Ø David De los Reyes. Aproximación a una Genealogía del Dolor. Ed. Unimet, Caracas, 2013-14

Ha publicado múltiples artículos en Revistas Arbitradas a nivel nacional e internacional.

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CURRICULUM VITAE

María Eugenia Cisneros


TÍTULOS ACADÉMICOS

Ø Licenciada en Estudios Internacionales. 1993. Universidad Central de Venezuela.
Ø Licenciada en  Leyes. Abogado. 1999. Universidad Central de Venezuela.
Ø Licenciada en Filosofía 2003. Universidad Central de Venezuela.
Ø Magister en Filosofía y Ciencias Humanas, 2011. Universidad Central de Venezuela.
Ø Postgrado Especialización en Derecho Procesal Civil. 1993 / 1995. Universidad Central de Venezuela. Preparación Tesis.

ACTIVIDADES DOCENTES DESEMPEÑADAS 

Profesor de las siguientes asignaturas:
Ø Filosofía Moderna. 
Ø Del Individuo al Ciudadano en la Teoría Política de Hobbes. 
Ø Antropología e Imaginación en la Teoría Política de Hobbes. 
Ø Hobbes-Autor. Ø Historia de la Filosofía Moderna. 
Ø El Método En Descartes. 
Ø Empirismo y Conocimiento en John Locke. 
Ø Para una genealogía de la sexualidad.


EXPERIENCIA PROFESIONAL

Ø Abogado Auxiliar II .Tribunal Supremo de Justicia

CARGOS ACADÉMICOS ADMINISTRATIVOS

Ø Profesor. UCV. 2007.
Ø Comisión de Pensum. 2007
Ø Comité Editorial Apuntes Filosóficos. 2008

PUBLICACIONES

Ø Reseña ¿Qué es la filosofía? Briceño Guerrero. En Apuntes Filosóficos. Volumen: Nº 31. Caracas, 2007.
Ø Aproximación A La Noción Del Dolor En El Fedón De Platón. VIII Jornadas de Investigación Humanística y Educativa, UCV, Facultad de Humanidades y Educación, Coordinación de Investigación. Caracas, 2006.
Ø Reseña David De Los Reyes en su libro Dios, Estado Y Religión. Una Aproximación A La Filosofía De Tomas Hobbes. En Apuntes Filosóficos. Volumen: Nº 30. Caracas, 2007.
Ø Del Individuo Al Ciudadano En La Teoría Política De Hobbes. Tribunal Supremo de Justicia, Colección Nuevos Autores. Caracas, 2003 Nuevos Autores
Ø El Ciudadano en la Teoría Política de Hobbes. VII Jornadas de Investigación Humanística y Educativa, UCV, Facultad de Humanidades y Educación, Coordinación de Investigación. Caracas, 2003.
Ø La Imaginación: El Movimiento Causal Del Hombre. En Apuntes Filosóficos. Volumen: Nº 17. Caracas, 2000.
Ø Reseña: María Liliana Lukac de Stier. El Fundamento Antropológico De La Filosofía Política Y Moral En Thomas Hobbes. En Apuntes Filosóficos. Volumen: Nº 16. Caracas, 2000
Ø Omar Astorga y María Eugenia Cisneros Araujo. Filosofía Y Democracia ¿Cuál Tiene La Prioridad? En Apuntes Filosóficos. Volumen: Nº 15. Caracas, 1999 
ØMaría Eugenia Cisneros y otros. Suite Hobbesiana. Cuatro Ensayos: Imaginacion, antropologia,poder y religion. Fondo Editorial de Humanidades. UCV. Caracas 2009. 
Ø María Eugenia Cisneros y otros: Imaginario y Democracia en Cornelius Castoriadis. En: En: Pensamiento Político Contemporáneo. Ed. Porrúa,  México 2011.

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CURRICULUM VITAE

Ruperto Arrocha González



TÍTULOS ACADÉMICOS 

Ø Licenciado en Filosofía. Universidad Central de Venezuela. 1981. 
Ø Master en Filosofía. Universidad Simón Bolívar de Venezuela. 1990.Ø Master en Psicología Clínica,  Universidad de Alcala (IAEU), 2012 
Ø Doctorado en Filosofía y Ciencias de la Educación. Universidad del País Vasco. España. 2000. 

ACTIVIDADES DOCENTES DESEMPEÑADAS 

Profesor de las siguientes asignaturas: 
Ø Filosofía Política. 
Ø Ética y Valores. 
Ø Estética y Teoría del Arte. 
Ø La genealogía del dolor. 
Ø Fundamentos históricos de la filosofía contemporánea.


CARGOS ACADÉMICOS ADMINISTRATIVOS

Ø Profesor Asociado. UCV. 2001.

Ø Director de la Escuela de Filosofía de la Universidad Central de Venezuela: marzo 1994 a diciembre de 1995. Septiembre 2000 a septiembre de 2002.

Ø Profesor Maestría y Doctorado en Filosofía del Postgrado de la Facultad de Humanidades y Educación (FHE) de la UCV.2003-2006.

Ø Miembro del Comité Académico del Doctorado en Humanidades de la FHE de la UCV y colaborador del Doctorado de Ciencias Sociales (Facultad de Ciencias Económicas y Sociales –FACES-). 2004-06.

Ø Profesor Colaborador y Tutor del Doctorado en Filosofía de la Universidad de los Andes. Mérida. Venezuela. 2003-2006 

PUBLICACIÓN DE LIBROS 

Ø "Naturaleza y Voluntad General en J. J. Rousseau: Naturaleza humana, Estética y Voluntad General". Edición de la Universidad del País Vasco. Octubre de 2000.

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CURRICULUM VITAE
Carlos Blank
cblankperez@gmail.com

TÍTULOS ACADÉMICOS  

Ø Licenciado en Filosofía, docente universitario. UCAB
Ø  Maestría en Filosofía, Mención Filosofía y Lógica de la Ciencia
 Institución: UCV. Período de duración: 1981-3  
Ø  Actualmente candidato del Doctorado de Filosofía de la UCV con una tesis sobre Karl Popper: “Universo abierto y sociedad abierta: unas búsqueda sin término”, (Tutor: Dr. David De los Reyes) 


EXPERIENCIA EN INVESTIGACIÓN 
Trabajos presentados en Congresos y/o publicados:

Ø“Filosofía, Lenguaje y Realidad en Wittgenstein”. (Trabajo presentado en el Primer Congreso Venezolano de Filosofía, celebrado en el IIDEA, Caracas, 1986 y publicado en Cuadernos de Letras de la UCAB y http://filosofiaclinicaucv.blogspot.com/2011/04/ludwig-wittgenstein-una-vida.html)

Ø “Causas y razones: problemas en torno a la explicación de la acción humana”. (Trabajo presentado en el Coloquio sobre Hermeneútica, celebrado en la UCAB, Caracas, 1987 y publicado en Cuadernos de Filosofía, UCAB, 1989)

Ø “La inserción de los valores en el contexto de la racionalidad científica”. (Trabajo presentado en el Segundo Congreso Venezolano de Filosofía, celebrado en la UCV, Caracas, 1988 y publicado en Cuadernos de Filosofía, UCAB, 1988)

Ø “Urbanization and Social Change in Latin America”. (Trabajo presentado en el Seminario sobre “Urbanization and Values”, organizado por la Universidad Católica de América, al que asistimos en calidad de Profesor Invitado durante el primer semestre de 1988 y que fue publicado en un libro colectivo del mismo título por la UCA y The Council for Research in Values and Philosophy, Washington, 1991 disponible en http://www.crvp.org/book/Series01/I-5/contents.htm)

Ø “Comentario: Hermeneútica, Retórica y Praxis comunicativa”. (Trabajo presentado como comentario a la ponencia homónima del Dr. Nicolás Barros, durante el Coloquio Interuniversitario Iberoamericano sobre Racionalidad científica, racionalidad práctica y racionalidad teológica, celebrado en la UCAB, Caracas, 1989 y publicado en Cuadernos de Filosofía, UCAB, 1991)

Ø “Inconmensurabilidad y relativismo en Feyerabend”. (Trabajo presentado en el marco de las V Jornadas de Investigación en Filosofía, celebrado en la UCV, Caracas, 1990)

Ø“El último rezagado de la Ilustración”. (Trabajo presentado en el Seminario de Discusión Interno del Instituto de Filosofía de la UCV, Caracas, 1994, en homenaje al sensible fallecimiento de Karl Popper)

Ø “El oficio de pensar”. (Trabajo presentado en el marco del homenaje póstumo a la memoria de Juan Nuño, organizado por la Facultad de Humanidades de la UCV, Caracas, 1996)

Ø “Searle y la Inteligencia Artificial (IA)”. (Trabajo presentado en el V Congreso Venezolano de Filosofía, celebrado en la UCV, Caracas, 1999 y publicado en Anales de la Universidad Metropolitana, No.10, 2000 y http://filosofiaclinicaucv.blogspot.com/2011/01/searle-y-la-inteligencia-artificial-ia.html)

Ø “La evolución de la razón: Popper y Hayek”. (Trabajo presentado en el V Congreso Nacional de Filosofía, celebrado en la UCV, Caracas, 1999 y http://filosofiaclinicaucv.blogspot.com/2011/03/conocimiento-y-sociedad-la-perspectiva.html)

Ø “Penrose y la Inteligencia Artificial”. (Trabajo publicado en Episteme, UCV, 2000 y http://filosofiaclinicaucv.blogspot.com/penrose-y-la-inteligencia-artificial-1.html )

Ø “Modelos y metáforas: El uso de la Analogía en la Ciencia”. (Trabajo presentado en el II Congreso de Investigación y Creación Intelectual, celebrado en la UNIMET, Caracas, 2000 y publicado en Anales de la Universidad Metropolitana, No.10, 2001 y http://filosofiaclinicaucv.blogspot.com/2010/12/modelos -y-metaforas-el-uso-de-la.html )

Ø “Popper y el problema de la autonomía del pensamiento sociológico”. (Trabajo publicado en Revista de filosofía Lógoi, No. 5, UCAB, 2001 y http://filosofiaclinicaucv.blogspot.com/2011/07/popper-y-el-problema-de-la-autonomia.html )

Ø “Globalización e Historicidad”. (Trabajo presentado en la Primera Conferencia de la Asociación Internacional de Sociología en América Latina, celebrado en Margarita, 2001)

Ø “Popper o el oficio de la crítica” (Artículo publicado por Verbigracia, El Universal, 2002. Hay versión digital.)

Ø “Popper, centinela de la libertad” (Hay versión digital 2004 en http://liberalismo.org y en http://filosofiaclinicaucv.blogspot.com/2011/06/popper-centinela-de-la-libertad-carlos.html )

Ø “Dos concepciones de la filosofía: Wittgenstein y Popper” en

http://bibliobytes.unimet.edu.ve/CU/CU/_V3.pdf 2005

Ø “La dimensión ética del racionalismo crítico de Karl Popper” (Publicado en Lógoi, No. 8, UCAB, 2005.Versión ampliada digital en http://filosofiaclinicaucv.blogspot.com/2010/11/la-dimension-etica-del-racionalismo-.html )

Ø “Los orígenes del totalitarismo según el pensamiento de Popper y Arendt” (Ponencia presentada en el V Congreso de Investigación y Creación Intelectual, Universidad Metropolitana, 2006)

Ø “El mito de El Dorado revisitado” (Ponencia presentada en el Seminario Internacional: Venezuela del oro amarillo al oro negro, realizado en Caracas 2007 y publicado en El dorado: sueños y realidades, Goethe-Institut Venezuela, 2007)

Ø “La importancia del lenguaje en la constitución y comprensión del mundo de la vida cotidiana”. (Trabajo publicado en Seis ensayos de teoría social, UCV, 2008 y http://filosofiaclinicaucv.blogspot.com/2011/04/lenguaje-y-vida-cotidiana-1-blank.html )

Ø“La noble mentira y su importancia en la vida política”. (Ponencia presentada en el VI Congreso de Investigación y Creación Intelectual, Universidad Metropolitana, 2008. En http://filosofiaclinicaucv.blogspot.com/2010/10/mentira-y-politica-por-carlos-blanck-el.html )

Ø“Una aproximación al liberalismo crítico de Karl Popper”. (Publicado en Lógoi No. 15, UCAB, 2010 y http://filosofiaclinicaucv.blogspot.com/aproximacion-al-liberalismo-critico-de.html )

Ø “Cosmología y Teología: una aproximación”. 
(http://filosofiaclinicaucv.blogspot.com/2011/09/cosmologia-y-teologia-una-aproximacion.html )


EXPERIENCIA DOCENTE


Ø Profesor del Departamento de Teoría Social de la Escuela de Sociología de la UCV http://teoriasocial.ucv.blogspot.com (Caracas, Venezuela) y profesor de Teoría del conocimiento de la Escuela de Filosofía de la UCAB http://ucab.edu.ve/filo.html (Caracas, Venezuela)

Ø Profesor del Departamento de Métodos de la Escuela de Sociología de la UCV, durante 1984-1999, período durante el cual ha dictado cursos de Métodos I, II y III, así como diversos cursos en materias optativas.

Ø Profesor de la Escuela de Filosofía de la UCAB en las siguientes asignaturas: Teoría del conocimiento I (1981-2), Teoría del Conocimiento II (1983-88), Historia de la Filosofía I (1982-87), Seminario de Historia de la Filosofía III (1988-9), Seminario IV (1983-5) y Filosofía de la Ciencia (1990-3, 2002-4)

Profesor del Departamento de Humanidades de la UNIMET en las siguientes asignaturas: Lenguaje y Comunicación (1990-2), Filosofía (1991-2), Historia de la Ciencia (1992-3), Historia del Pensamiento Occidental (1997-01), Epistemología (2003-5)

Ø Profesor del Colegio Universitario Francisco de Miranda en el área de Lógica formal (1997-99)

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CURRICULUM VITAE

Theowald D’arago Fiol

TÍTULOS ACADÉMICOS

Ø Licenciado en Filosofía. Universidad Central de Venezuela. Tesis en Arte: “Sobre la vigencia de las vanguardias artísticas”. 
Ø Docente. Articulista. 
Ø Conferencista. Artista Conceptual. 
Ø Post-grado : Filosofía. Universidad Simón Bolívar. 
Ø Magister en Filosofía Universidad de los Andes. Tesis: “La tensión de los Contrarios en Heráclito”. (sin entregar). 


ACTIVIDADES DOCENTES DESEMPEÑADAS 

Profesor de Arte en diversas instituciones:

Ø Ministerio de Educación. Universidad Simón Bolívar. CONSUCRE. CONAC.

Ø Profesor de Filosofía, Arte y Estética. Escuela de Arte y Arquitectura. Universidad José María Vargas.

Ø Docente del Post-grado de Investigación en Artes Visuales del Instituto Universitario de Estudios Superiores de Artes Plásticas Armando Reverón (IUESAPAR).

Ø Profesor de Filosofía y Estética en el IUESAPAR.

Ø Profesor de Historia de Filosofía Antigua. Estética en la Universidad Central de Venezuela.

Ø Cursos de Filosofía del Arte y Estética y Seminarios sobre Modernidad y Postmodernidad. U.C.V.

Ø Cursos Ética y estética. Seminario sobre Religión UCV. Seminarios sobre la Ética en Platón y en Aristóteles.

Ø UCV-Curso de Filosofía del Arte y Estética. Ateneo de Valencia.

Ø Talleres de Filosofía. Ética y estética. Universidad 3era. Edad. Alcaldía de Baruta. Escuela de Artes Plásticas “Cristóbal Rojas”.

PUBLICACIONES

Ø Publicación de diversos artículos sobre: Filosofía, Arte, Estética, Antropología y Socio - Política en los Diarios El Nacional, El Universal, El Nuevo Venezolano, Suplemento Cultural “Ultimas Noticias”, Revista Ambiente, Revista Imagen, Revista Estética, Revista Analys -Art, Unidad de Arte del Centro Interdisciplinario de Investigaciones Teóricas (IDEA). Revista Estética. Arte y Estética Contemporánea, Universidad de los Andes. Revista Apuntes Filosóficos, U. C. V. Revista Mañongo. Universidad de Carabobo.


CONFERENCIAS, SEMINARIOS, JORNADAS DE INVESTIGACIÓN

Ø ¿Qué no es cultura? Seminario “La crisis y la cultura” Ateneo. IUESAPAR. “Sobre lo mágico y lo religioso en el Arte”. Biblioteca Nacional. 
Ø“Imaginación y Filosofía. U.C.V. ¿Transmodernidad?”. 1er. Simposio Nacional de Estética. U.L.A. Mérida. 
Ø“Arte Conceptual ¿por qué acciones e instalaciones?. Museo de Arte Moderno 
Ø“Juan Astorga Anta”. ¿A qué mundo pertenecemos? III Jornadas de Investigación. Colegio Universitario de Caracas. 
Ø“La Filosofía como Arte”. Universidad Católica. MACSI. 
Ø“La Filosofía como Arte”. Grupo de Investigaciones Estéticas. Facultad de Humanidades. U.L.A. Mérida. 
Ø“La Filosofía como Arte y la Transmodernidad” 1er. Simposio Internacional de Estética. G.I.E. Mérida. 
Ø“Arte Conceptual y Estética Postmoderna” G.I.E. y Comisión de Cultura y Extensión. Mérida. 
Ø“El Logos”. Escuela de Arte. U.L.A. Mérida. “Ética y Estética”. 1er. Congreso Internacional sobre Pensamiento Europeo-Latinoamericano. Mérida. 
Ø“La Filosofía del Arte”. G.I.E. Comisión y Extensión. U.L.A. 
Ø”Hacedor y Verdad” 2do. Simposio Internacional de Estética. Mérida. 
Ø“Heráclito y el Logos Physis” V Congreso Nacional de Filosofía. 
Ø“Arte y Verdad” 4to. Seminario Nacional de Estética. Ateneo de Valencia. 
Ø“El Arte la “COSA” que piensa”. Conferencia: El Arte Conceptual como tema de discusión. Galería de Arte Nacional. 
Ø1era. Jornada de Investigación en Estética: “Sujeto, Cultura y Arte”. U.P.E.L. Instituto Pedagógico de Caracas. Maestría en Arte. 
Ø 4to. Simposio internacional de Estética:”La Sombra, la Ironía, el Límite”. Mérida.
Ø La Póyesis de la Filosofía” 1 Encuentro Internacional de Estética 110 años de la Universidad de Carabobo 2002. 
Ø V. Congreso internacional de Estética 2004, C.I.E, U.L.A, Mérida, 
Ø América, Nosotros los otros, ¿Los mismos? 2004 Seminario sobre El Arte y la guerra, 
Ø ¿Pólemos o seducción? V. Congreso internacional de Estética “América, nosotros, los otros, los mismos? 2004. 
Ø Homenaje a Merisol León, Mérida Galería La otra Banda Mérida 2004, 
Ø Carla en la G.A.N. en el contexto de la exposición retrospectiva del artista Claudio Perna. 2004. 
Ø Centro de investigaciones Rómulo Gallegos, Sociedad de amigos del I. U. E. S. A. P. A. R. Estrategias del Arte contemporáneo, 
Ø “Del Romanticismo a lo Romántico”. 2006. Seminario sobre La Identidad, grupo C. I. E. 
Ø“Título”. V I Congreso Internacional de Estética,
Ø “Nietzsche, Heidegger y la Estética, “Nietzsche, el arte como voluntad de SER. Heidegger, el Arte como fenómeno (la manifestación) del SER.” 20.

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CURRICULUM VITAE

Rayda Guzman



TÍTULOS ACADÉMICOS 

Ø Licenciada en Filosofía de la Universidad Central de Venezuela.

Ø Maestría en Filosofía de la Universidad Simón Bolívar.

Ø Doctorado en Ciencias Sociales en la Universidad Central de Venezuela.

Ø Doctorado en Filosofía Contemporánea de la Universidad de Barcelona.


ACTIVIDADES DOCENTES DESEMPEÑADAS


-España: Profesora de los siguientes contenidos:

Ø Problemas de la Práctica: metodología, identidad, legitimidad.

Ø La Práctica Filosófica en sus textos: identificación, lectura y uso, diálogo hermenéutico y diálogo Nelsoniano.

Ø Estrategias de comprensión y herramientas filosóficas, pensamiento creativo y pensamiento complejo.

ØLas nuevas identidades en el espacio social, filosofía en la empresa y gestión de conocimiento. 

-Venezuela:

Ø Metodología Aplicada.

Ø Estética Contemporánea.

Ø Filosofía Contemporánea: Nietzsche, Gadamer, Deleuze. 


PUBLICACIONES LIBROS Y MONOGRAFÍAS:

Ø Apuntes para la Práctica de la Filosofía (en prensa)

Ø AAVV, La Philosophie, une École de la Liberté. Paris: Editións UNESCO, 2007 (p. 183)

Ø La mujer serena Barcelona: Sirpus, 2007

Ø PARIS, Gastón. Leyendas de la Edad Media. Barcelona: Mra, 2000 Edición traducida del francés por Rayda Guzmán

Ø RODRIGUEZ Verónica. (Compiladora). A Martínez, N. Núñez, T. Olmos Gil, A. Rosales, G. Martín, M. Ayala, R. Bravo, R. Guzmán, V. Rodríguez. Lenguaje, Epistemología y Ciencias Sociales. Fondo Editorial Tropykos/Comisión de Estudios de Postgrado. Caracas 1994. La actividad Ficcional: Más allá del principio de no-contradicción.

Ø LANZ Rigoberto (Compilador) R. Guzmán, R. Lanz, A. Velasco, M. Téllez, G. Martín, O. Martiarena, J. Giordani, P. Dieterlen, H.Sattele, L. Montes, G. Gutiérrez, M. Aguilar, M. Esté, E. del Búfalo. ¿Fin del Sujeto? Universidad de Los Andes. Consejo de Publicaciones/ Universidad Central de Venezuela Comisión de Postgrado FACES. Mérida 1996. La ficción del Sujeto.