La muerte: afirmación de la vida
Theo D’Elía
"El propósito de nuestras vidas es ser felices" - Dalai Lama
La relación entre felicidad y muerte es un tema bastante complejo y profundo. A lo largo de la historia ha sido centro de interés en el mundo de las Ciencias, Artes, Filosofía, por mencionar algunas disciplinas.
La muerte es en sí un recordatorio de la vida y de la importancia de vivir cada momento con sentido, plenitud y propósito. Actúa como un catalizador para la reflexión sobre la vida y nuestras experiencias, sobre las relaciones que habitan en ella. Nos ofrece la perspectiva de encontrar el significado y razón de existir, lo que contribuye a reconocernos en esencia, facilitando de una u otra forma nuestra felicidad. Es una condición que nos recuerda la importancia de vivir el presente y disfrutar cada momento de nuestra experiencia.
La aceptación de la muerte es una invitación a focalizarnos en lo que realmente es trascendente y necesario en el aquí y el ahora. Es una condición indispensable para aprender a vivir de una manera más plena y auténtica; lo que nos llevará a dar ese importante paso para encontrar el estado de felicidad en nuestra vida.
La felicidad siempre ha estado en nosotros, como proceso emocional y mental que proviene de dentro. Es en sí una forma de afrontar la muerte. Al darle significado y propósito a nuestra vida, en la posibilidad de sentirnos de alguna manera agradecidos, satisfechos y realizados por lo vivido, finalmente nos ayudará a aceptar la muerte de un modo más sereno.
"La felicidad es la finalidad última de la existencia humana" - Aristóteles
La felicidad interior es un estado de bienestar y satisfacción que se origina en nuestra propia percepción y actitud ante la vida. No depende de factores externos, sino de nuestra capacidad para apreciar y disfrutar de los momentos y experiencias actuales.
Cuando nos permitimos explorar en la felicidad, tomando conciencia de nuestra necesidad de superar barreras y cultivarla en la vida diaria, podemos experimentar una mayor paz y satisfacción en nuestra existencia. Es muy importante reconocer que ser felices no depende de circunstancias externas, sino de nuestra propia percepción y actitud ante la vida. Se centra en saber proporcionarnos una sensación de bienestar y satisfacción posible; pudiendo experimentar en cualquier momento y situación, sin calificarla de negativa o positiva. Implica una conexión auténtica con nosotros mismos, basadas en la comprensión de nuestras necesidades y deseos. Cultivar la felicidad es un proceso de crecimiento y desarrollo que requiere práctica y dedicación.
"La felicidad no es algo que ya esté hecho, emana de nuestras propias acciones".
Dalai Lama
Nos puede ayudar el ser más resilientes, tener un mejor manejo del estrés ante situaciones de adversidad, aprender a enfocarnos en ver lo positivos de las situaciones que se nos presentan, a ser más amables con nosotros mismos y con las personas y circunstancias que vivimos. Lo que nos conducirá a mejorar nuestras relaciones personales y sociales, ampliando nuestros horizontes hacia aquellos con los cuales convivimos e incrementando nuestra percepción de bienestar.
En un proceso de conexión con nosotros mismos y de vivir cada día en el eterno presente, elevando nuestro nivel de conciencia hacia la felicidad, es importante considerar lo siguiente:
● Estar muy atentos a nuestros pensamientos y comportamientos. Conscientes de nuestras emociones, sensaciones y necesidades. El reflexionar sobre lo que nos ocurre puede ayudarnos a comprender mejor nuestros propios patrones y tendencias.
● Practicar la gratitud, enfocándonos en lo que suma, ver el mundo de una manera optimista-realista.
● Hacer contacto con nuestra felicidad interior, cultivar la autoconciencia de nuestras necesidades y deseos.
● Focalizar en lo positivo, es nuestra elección y una forma efectiva de cultivar la felicidad. Podemos enfocarnos en las cosas buenas que siempre tiene nuestra vida, celebrando nuestros logros y éxitos. Utilizo el ¿para qué?, en lugar del ¿por qué?
● Practicar la Autocompasión, en el ejercicio de ser amables y comprensivos con nosotros mismos, más indulgentes aceptando limitaciones y debilidades.
● Conectar con los demás, como una forma importante de cultivar la felicidad, a través de la amistad, la familia y la comunidad.
● Ejercitar la Atención Plena, entendida como práctica de estar presente en el actual momento. Opciones válidas son el mindfulness, la meditación, el yoga o simplemente prestar atención a nuestros pensamientos y emociones. Todos ellos nos ayudan a desarrollar la autoconsciencia, facilitándonos el enfoque en el momento actual y observar lo que hay.
● Cuidar nuestra salud física y mental es fundamental para cultivar la felicidad, a través de la alimentación saludable, el ejercicio regular y la gestión del estrés.
● Conectar con la naturaleza también es una práctica muy poderosa para reconocer la felicidad, al ayudar a sentirnos como parte del Universo que nos rodea.
Para ser protagonistas de este recorrido es importante comprender que la felicidad siempre ha estado en nosotros, así como la negatividad, la comparación y la falta de conciencia. Reconocer los pensamientos, creencias y acciones limitantes que pueden impedirnos contactar con la felicidad que siempre ha estado en nosotros.
De alguna manera será necesario cultivar la felicidad allí donde todo lo que me ocurre tiene sentido. Mi pregunta favorita es: ¿Qué tiene de bueno para mí esto que me acontece? Procurar la autocompasión y disfrutar de los momentos presentes, implica estar muy pendientes, lo que nos facilitará encontrar felicidad en la vida diaria, incluso en los momentos y situaciones más desafiantes.
"La felicidad de nuestras vidas depende de la calidad de nuestros pensamientos" - Marco Aurelio
Para reflexionar sobre el tema, pregúntate:
- ¿Qué es la felicidad para mí?
- ¿Cómo puedo reconocer la felicidad que siempre ha estado en mí?
-¿Qué barreras me impiden reconocer la felicidad que siempre ha estado en mí?
- ¿Cómo puedo cultivar la felicidad en mi vida diaria?
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