José
Carreño Carlón y su trasfondo lector
Director saliente del Fondo de Cultura Económica
Claudia
Furiati Páez | @festilectura
Jose Carreño Carlón . Foto Perfil.com Eduardo Lerke |
Entre
el legado que deja tras su sexenio frente a la casa editora latinoamericana
está la disposición para los ecuatorianos de una filial y tres librerías, la Carlos
Fuente de Quito y próximamente las dos sucursales de la Donoso Pareja de
Guayaquil.
Recientemente su
nombre ha salido a la palestra pública mexicana por haber anunciado su dimisión
a la dirección general del Fondo de Cultura Económica, cargo en el que fue
refrendado a inicios de 2018. La razón, expresada en una carta el pasado 14 de
noviembre, responde a la amenaza de una “desnaturalización” institucional de la
legendaria editorial fundada por Daniel Cosío Villegas, derivada de
disposiciones de recorte presupuestario anunciadas el presidente entrante Andrés
López Obrador. Pero el motivo de estas líneas es otro más afable y cercano a
los lectores de este patio. Procuramos conocer las inquietudes librescas de José
Carreño Carlón, periodista, jurista y académico enrolado por seis años al
oficio editorial, pero con más de medio siglo en el fogueo de la lectura,
hábito del cual si no se desprenderá y que esto días pone a prueba en la 32o
Edición de FIL Guadalajara.
Sobre ello entablamos
diálogo durante su visita en julio pasado a la natal ciudad de su antiguo mentor
en el diario mexicano El Día, Miguel Donoso Pareja y a quien el FCE honrará con
la próxima apertura de dos nuevos espacios para los bibliómanos grandes y
chicos. Se trata de las librerías que funcionarán en el Centro de Innovación Cultural - MZ14 y la
Biblioteca de las Artes de Guayaquil, gracias a un convenio firmado al estilo
Jaramillo con “tinta-sangre” entre el Fondo y la Universidad de las Artes.
Al
día con Donoso Pareja
Este vínculo con Donoso
Pareja no fue el único que en tiempos de universitario e iniciado lector, hilvanó
Carreño Carlón entre las geografías literarias de México y Ecuador. También su
discurrir en aquella mentada reportería internacional durante los 60, heredada
del escritor guayaquileño, entonces “reencausado” en su natural fuente de
cultura, le permitió compartir con Demetrio Aguilera-Malta y el propio Benjamín
Carrión. Éstos entre otros muchos exilados progresistas que reconoce nutrieron
a México y su industria editorial ante “la paradoja vital” impuesta por la
política de destierro de las dictaduras del sur.
Sin embargo, el
intercambio “de escritorio a escritorio” con el creador de Día tras día (1976), que se expresó incluso en el acto de confiarle
algunos de sus manuscritos para su deleite, alimentó en Carreño Carlón ese afán
por los géneros no ficcionales en auge: periodismo literario con Capote y
Mailer a la cabeza, seguido por el movimiento del nuevo periodismo impulsado
por Tom Wolfe, así como su contraparte latinoamericana, en las aderezadas
crónicas de Gabriel García Márquez. Pero también devoraría reportajes de guerra
como los encarnizados del corresponsal australiano Wilfred Burchet redactados desde
el frente vietnamita. Sin concientizarlo entonces, ya sus lecturas tenían
inoculado el fervor por lo comunicacional como fenómeno de masas y de allí que su
catálogo personal incluyera también revisiones de teóricos del campo como Walter
Lippmann y Marshall McLuham.
Admite nuestro interlocutor
que el Fondo también influyó en la conformación de su cartografía lectora, ya
desde la adolescencia cuando tuvo acceso a las primeras ediciones de narrativas
de la pujante editora semi-estadal hasta entonces volcada a textos de ciencias
sociales. Estas serían El llano en llamas de Juan Rulfo y La
región más transparente de Carlos Fuentes. A este último, le seguiría luego
en sus andanzas ficcionales como precursor del boom latinoamericano, junto a
Julio Cortázar y el mencionado García Márquez.
De igual manera, el FCE despertaría
su curiosidad por “los deslumbrantes ensayos de Octavio Paz”, así como por la
monumental obra de otro “habilidoso para la iniciación de lectores”, Don
Alfonso Reyes. Desde entonces comprendió que el propósito central del Fondo era
“romper con la insularidad” presente en la producción literaria en
Hispanoamérica, procurando circular y articular autores desde y para toda esta
geografía de letras en español. La metáfora de “archipiélago” editorial se la
atribuye a otro de sus emblemáticos autores, al argentino Ricardo Piglia quien
para el 80 aniversario de la institución (en 2014) confesó que la epifanía
sobre su oficio de escritor la tuvo tras encontrar en una anónima librería
marplatense una edición descolorida de El
llano en llamas.
Y de vuelta a los
ecuatorianos, su director saliente agradece al Fondo haberle puesto en contacto
a mediados de los ochenta con las dialécticas reflexiones de un Bolívar
Echeverría y recientemente acceder a los textos y perfiles de algunos de los
escritores emergentes del meridiano país, formados al calor de los talleres
literarios de Miguel Donoso Pareja y que fueron reunidos en la publicación A la Mar la palabra recientemente
presentada en Quito y Guayaquil (FCE Ecuador, 2018). Confía que esta última
publicación como muchas otras novedades editoriales locales del FCE pasen a formar
parte del catálogo, no sólo del Centro Cultural Carlos Fuente en Quito y de las
dos que llevarán el apellido del tributado “guayaco universal”, sino además de
sus más de cuarenta librerías.
De
lector iniciado a “curado”
Foto: FCE México |
Justamente desde esta
posición directiva, son muchos los textos a los cuales José Carreño Carlón ha
debido interpretar, ya con una acuciosidad superior a la de lectura libresca.
En el informe de cuentas de estos seis años de gestión del Fondo de
Cultura Económica, se reseña que las novedades
literarias ascendieron a 1.296 títulos editados por casa matriz y sus ocho
filiales activas en el circuito de Hispanoamérica (Ecuador incluida), aparte de
las miles de reediciones de un catálogo que suma más de 200 colecciones. Uno de
ellos Curaduría. El poder de la selección
en un mundo de excesos (2017) del británico Michael Bhaskar, emerge en la
conversación como ejemplo de sus pautas editoriales para la “formación lectores
que sepan discernir y elegir en medio de la abrumadora oferta de contenidos que
se encuentra en Internet. Esto nos importa mucho más que imprimir best sellers”.
En otras palabras, los esfuerzos se orientan en cultivar hoy los actores demandantes
de mercados futuros.
Reconoce que estas nuevas
“formas de comunicarse y consumir cultura” generadas por la convergencia digital,
especialmente entre niños y jóvenes, les desafiaron y motivaron a explorar su
comportamiento lector a través de estudios de campo, sumando esfuerzos con
instituciones afines como Ibby México y Fundación Telefónica. Reveló que en el
caso de los universitarios, nicho natural del FCE, se identificó que “siguen
consumiendo libros en alta medida en el formato papel para la lectura
gratificante -narrativa, poesía, relato histórico-, prefiriendo la plataforma
digital para la lectura utilitaria -libros profesionales, técnicos, escolares o
especializados-”.
Una realidad que conllevó
a la digitalización de 2.500 volúmenes del catálogo de títulos vivos (aproximadamente
un 50 % de este stock en circulación), muchos de ellos long sellers. Luego de cinco años de haber iniciado esta etapa de
expansión del formato electrónico, confirma que la oferta y demanda (descargas)
se ha emparejado y que a pesar de la disrupción digital, esta forma de consumo
de contenidos en la región sigue la tendencia global de “estancarse”. En su
caso recurre a una pantalla sólo cuando la urgencia de lectura del libro lo
amerita.
Y así como a los
disruptivos formatos, a juicio de nuestro entrevistado, la convergencia digital
también impactó de buena manera a las experiencias de mediación lectora
adelantadas por el Fondo. La implementación de aplicaciones iOS y Android, el
fomento de la figura de booktubers entre
niños y jóvenes mediante de campañas como #LeoYComparto o #NiñosComeLibros en
redes sociales, son algunos ejemplos. De igual manera destaca el uso de estas
comunidades colaborativas de lectores para expandir en tiempo real las
experiencias de festivales y coloquios con autores, como las de la actual
edición de la Feria del Libro de Guadalajara, identificadas con la etiqueta
#FILaFondo.
La “nube de letras” a la
cual ha procurado dar acceso José Carreño Carlón en sus seis años frente al FCE
y que aspira continúe facilitando su nueva directiva (por ser ratificada al
momento de redactar esta entrevista), es
una con sentido comunicativo, innovativo y lúdico para el lector en formación. De
allí que celebre los happening para
lectores de distintas edades que mediante alianzas con bibliotecas públicas, han
logrado instaurar como práctica exitosa en estos recinto, otrora consagrados al
disfrute silente del bibliómano. Cita los casos de la Luis Ángel Arango de
Bogotá y la José Vasconcelos de México DF, donde la atractiva programación,
conectividad a internet y espacios de consulta en dispositivos de pantalla,
extienden la estadía y confortan la experiencia del visitante. Y es esa misma
aura de goce letrado e inspirado mediante multiplicidad de soportes expresivos,
es la que manifestará a fondo entre los pequeños y jóvenes visitantes de la próxima
librería Miguel Donoso Pareja en sus dos sucursales ubicadas en la Biblioteca
de las Artes y en el Centro MZ14, donde parafraseando a su personaje epónimo, todo
lo que inventaremos será cierto.-
Sobre Carreño Carlón
Es profesor, periodista,
escritor y jurista mexicano, con doctorado en comunicación pública (Universidad
de Navarra) y con extensa carrera académica en la esfera de la comunicación y
periodismo. Ha ejercido la subdirección de rotativos La Jornada y El Universal
de México, así como la dirección del Diario El Nacional de ese país. Fue Premio
Nacional de Periodismo en 1987 y entre sus publicaciones destacan “Para
entender los medios de comunicación”, “Temas fundamentales del derecho a la
información en Iberoamérica” y “La opinión pública en la trasnformación del
Estado Mexicano”. Fue director del FCE de México de 2013 a 2018. Mantiene sus
tribunas de opinión escrita en El Universal y televisada en Foro TV.
Entrevista publicada originalmente en Revista Cartón Piedra ET #369
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