Lo sagrado y lo profano
en el arte contemporáneo (I)
David De los Reyes
I
¿Qué es lo sagrado? ¿Qué es lo profano? ¿qué relación podemos encontrar entre lo sagrado y lo profano? ¿cómo se refiere el arte contemporáneo a lo sagrado y a lo profano? ¿Es lo profano y lo sagrado un elemento primordial en una buena parte del arte contemporáneo?
Este trabajo tiene como tarea reflexionar y explorar la interrelación y divergencia de lo sagrado y lo profano como motivación para la creación de obras y movimientos artísticos del siglo pasado y del presente.
El arte siempre ha puesto un pie en el templo religioso. Desde la construcción misma de tales edificaciones, como de todos los objetos y ritos de culto que alberga. Sin embargo, los artistas contemporáneos han buscado símbolos y lenguajes que vendrán no sólo a reafirmar o restablecer ciertas tradiciones divinas, sino en desafiar las mismas tradiciones que se sostienen sobre lo sagrado y lo profano. Para ello se han servido de técnicas y procesos que han irrumpido creando de por sí una separación a las formas tradicionales del arte institucional o canónico. Son obras que vendrían a cuestionar ciertas lógicas y estructuras de lo religioso y de los objetos sagrados para desacralizarlos dentro de las tramas culturales y sociales a las que pertenecen. El arte, como proceso imaginativo original desde el origen del homo faber, nos ha dado herramientas y obras que han sugerido una exploración sobre amplios interrogantes y temas presentes a lo largo de la existencia y la humanidad.
En principio sagrado y profano se contraponen. Lo sagrado, en su sentido común, vendrá a estar relacionado con la dimensión de lo divino, lo trascendente, lo sobrenatural, lo espiritualmente significativo; trasciende a la realidad cotidiana, forma una realidad paralela, sagrada. Lo sagrado se ha manifestado en ritos, mitos, creencias, símbolos y prácticas religiosas. Alberga, en ciertas situaciones, la idea de pureza, perfección, inmutabilidad, eternidad, etc. Lo profano, en cambio, refiere a lo terrenal, lo mundano, lo efímero, las actividades cotidianas, los objetos utilitarios, las acciones mundanas, las relaciones sociales, el acontecer diario, los espacios de producción y concertación para actividades económicas, artísticas, lúdicas, entre otras cosas. Vendría a tener en ello cabida a lo impuro, lo contingente, lo mutable, lo imperfecto, lo perecedero, lo transitorio, lo temporal.
En el arte contemporáneo notamos el uso del sentido de lo sagrado y lo profano para adentrarse en explorar diversidad de temas problematizándolos o exponiéndolos desde otra perspectiva, reinterpretando símbolos y mitos religiosos primitivos y del presente, cuestionando normas, valores y conductas sociales establecidas. A partir de estos dos conceptos complementarios dialécticamente, se nos narran y presentan tensiones y contradicciones a partir de sus propias categorizaciones. Hace un uso de la idea de lo sagrado admitiendo que no es una condición exclusiva del campo religioso tradicional e institucional. Nos muestra que lo sagrado puede ser trasladado, física, simbólica y expresivamente, al redil de lo secular en sus variadas opciones de arte literario, musical, plástico, etc. Es un intento de establecer símbolos y valores que inspiran y exploran una dimensión espiritual o trascendental para el público que la aprecia.
No menos está decir que lo sagrado y lo profano cambian en cada época. Si bien el sentido de lo sagrado puede tener connotaciones de divinidad, eternidad, permanencia, la condición humana ha ido transformándolos y alterando la carga mítica y del espacio y temporalidad sagrada que reflejaron en un intervalo pasado, presente y lo que puede vivirse y entenderse como sagrado en un futuro. Esto conlleva, dentro de una sociedad abierta, sin un horizonte fundamentalista en una determinada fe unívoca, a variar dependiendo de los diferentes contextos y épocas. Artistas han utilizado lo sagrado, por ejemplo, de forma irónica, crítica, subversiva, llevando a una ampliación y complicación de los significados dentro del arte contemporáneo.
Como podremos notar en el arte contemporáneo un buen número de artistas tratarán de presentar la idea de lo sagrado bajo una doble óptica o naturaleza, como algo con un efecto beneficioso o como pernicioso, como divino o como profanador, transgresor. Pueden presentar lo sagrado como una fuerza poderosa e insondable, enigmática, rodeada de un misterio que puede llevar a santificar o profanar, es decir, sanar y transformar, como destruir y perecer. El arte contemporáneo nos evocará como algo ambivalente, dual, que puede llevarnos a reflexionar sobre el carácter de lo divino, lo trascendente, lo enigmático, lo mistérico, explorando los límites de valores y creencias establecidos como inmutables o mutables. Nos lo presentará a través de la crítica social, la ironía, la parodia, el performance, evocando lo espiritual desde una perspectiva individual. El arte contemporáneo ha creado objetos que se nos ofrecen con una función ritual y simbólica, ceremonial propio de ciertos grupos o comunidades. Pero este objeto o acción ritual puede conllevar no sólo un significado, sino múltiples.
II
Lo sagrado en tanto sacer
Haciendo un recorrido por los significados etimológicos de los conceptos en cuestión podemos decir que la palabra sagrado significará consagrar, es decir, hacer que algo se convierta y sea tomado como sagrado, inalterable y divino. Por otra parte, lo sagrado, presente en el vocablo latino de sacrare, procede del sustantivo sacer, palabra que tiene la peculiaridad de dividirse en dos opciones de significado. Por un lado, abarca a lo sagrado, es decir, lo divino, lo consagrado, pero por otro a lo maldito, profano o prohibido. Haciendo un recorrido de histórica lingüística, en la antigua Roma, sacer vino a asociarse con los dioses y los rituales religiosos, pero también se utilizaba para calificar a los criminales condenados a muerte por vía legal, quitándoles sus derechos civiles y religiosos; se trata de una sacralización del delincuente que aún se mantienen en ciertos contextos legales y políticos del mundo contemporáneo. Sus cuerpos, de estos seres enjuiciados, eran considerados sagrados y malditos. Este doble uso de sacer evolucionó hasta referirse únicamente con aquello que tiene un valor sagrado, divino o religioso. Quedando su uso para designar lo que era venerable, adorado, intocable, consagrado y protegido por cierta divinidad o poder superior.[1] Sobre todo en la construcción ideológica de la iglesia de los mártires cristianos. Los cuales eran malditos a los ojos de ciertas autoridades romanas, pero a la vez santificados por su sacrificio en su fe en esa religión.
Pero nos queda una pregunta en el aire ¿Por qué lo sagrado estaba relacionado con los condenados a muerte, con los criminales? Ello nos lleva a relacionar sagrado con el concepto de sacrificio. Sacrificio, entre otros significados, surge de la palabra latina sacrum, que literalmente se relacionó con hueso sagrado (Os sacrum), que puede terminar interpretándose a partir de aceptar a sacer como lo santo, por hueso santo. ¿Nos convence esta afirmación? Varias religiones antiguas (semítica e islámica), coincidían en la creencia de que poseemos un hueso en el cuerpo humano (el coxis), que no se descompone, es indestructible. Los judíos lo llamaron como hueso luz, que es el hueso sacro de todo cuerpo mamífero. Mahoma lo nombro como el incorruptible. Además, este hueso tendría una peculiar función, independientemente de sostener buena parte de nuestro cuerpo, sería adjudicada la condición de ser la parte física corporal por donde se obtendría la resurrección post mortem[2].
Otras interpretaciones del sacro están referidas a los órganos sexuales. El sacro también era una vasija para celebrar el sacrificio en los antiguos ritos sagrados. Pero al ofrecer esta parte de la víctima a los dioses, pues se tenía la consideración que el hueso sacro vendría a ser uno de los órganos de procreación, y por tanto, de la fertilidad y propagación del ser humano[3]. Dentro de esa concavidad yacía en la mujer los ovarios y el útero, órganos de la procreación.
Estas referencias para llegar a lo siguiente. La relación de sacer con el hombre maldito, condenado, relacionado con el ámbito de lo jurídico, me lleva a mi siguiente especulación. El condenado a muerte es un sacrificado. Sacrifica su vida por varias aserciones: como ofrenda a los dioses, como mártir (algo muy propio de los cristianos en la antigüedad), como purificación de su alma, como restitución y ejemplo de justicia ante lo social. Llevando a la víctima sacrificada a una anulación de su ser y corporalidad pecadora o finita, quedando sin derechos civiles, y entregado para la restitución de la luz divina en el grupo humano que lleva a cabo tal ritual. La palabra sacrificio viene a denotar el hacer sagradas a las cosas o a los seres, y con ello el honrarlas, reconocidas y entregarlas a los dioses o a dios. También se implica con la emoción de dolor, de pérdida. El sacrificio tiene que ver con el oficio de sangrar, según lo señalado antes.
Habrá que agregar la relación entre lo sagrado con la sangre. Ésta siempre ha estado vinculada en muchas culturas, con la idea mítica de considerarla como un elemento vital de todo cuerpo animal, pero también como esencial para la vida. Ello le da un valor simbólico importante. Y de esta forma la sangre se asocia con sacrificio, con el oficio de sangrar (o desangrar un cuerpo). En el antiguo Egipto vendría a estar relacionado el sacrificio animal con poder renovar la vida y darle protección al faraón y a su reino. En la concepción judía estaba relacionada con la expiación de los pecados del pueblo. En el cristianismo aparece con la muerte de Jesús, al sacrificarse para salvar a la humanidad. Con el rito de la comunión se vuelve a restituir esta condena al tomar vino tinto que simboliza su sangre. Para la antigua Roma tenía un poderoso significado simbólico. Los sacerdotes politeístas practicaban el sacrificio animal porque se pensaba que al derramar su sangre era una ofrenda a los dioses al sostener la creencia que el rojizo líquido contenía la vida de la criatura sacrificada; ofrecer sangre a los dioses era una forma de establecer una comunicación con los dioses.
Podemos agregar que sacer está presente en la palabra sacerdote. Sacerdote en latín es sacerdos. Es el que da lo sagrado (sacer: sagrado; dos: dar). Personas que tenían una posición social especial y estaban dedicados a los dioses. Sacerdotes o sacerdotisas[4] serán los encargados de realizar los rituales religiosos, de llevar a cabo las cosas sagradas y mantener la permanencia de la continuidad de los sacrificios y tradiciones sagradas. En la iniciación de los sacerdotes nos encontramos con la presencia de la sangre, ungiendo con la sangre del animal sacrificado al nuevo sacerdote.
Lo sagrado, en un primer acercamiento, tiene que ver con la sangre y una trascendencia divina, y vendría asociado al término latino sacer. Utilizado para la consideración del hombre santo (la figura del mártir cristiano da pleno sentido a esa palabra, al imitar a Jesús), pero también para los condenados a muerte, que eran sacrificados para restituir la ofensa social, el crimen cometido, la purificación del cuerpo, la condena a aquellos que se apartaban de la religión instituida por la autoridad del estado, vertiendo su sangre, la esencia vital para la mentalidad mítica del momento, ofrecida a lo divino.
Lo sagrado tiene que ver con un sangrado realizado en un tiempo pasado. Restaurado por la repetición del acto de forma teatral y simbólico en un performance, en las acciones de una festividad religiosa, o de la instauración de un espacio que se convierte en axis mundo, como lo ha mostrado Mircea Eliade[5].
El término sagrado, como podemos notar, varía según el contexto tanto cultural como epocal, en el tipo de religión, tanto antiguas como presentes, y en sus variantes positivas y negativas, pudiendo tener un efecto beneficioso o perjudicial sobre los seres humanos. Santo o mártir, condenado o pecador.
Observación: Este es una primera entrega de nuestro ensayo sobre lo sagrado y lo profano en el arte. En los próximos meses iremos insertando su continuación.
[1] Ver Diccionario Etimológico: https://etimologias.dechile.net/
[2] Jorge Duque, Bélgica Vásquez, Mariano del Sol: Historia y reconceptualización del término sacro. En: Int. J. Morphol. vol.40 no.3 Temuco jun. 2022: http://dx.doi.org/10.4067/S0717-95022022000300755. Visto el 15 de marzo 2023.
[3] Cruveilhier, J. Tratado de Anatomía descriptiva. Madrid, Imprenta de la sociedad tipográfico-editorial, 1851. En: https://books.google.com.ec/books?id=YRNGJ_5rGrkC . Visto el 12 de marzo de 2023.
[4] Sacerdote etimológicamente viene del latón sacerdos: es el encargado de tener el don, talento, una dote, el llevar a cabo el hacer los actos sagrados. El sacerdote tiene un talento para oficiar lo sagrado. Hay que referir que todas las palabras que tienen en el inicio sac están relacionadas con sak que es santificar. Volver santo el ritual, o al que se sacrifica. Ver Joan Corominas: Diccionario Etimológico de la lengua Castellana. Ed. Gredos, Madrid, 1987.
[5] Mircea Eliade: Lo sagrado y lo profano. Ed. Guadarrama. Madrid, 1981, p.10s.
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