Redes sociales Vegetales. DDLR/2024
Conoce los distintos planteamientos de la filosofía clínica, del concepto de dolor, sexualidad, arte, política, ciencia y estética a través de los textos clásicos de la filosofía y otros autores contemporáneos. Este blog se edita en Caracas, Venezuela (UCV) y en Guayaquil, Ecuador (UArtes).
Redes sociales Vegetales. DDLR/2024
John Cage
y la estética del wabi-sabi
David De los Reyes
RSV/DDLR 2024
La filosofía del wavi-sabi y la obra de John Cage comparten una profunda conexión que va más allá del ámbito estético y se cohesiona en la experiencia humana, la percepción del arte y la vida misma. Ambas corrientes, la filosofía zen y la obra del compositor, desafían las nociones tradicionales de belleza, perfección y orden, invitando a una apreciación más profunda sobre la impermanencia y la autenticidad de todo lo que existe en el universo, en un mundo saturado de expectativas.
El wavi-sabi, es una concepción filosófica que se centra en la belleza de la imperfección y la transitoriedad, la cual resuena con la concepción de Cage sobre la música y el arte. Cage, un compositor y artista innovador y experimental, fue un avanzado explorador en lo que se considera música y sonido, desafiando las convenciones establecidas. Su obra, marcada por la experimentación y la aleatoriedad, busca en detenerse sobre la esencia del momento presente, lo que se identifica perfectamente con la filosofía wavi-sabi. Una postura oriental que valora lo efímero y lo natural. En lugar de buscar la perfección técnica, Cage abrazó la idea de que el sonido y el silencio son igualmente significativos, lo que refleja la aceptación de la imperfección y la belleza en lo cotidiano.
Una de las obras más emblemáticas de Cage, 4'33'', es un claro ejemplo de cómo su perspectiva creadora se alinea con los principios del wavi-sabi. En esta pieza, el intérprete debe sentarse en silencio durante cuatro minutos y treinta y tres segundos, invitando al público prestar una escucha atenta a los sonidos del lugar. Este acto de atención a lo que normalmente no le prestamos nuestros sentidos, refleja la esencia del wavi-sabi: la belleza se halla en lo simple y lo momentáneo de nuestra contingencia cotidiana. La obra nos conduce a lo que a menudo consideramos ruido o perturbación, pudiendo ser una fuente de belleza y significado si estamos dispuestos a escucharlo y vivirlo.
Además, la aleatoriedad y el azar en la música de Cage puede verse como una manifestación del principio wavi-sabe de lo impermanente de la realidad. Al permitir que los elementos de su composición se desarrollen de manera espontánea, Cage crea experiencias musicales que siempre serán originales, pues su ejecución las hace únicas e irrepetibles. Esta idea de que cada interpretación es diferente y que el proceso es tan importante como el resultado final se suma a la apreciación estética vital de la transitoriedad en el wavi-sabi. En este sentido, tanto Cage como los principios del wavi-sabi nos invitan a abrazar lo efímero, lo circunstancial, lo cotidiano y a encontrar belleza en la singularidad de cada momento.
El uso de materiales no convencionales en la obra de Cage también refleja una estética wavi-sabi. Sin limitarse a los instrumentos tradicionales, Cage incorporó objetos cotidianos y sonidos de la naturaleza en su música, diluyendo las líneas entre el arte y la vida. Esta elección de materiales refleja la rusticidad y la autenticidad que el wavi-sabi valora, concertado que la belleza puede encontrarse en lo más insignificante, en aquello que se considera banal. Al hacerlo, Cage trasciende las nociones tradicionales de lo que constituye una obra de arte, invitando a una reevaluación de nuestras percepciones y expectativas.
No puede dejarse de lado uno de los aspectos que este explorador de sonidos incorpora en sus propuestas estéticas. Me refiero que la conexión entre el wavi-sabe y la obra de Cage también se hace presente su enfoque hacia la importancia del silencio como elemento esencial para que se dé el sonido. Para Cage, el silencio no es simplemente la ausencia de sonido, sino un espacio lleno de posibilidades. En este contexto, el silencio se convierte en una especie de un lienzo sobre el cual se proyectan las experiencias sensoriales, un concepto que hace eco con la idea wavi-sabi de encontrar belleza en lo que no se muestra. Este enfoque invita a los oyentes a reflexionar sobre su propia relación con el sonido, el silencio y el entorno, promoviendo una experiencia más consciente y apreciativa.
La filosofía wavi-sabi también se manifiesta en la actitud de Cage hacia la vida y el arte. Su enfoque zen y su interés por la meditación reflejan una búsqueda de autenticidad y conexión con el momento presente. Al igual que el wavi-sabi, Cage nos invita a dejar de lado nuestras expectativas y juicios, y a abrirnos a la experiencia de lo que es. Este enfoque se traduce en una obra que no solo busca desafiar las normas, sino también fomentar una mayor comprensión y apreciación de la vida misma.
En el ámbito de la música contemporánea, la influencia de Cage y el wavi-sabi se pueden observar en la forma en que los artistas contemporáneos experimentales abordan la creación y la interpretación. Frente a la perfección el orden absoluto de la obra en la música formal y tradicional, la incorporación de la imperfección y la transitoriedad en las obras musicales ha llevado a una nueva generación de músicos a explorar nuevas formas de expresión que desafían las convenciones tradicionales. Al asumir ciertos principios estéticos de Cage, estos artistas están dispuestos a experimentar con el sonido, el silencio y el entorno, creando obras que son reflejos de su tiempo y espacio.
Pero quiero advertir que la relación entre el wavi-sabi y la obra de John Cage no solo se limita a la estética, sino que también se extiende a una profunda y permanente filosofía de vida que invita a la introspección y la apreciación de lo cotidiano en todos sus posibles enfoques perceptuales. Ambas actitudes, introspección y apreciación de la cotidianidad, nos enseñan a valorar lo efímero, a encontrar belleza en la imperfección y a abrazar la singularidad de cada momento. En un mundo que, como hemos advertido antes, a menudo prioriza la perfección y la uniformidad, el wavi-sabi y Cage nos recuerdan que la verdadera belleza reside en la autenticidad y en la capacidad de estar presentes en nuestras experiencias.
Al final, la obra de Cage y la filosofía del wavi-sabi nos ofrecen un marco para entender y apreciar el arte y la vida de una manera más profunda, vital y humana. Nos invitan a cuestionar nuestras percepciones, a abrirnos para crecer con nuevas experiencias y a encontrar significado en lo que a menudo se pasa por alto a nuestra consciencia. En este sentido, tanto la obra y vida de Cage como los principios de la filosofía del wavi-sabi nos proporcionan herramientas para navegar un mundo complejo y en constante cambio, recordándonos que la belleza y la autenticidad pueden encontrarse en los lugares más inesperados y cotidianos.
Theodor Adorno,
David
De los Reyes
Adorno considera el ensayo como su forma predilecta para escribir y reflexionar en torno a los temas de su interés. Su pensamiento se centra en abordar la realidad desde el fragmento, es decir, en expresar la realidad fragmentada que lo habita. Su mirada, crítica hacia la razón universal, tal como lo expone en su obra Dialéctica de la Ilustración, se opone a cualquier intento de concebir al objeto de estudio bajo la pretensión epistemológica de alcanzar un conocimiento universal.
Esta perspectiva fragmentada se vuelve aún más evidente
en su enfoque hacia el arte. Para Adorno, la única opción válida para
comprender el significado e interpretar una obra es el ensayo. Sabemos que el
ensayo siempre presenta una postura personal, donde el análisis y la libertad
de pensamiento del autor se manifiestan de forma primordial. Adorno señala que
el ensayo tiene la virtud de no someterse ni al rigor de la ciencia ni a las
restricciones de la teoría. No es doctrinario; más bien, se asienta en lo efímero,
lo cambiante, lo transitorio y lo voluble, lo que lo convierte en un intento de
pensar que se opone a la gran filosofía sistemática. El ensayo se erige en lo
perecedero, en oposición a la creencia en un concepto determinante y absoluto
de una realidad cerrada. Como señala Adorno: "El ensayo no quiere ni puede
encerrar su objeto en un sistema cerrado; más bien, se mueve en lo abierto, en
lo problemático, en lo incompleto"1.
El ensayo se enfoca, en primer lugar, en un objeto
particular, lo que lo hace especialmente adecuado para interpretar una obra de
arte. Sin necesidad de contar palabras o páginas, el ensayo está limitado
únicamente por la interrupción personal de quien lo escribe. No hay una medida
establecida. La medida, si se puede hablar de ella, reside en la forma en que
se interpreta y argumenta en torno al objeto artístico concreto y particular
elegido. La medida también está en cómo nos lleva a comprender el significado y
la existencia de lo tratado. La afinidad de Adorno por el ensayo nos muestra
que esta es la forma más adecuada para interpretar y exponer tanto los alcances
como las limitaciones de la obra en cuestión.
Respecto a la idea de una filosofía del arte en Adorno,
es bien conocida su cercanía a la postura de Hegel, quien propone una estética
centrada en la obra de arte, en contraste con Kant, que abarca tanto la
estética de la naturaleza como la del arte sin distinción. Con Hegel nos
adentramos en la incorporación de la historia en el arte, la cual, de alguna
manera, impulsa al autor en su concepción, aunque sea de forma inconsciente.
Para Adorno, al igual que para el idealista alemán, el arte es una forma de conocimiento
que, de manera indirecta, permite acceder a una lectura de la realidad que
funda la obra. Se advierte que, debido a esta influencia histórica, el autor no
tiene un control completo sobre lo que produce. Una obra de arte lograda
siempre presenta y conserva una autonomía propia en relación con su creador.
Por esta razón, no debe intervenir en la interpretación de una obra de arte ni
la biografía del autor ni un análisis histórico o cronológico de sus obras. Su
análisis y comprensión están más allá de estos detalles externos. Como afirma
Adorno: "El arte auténtico se emancipa de las intenciones de su creador y,
en su autonomía, deviene en una crítica implícita a la sociedad que lo
rodea"2.
El arte, según Adorno, es la libertad en medio de la
"ilibertad". Por "ilibertad" se refiere a la condición
social impuesta por el tardocapitalismo, mientras que la libertad alude al
carácter autónomo y libre de la forma artística. La obra de arte se presenta
como protesta, como escándalo, como reclamo, como crítica frente a la opresión
social. Es un medio para develar la injusticia y el totalitarismo arraigados en
la sociedad, en sus detalles y en las técnicas de dominio que esta impone. Como
sabemos, el arte de vanguardia tuvo y sigue teniendo lineamientos basados en
estos estandartes de crítica directa y denuncia, lo que históricamente lo llevó
a ser reducido, acorralado o prohibido por regímenes dictatoriales. Sin
embargo, la diferencia entre un estado totalitario y las democracias, según
Adorno, radica en que estas últimas no prohíben las vanguardias. En cambio, las
permiten subsistir y las incorporan a la Industria Cultural, apropiándose de
ellas, absorbiéndolas y utilizándolas como parte del mecanismo mercantil del
mercado de masas contemporáneo. Aunque en algunos países pueda existir censura,
el objetivo no es tanto prohibir como neutralizar la crítica, convirtiéndola en
un objeto masivo de distribución comercial.
Adorno también se opone al arte comprometido, pues este
sigue una línea de pensamiento que predetermina al espectador, dividiendo el
mundo entre buenos y malos. Es, en esencia, una crítica social publicitaria que
apoya una política específica, terminando por atraer a un público predispuesto
a aceptarla. La Industria Cultural, entonces, sabe cómo atemperar y explotar
esta visión política para su beneficio. El público que se identifica con esta
postura comprometida se convierte en un producto más de consumo. Esto genera
una falsa concepción: se presenta una obra que supuestamente se opone a una
sociedad opresiva, pero que en realidad se sumerge en la dinámica de producción
del sistema que pretende denunciar.
Entre los autores que Adorno reconoce como verdaderamente
autónomos en su arte y su posición como artistas se encuentran Samuel Beckett y
Franz Kafka. Ambos exponen una realidad alienante y la ponen en evidencia con
claridad. Sus obras no buscan parecerse a la sociedad que critican. La angustia
y la opresión, la marginalidad y el absurdo, la desesperación y la apatía son
las claves de una existencia humana que no pretende reconciliarse con la
sociedad en la que transita. Desde esta perspectiva, el arte, en un entorno
alienado y opresivo, encuentra en la libertad formal su única posibilidad de
felicidad. Como señala Adorno: "La obra de arte, en su autonomía, es la
promesa de una reconciliación que no se realiza en la realidad social"3. Si el arte
entra en la telaraña de la opresión generalizada, debe también poseer el
mecanismo para sustraerse a ella. No debe mirar hacia un pasado idealizado en
busca de una edad de oro, sino asumir con seriedad el sufrimiento del presente
y, si es posible, señalar una vía de escape al dolor que la sociedad inflige.
Finalizamos señalando que Adorno, con su propuesta de
comprender la realidad fragmentada, termina proponiendo en practicar una filosofía
paradójica. Paradójica porque por un lado advierte la imposibilidad de
sustraerse al mundo en que se vive, y tampoco a su carácter opresivo, injusto, arbitrario.
Pero por otro lado nos conmina a mantener la atención sobre la necesidad de
resistir. La resistencia, ¿resiliencia? podríamos agregar hoy, a esa doble
condición que nos exige el destino de nuestra historia individual y colectiva. En
su mirada de comprender los fenómenos y la realidad nos inserta su dialéctica
negativa, el pensamiento negativo, en quedarse en el momento de no
reconciliación con el sistema y sus contornos factuales. La paradoja filosófica
está en asumir la admisión del poder desmesurado que surge desde la misma capacidad
producción y consumo, que se nos presenta como un seductor y sugestivo círculo mágico
de toda existencia humana, al cual no podemos superar, pero no por ello dejar
de oponerse a él para confrontarlo y enmendarlo en la medida que podamos. Sea
la realidad opresiva que tengamos ante nuestra vida, nunca perder el hálito que
nos lleva continuamente a la necesidad de respirar la resistencia, de resistir.
1. (1)Theodor W. Adorno, Teoría Estética,
traducción de Jorge Navarro Pérez (Madrid: Akal, 2012), p. 21.
(2) Theodor W. Adorno, Teoría Estética,
p. 131.
3. (3) Theodor W. Adorno, Teoría Estética,
p. 199.
Pensamiento crítico,
una necesidad en tiempos de confusión e
incertidumbre
David De los Reyes
Introducción
Vivimos en una era marcada por la sobreabundancia de información, cambios tecnológicos vertiginosos y una creciente complejidad en los problemas sociales, económicos y culturales. En este contexto, el pensamiento crítico se presenta como una herramienta indispensable para navegar en un mundo lleno de incertidumbre y confusión. Este ensayo aborda la importancia del pensamiento crítico como una habilidad esencial, no solo para la vida cotidiana, sino también para campos específicos como la composición musical, donde la creatividad y el razonamiento autónomo son fundamentales para enfrentar los desafíos del siglo XXI.
La definición y propósito del pensamiento crítico
El pensamiento crítico nos permite razonar de manera autónoma, tomar decisiones informadas e interpretar y resolver problemas complejos en un mundo también complejo. Según Peter A. Facione, el pensamiento crítico implica "un buen juicio, casi lo opuesto al pensamiento ilógico, irracional [...] es un pensamiento que tiene propósito, probar un punto, interpretar lo que algo significa, resolver un problema [...] son habilidades y actitudes o hábitos que se caracterizan por su interpretación, análisis, evaluación, inferencia, explicación y autorregulación"[1]. Esto requiere contar con información documentada y diversa, discriminar su calidad, trabajar desde la herramienta de la pregunta y realizar juicios fundamentados desde el análisis y la evaluación de argumentos y perspectivas.
En consecuencia, el desarrollo del pensamiento crítico en los individuos tiene que ver con la capacidad de discernir entre la infinita información que nos llega a través de los medios de comunicación. En un mundo donde las noticias falsas y la posverdad se han convertido en fenómenos cotidianos, adquirir estas habilidades es más urgente que nunca. Según la Real Academia Española, la posverdad es "la distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales"[2]. Frente a este escenario, el pensamiento crítico se erige como una herramienta para resistir la manipulación y fomentar una ciudadanía más informada y activa.
El pensamiento crítico en la educación y las falacias del sistema actual
A pesar de su importancia, el pensamiento crítico no siempre es fomentado en los sistemas educativos tradicionales. Según Matthew Lipman, la educación actual tiende a centrarse en la transmisión de conocimiento de los profesores hacia los estudiantes, bajo un paradigma en el que "se considera que los estudiantes piensan cuando aprenden lo que se les ha enseñado"[3]. Este enfoque autoritario y memorístico limita el desarrollo de habilidades críticas y creativas, dejando a los estudiantes incapaces de interpretar datos, realizar análisis complejos o generar soluciones innovadoras.
Además, los sistemas educativos no suelen preparar a los estudiantes para reconocer y evitar falacias en su razonamiento. Como señala Irving Copi, las falacias son formas de razonamiento que parecen correctas, pero no lo son cuando se analizan detenidamente [4]. Ferrater Mora las describe como "argumentos falsos con apariencia de verdad"[5]. Estas falacias, a menudo cometidas de manera intencional o por ignorancia, dificultan la capacidad de los individuos para evaluar críticamente la información y los argumentos que encuentran en su vida diaria.
El pensamiento crítico en el ámbito laboral y artístico
En el contexto del siglo XXI, las habilidades de pensamiento crítico, creativo y la capacidad para resolver problemas se han convertido en requisitos indispensables en el mercado laboral. Según diversos informes, para el año 2025 estas habilidades serán esenciales para los profesionales y técnicos de cualquier área. La tecnología está transformando rápidamente el mercado laboral, y los empleadores buscan personas capaces de adaptarse a estos cambios mediante el uso de un razonamiento autónomo y creativo.
En el ámbito artístico, y particularmente en la composición musical, estas habilidades cobran una relevancia especial. La creación y ejecución musical no pueden desligarse de los cambios tecnológicos y culturales que afectan a los mercados y campos artísticos. Los compositores y músicos deben desarrollar un pensamiento crítico que les permita interpretar y responder a las demandas estéticas, culturales y formativas de la sociedad. Esto incluye la capacidad de construir proyectos artísticos que sean pertinentes y significativos en un mundo globalizado.
El impacto de la tecnología y la globalización
La tecnología y la globalización han transformado profundamente la manera en que interactuamos y comprendemos el mundo. En este contexto, no basta con participar en el vínculo social inmediato; es necesario tener una comprensión más amplia de cómo nuestras acciones afectan a nivel global. La interacción ya no puede entenderse de manera ingenua, sino como una construcción compleja que requiere habilidades de pensamiento crítico, creativo y autónomo.
La creatividad, en particular, está estrechamente vinculada con el pensamiento crítico. Según diversos estudios, la creatividad implica la capacidad de imaginar y entender problemas desde nuevas perspectivas, aplicando soluciones innovadoras y efectivas. Esto es especialmente relevante en el ámbito artístico, donde la imaginación y el razonamiento autónomo son esenciales para enfrentar los desafíos culturales y tecnológicos del presente.
Conclusión
El pensamiento crítico no es solo una habilidad deseable, sino una necesidad en tiempos de confusión e incertidumbre. Ya sea en la vida cotidiana, en el ámbito laboral o en la creación artística, esta capacidad nos permite enfrentar los desafíos de un mundo complejo y en constante cambio. Como compositores y músicos, desarrollar un pensamiento crítico nos ayuda a interpretar y responder a las demandas culturales y estéticas de nuestra sociedad, al tiempo que nos prepara para construir proyectos artísticos significativos y trascendentes. En un mundo donde la posverdad, las noticias falsas y las falacias son moneda corriente, el pensamiento crítico se convierte en una herramienta indispensable para navegar con éxito en la era de la información.
Referencias
[1] Facione, Peter A. Pensamiento Crítico ¿Qué es y por qué es importante? Insight Assessment, 2007, pp. 2-4.
[2] Real Academia Española. Diccionario de la lengua española. 23ª ed., 2014.
[3] Lipman, Matthew. Thinking in Education. Cambridge University Press, 2001, pp. 55-56.
[4] Copi, Irving M. Introduction to Logic. Macmillan, 1969, pp. 59-91.
[5] Ferrater Mora, José. Diccionario de Filosofía. Tomo P, Editorial Sudamericana, 1964, p. 369.
Bibliografía
Copi, Irving M. Introduction to Logic. Nueva York: Macmillan, 1969.
Facione, Peter A. Pensamiento Crítico: ¿Qué es y por qué es importante? Insight Assessment, 2007.
Ferrater Mora, José. Diccionario de Filosofía. Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1964.
Lipman, Matthew. Thinking in Education. Cambridge: Cambridge University Press, 2001.
Real Academia Española. Diccionario de la lengua española. 23ª ed. Madrid: Real Academia Española, 2014.