martes, 1 de octubre de 2013



El mundo resumido en un “clic”

Vanessa Valdés





“Los medios se han erigido en sustitutos del mundo que nos antecedió. Aún si deseáramos recuperar ese mundo anterior sólo podemos hacerlo mediante un estudio intensivo de las formas en que los medios lo han engullido”.-Marshall McLuhan
 Introducción
Marshall Mcluhan en su libro Comprender los medios de comunicación expone su teoría sobre los medios de comunicación como una obra del hombre que aparecen para transformar su vida y convertirse en una extensión de su cuerpo, a raíz de lo cual el medio comienza a cumplir funciones que el hombre poco a poco deja de desempeñar debido a la “facilidad” que le brindan los medios para realizarlas.

Su concepción de la relación hombre-medio-mundo se puede entender con mayor facilidad partiendo de la siguiente premisa: McLuhan comprende y percibe al mundo como algo inacabado, abierto a una continua transformación. Es por ello que asegura que los productos modernos se convierten en una extensión de nuestro sistema nervioso, nos transformamos como consecuencia del medio. El hombre crea/fabrica/inventa en función de obtener los mayores beneficios que pueda lograr en ese proceso; es algo que ha hecho desde la prehistoria.

Desde su mismo nacimiento, la fotografía se presenta como un medio absolutamente novedoso de representación de la realidad. Se convierte en una extensión de nuestro cuerpo porque nos permite “estar” y “conocer” lugares/objetos que se encuentran a miles de kilómetros de distancia desde la comodidad de nuestro hogar y, como buen medio caliente, nos involucra en una infinidad de procesos comunicativos con los cuales nos podemos ver sumamente beneficiados sin hacer mayor esfuerzo.

La fotografía surge como un medio maravilloso, nos deja fascinados como cualquier otro que se convierte en extensión del cuerpo. Es por ello que durante muchos años las campañas publicitarias de máquinas fotográficas se dedicaron a producir mensajes que le dijeran al público lo fácil y cómodo que era manejar los aparatos para obtener fotografías.



“Es difícil saber dónde termina usted y empieza la cámara.
MINOLTA Cuando usted y la cámara son la misma cosa”.
-Anuncio publicitario (1976)

Un medio, sea cual sea, presentado de esa manera nos convence rápidamente de que es capaz de facilitar cualquier proceso productivo/comunicativo que lo involucre. Nos hace concebirlo como una herramienta que podemos emplear a nuestro antojo para obtener los resultados que queremos pero no siempre funciona de esa manera. Llega un punto en el que el medio creado por el hombre comienza a crear hombres diferentes, con necesidades diferentes y estilos de vida diferentes, así como veremos a continuación al explicar cómo la fotografía influye en la existencia del ser humano y le hace transformar su manera de vivir el día a día.
  


 La fotografía para McLuhan: El burdel sin muros
(o la manera de tener acceso a casi cualquier lugar o cosa).

McLuhan asegura que vivimos en un presente donde todo se convierte en espectáculo, todo aquello que es tocado por los medios comienza a formar parte de una industria que cada día crece más y mientras más tiempo pasa nos hacemos más vulnerables a ella.
Especialmente en este capítulo McLuhan expone su postura frente a una situación provocada por el hombre que genera consecuencias que él mismo debe sufrir.
Destaca especialmente que la implicación de los medios disuelve las fronteras internacionales, especial y más vívidamente en el caso de la fotografía. En el mundo moderno prácticamente no existen lugares desconocidos, la gente no llega nunca a un lugar nuevo porque seguramente ha visto una foto de ese lugar; cuando le visita simplemente adquiere su propia percepción, hace sus propias fotografías y guarda sus propios recuerdos.

Esta es una situación inevitable, aunque el ser humano no esté en la búsqueda de esas fotografías, hay millones de imágenes a su alrededor, imágenes que quedan grabadas invariablemente en su mente y le descolocan. Los comerciales televisivos de líneas aéreas, hoteles o agencias de viaje, por ejemplo, llenan constantemente nuestra mente de imágenes, de destinos, de lugares que quizá nunca visitemos personalmente pero con eso nos permiten decir que “los conocemos” porque los hemos visto.

Podemos leer miles de libros que nos describan paisajes exóticos y espectaculares como Bora-Bora, El Gran Cañón o El Salto Ángel, pero no tendremos una idea tan exacta, o al menos lo más parecida a la realidad, hasta que veamos una imagen del lugar. Tal como dijo Ivan Turgueniev por los años 1860 en la China antigua: “Una imagen me muestra de un vistazo lo que necesita docenas de páginas un libro para exponer”.

En consecuencia, la fotografía ha invertido el propósito de viajar que hasta ahora había sido encontrarse con lo extraño y lo desconocido, la experiencia de viajar se ha convertido en algo atenuado, artificial y hasta prefabricado. Hoy en día, en la mayoría de los casos, los viajeros son “pasivos”, van a comprobar reacciones ante algo con lo que ya están familiarizados. Esto se debe a que el mundo entero- prácticamente sin excepciones, salvo aquellos lugares en los que se prohíben tomar fotografías -  se ha convertido en una especie de museo de objetos que uno ya ha encontrado en otro medio.


“Si pudiera contarlo con palabras, 
no me sería necesario cargar con una cámara”.
-Lewis Hine

La fotografía tiene una característica especial, separa momentos aislados en el tiempo, es por ello que una instantánea se refiere a eso: un momento que puede estar desconectado del contexto y de su historia. Destaca entonces lo que Mcluhan define como “El poder transformador de la fotografía”: Desaparecen el tiempo y el espacio, se eliminan las barreras culturales y las fronteras terrestres, lo físico pierde importancia, el hombre se vuelve “instantáneo”, puede ver cualquier cosa en cualquier momento. Puede estar en China y ver una fotografía de la Torre Eiffel en una revista y trasladar su mente a ese lugar. La fotografía nos agrupa, nos conecta con el mundo y con la gente de una forma que no podemos evitar, nos convierte en una “familia humana”.

Si bien es cierto que la fotografía no es una máquina sino un proceso químico y lumínico, hoy se ha reducido a hacer “clic” en un botón. En el sociedad actual, una sociedad electrónica y sobre todo tecnológica, arrasada por la automatización, cada día se fabrican millones de cámaras fotográficas, cada año hay tantos modelos nuevos como podamos imaginar, cada vez son más aparatos los que además de cumplir una función específica también tiene una cámara como agregado, hay un aumento acelerado de producción dedicado a la simplificación de la acción de fotografiar algo; todo esto se resume en la gran y poderosa capacidad que tiene actualmente la máquina fotográfica para estar en todas partes, y, claro está, el poder multiplicador de la fotografía al que se accede con una gran facilidad.

Es por ello que podemos asegurar que las cosas más privadas de nuestra vida pasan al dominio público a través de la fotografía, cualquiera tiene una cámara, cualquiera puede hacer fotografía para dar a conocer algo. Ahora y con mucha más frecuencia y facilidad nos enteramos de lo que hacen  nuestros amigos o simples conocidos a través de imágenes que se cuelan en nuestro día a día. Hoy podemos observar las propiedades de las personas más pudientes del mundo aunque estén a miles de kilómetros de distancia, podemos “conocer” los estilos de vida de nuestros mandatarios o estrellas favoritas con echarle un breve vistazo a una fotografía publicada en X medio de comunicación. Todo esto es posible debido al carácter de herramienta que se la ha otorgado a la máquina y a su capacidad –y facilidad- de hacer un “seguimiento fotográfico” de la sociedad.

En este punto es necesario resaltar la importancia que tiene una fotografía como representación de la realidad, tal como pensaba William Fox Talbot (uno de los llamados padres de la fotografía) en 1839, para él era una especie de automatización: la fotografía reflejaba automáticamente el mundo exterior y producía una imagen visual fielmente repetible. Puede ser éste el principio que alentó a Joyce a concebir la fotografía como una “escritura automática” y lo indujo a ver en ella a un rival, y tal vez un usurpador, de la palabra hablada y escrita.

Es por ello que la importancia de la fotografía se encuentra no sólo en la acción de capturar un momento para la eternidad, sino también en la facilidad y rapidez para comprender de la información que confiere a todo el que la contempla. Por lo tanto, es importante tener en cuenta que, si bien la máquina fotográfica no miente, puede ser manipulada debido a esa facilidad para transmitir contenidos con el fin de mostrar sólo una parte de la realidad y originar así una interpretación errónea de la información por el simple hecho de que la imagen reinterpreta el mundo según una perspectiva plana muy diferente de la visión natural humana, y porque es una imagen seleccionada por un sujeto, es subjetiva.

                                                         “La cámara es un medio fluido de encontrar esa otra realidad”.
-Jerry N. Uelsmann

Cada desarrollo tecnológico a lo largo de la historia de la humanidad exige un alto grado de orientación a la producción. En este caso, la mayor revolución producida por la fotografía concierne a las artes tradicionales pues con el surgimiento de dicho medio el arte pasó de la correspondencia externa a la construcción interior; en lugar de retratar un mundo que ya conocíamos, los artistas se dedicaron a ofrecer el proceso creativo a la participación pública, lo cual nos ha dado la oportunidad de participar en el proceso de elaboración, tenemos un mayor acceso a una parte de la cultura que estuvo por mucho tiempo prometida a un grupo específico de la sociedad.
En el caso de la psicología, por ejemplo, las instantáneas de gestos y movimientos humanos suscitaron más interés que nunca hacia las posturas físicas y psíquicas debido a la versatilidad de la fotografía para revelar posturas y estructuras inmovilizadas. En este aspecto, uno de los grandes logros de la fotografía fue revelar el secreto del vuelo de las aves y permitirle al hombre despegar luego del estudio de dicho proceso.
La edad de Freud y Jung es conocida entonces como la edad de la fotografía -debido a las numerosas investigaciones que tales personajes realizaron basándose en el estudio de las posturas del ser humano- y, sobre todo, como la edad del despliegue de toda una gama de referencias hacia la autocrítica. Ahora se podía ver cómo era la vida de los demás, cómo eran sus casas, sus vestidos, cómo eran ellos; lo que llevó al hombre a realizar una revisión interior y a modificar lo que estaba haciendo mal o simplemente quería mejorar. La fotografía dio el empuje para una delineación del mundo interior, así como sucedió con los artistas, el hombre se vio obligado a visualizar su vida y su entorno de una forma en la que no lo había hecho antes.
Se puede decir entonces que la mera confrontación de la fotografía con la realidad aporta un nuevo motivo para el cambio y, aunque no lo parezca, aumenta el interés por lo desconocido pues a través de ella nos enteramos que existen una infinidad de lugares y objetos que no imaginábamos.
  
 





Efectos de la fotografía según otros teóricos de la comunicación.


         Gracias a la fotografía es posible reproducir una inmensa cantidad de imágenes, como ya se ha dicho anteriormente, pero además es posible reproducir masivamente fragmentos culturales únicos para que una mayor cantidad de personas, sin distinciones de ningún tipo, tengan acceso a los mismos con el fin de alcanzar la democratización de la cultura de masas.
Ésta es otra visión respecto a los usos y/o consecuencias que se generan a raíz de este medio y es uno de los temas más discutidos por los grandes teóricos de la comunicación.
         Walter Benjamin, por ejemplo, expone a lo largo de sus investigaciones su postura sobre la reproductibilidad técnica de la obra de arte que es posible, entre otros medios, por la fotografía. Para Benjamin la posibilidad de hacer que una obra de arte pierda su “aura”, entendida como la genuinidad, es positivo pues los mensajes obtienen nuevos beneficios. Desde el punto de vista social pierden su propensión Aristotélica; y desde el estético, la contemplación desinteresada es sustituida por la experiencia del Arte como contacto, participación y esparcimiento.



“La necesidad de «acercar» las cosas espacial y humanamente es casi una obsesión hoy día. Existe una compulsión cada vez más intensa a reproducir el objeto fotográficamente, en primer plano”.
-Walter Benjamin


         Sin embargo, desde otra perspectiva, los teóricos de la Escuela de Frankfurt rechazan en sobremanera la masificación e industrialización de la cultura pues consideran que la tecnificación del saber social representa la aniquilación de la autonomía de los individuos sobre sus opiniones y actitudes. Para ellos, la industria cultural somete a las obras que son productos de la razón a una reducción mercantilista, las desvirtúa, se convierten en objetos o mercancías que satisfacen necesidades y otorgan bienestar, pierden así cualquier significación social razonable.
         Es por ello que la Escuela de Frankfurt apuesta por la “Alta cultura”, la conservación y valoración adecuada correspondiente a las obras de arte, de la razón y el espíritu. No obstante, esto funciona como una herramienta distintiva, principalmente de clases sociales. Tal como dice Marcuse, la cultura actúa como sistema de control social. Es por ello, quizás, que Joyce vio en la fotografía una amenaza a la palabra, tanto hablada como escrita, una amenaza a la sociedad alfabetizada, y, por qué no, una amenaza al control que significaba formar parte de esa sociedad.



Conclusiones
         Desde el principio de los tiempos, en cada ocasión que se produjo el surgimiento de un nuevo medio surgieron también dos corrientes de discusión paralelas, una argumentando a favor de dicho medio y otra en contra. Es algo que hemos vivido personalmente desde nuestros primeros años de vida con cada nuevo cambio tecnológico. Es entonces cuando nos detenemos a pensar qué función desempeñan los medios en nuestra vida y la importancia que les otorgamos.
         Sin darnos cuenta cada adelanto tecnológico automatiza nuestra vida un poco más, a medida que pasa el tiempo debemos hacer menos cosas, cada vez estamos más amputados y mucho más acoplados a los medios. Medios que fueron creados por el hombre para “facilitarle” ciertas cosas y con el paso del tiempo terminaron por modificar completamente su vida.
         La fotografía es un fiel ejemplo de esa situación, sobre todo por ser un medio caliente pues reduce aún más la necesidad de interacción de quien la contempla. Sin embargo, ha generado desde su aparición una serie impresionante de modificaciones en la vida del hombre. Su propósito principal era capturar fragmentos de la realidad y terminó por ser una herramienta capaz de modificar estilos de vida, aumentar las ventas de un producto y llevar el mundo entero frente a los ojos del hombre con una simple imagen.
         Nos vemos obligados a transformarnos, no obstante, en palabras de McLuhan: “los fuertes prejuicios y distorsiones de nuestra vida sensorial producidos por la tecnología son, al parecer, un hecho que preferimos pasar por alto en la vida de cada día”. Seguimos aquí, tratando de ignorar todos los cambios que ocurren a nuestro alrededor y a la vez adaptándonos a ellos, porque nos hemos vuelto tan endebles que aunque nos neguemos la tecnología termina por digerirnos. De no ser así, redes sociales como Facebook o Instagram no tendrían tanta aceptación en nuestra sociedad, pero sobre todo no tendrían tantos usuarios activos. Es por ello que resulta muy sencillo asegurar en este punto que el hombre se ha convertido en un ser visual y de alguna forma conformista, se limita a observar para entender. El mejor ejemplo de esto es la forma actual en la que se ingieren las informaciones noticiosas, una ojeada a lo largo del periódico o abrir un link e ir directamente a la fotogalería es suficiente para saber que está pasando.
         Vivimos, por consecuencia, en una sociedad aparente y transitoria, tan fugaz como puede ser el “clic” al momento de capturar una imagen, aunque la misma quede guardada para la eternidad.


Bibliografía
Bisbal, M. (1982) La Comunicación interrumpida. Editorial UCV.

Mcluhan, M. (1996) Comprender los medios de comunicación. Ediciones Paidós Ibérica S.A., Barcelona.

Saperas, E. Comunicación y anticipación utópica. Contribución de la teoría crítica de la Escuela de Frankfurt a la Sociología de la Comunicación.

Sontag, S. (2006) Sobre la fotografíaEditorial ALFAGUARA, México.
*Todas las citas presentadas a lo largo del ensayo fueron extraídas del libro Sobre la Fotografía de Susan Sontag.





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