Celebrando el Día Internacional de las Bibliotecas
Si quieres encontrar comunidad
ve a la Biblioteca de las
Artes
Claudia Furiati Páez
Si bien la fecha oficial es el 24 de octubre, todo el mes es propicio para cultivar el rito de la lectura, a solas o acompañado por muchos otros que comparten presencia y pertenencia en este centro cívico-cultural que hace vida en una icónica edificación guayaquileña
Un espacio de acogida, ese que habita entre la casa y el
trabajo o la universidad, es lo que simboliza hoy a la Biblioteca de las Artes
de Ecuador. Cercana a cumplir su primer lustro de actividades como centro
dinamizador del saber, la cultura y la creatividad, esta institución adscrita a
la Universidad de las Artes es sin duda una atípica biblioteca académica. Pero,
por otro lado, muy conveniente para desde sus espacios conmemorar el Día
Internacional de las Bibliotecas que tendrá lugar este 24 de octubre y que
lleva por lema “Tejiendo comunidades”.
Como dejó ver en diálogo con @festilectura su actual
directora, Soraya Campos, además de cumplir con su misión de prestar servicios
bibliotecarios e informacionales a su comunidad de estudiantes, docentes y
administrativos, la Biblioteca de las Artes dedica esfuerzos, recursos y
programación para entretejer servicios en calidad de centro mediador de lectura
y cultura ante otros usuarios. Una institución que se ha esmerado en brindar el
libre acceso y la inclusión a visitantes de variopintas comunidades, desde
alumnos de planteles educativos de Guayas, pequeñines curiosos por escuchar y
actuar cuentos, hasta personas con condiciones especiales o de la tercera edad
deseosas de aprender nuevas habilidades lecto-escritoras.
Hilando pertenencia
Y la bibliotecaria recurre a las cifras para respaldar
este valor de espacio público y democrático de su institución, potenciado a
partir de su acondicionamiento en el modernista edificio proyectado por el
checo Karl Kohn, ubicado entre Pichincha y Aguirre (esquina céntrica de la
urbe). Destaca que, desde la apertura de la sede actual en 2019, la Biblioteca
de las Artes incrementó sus usuarios en miles (un ascenso que sólo se vio
afectado en el período de la Pandemia del 2020). En el caso de la gestión 2022
(en la que ella ocupa la dirección) este número de usuarios superó los 50 mil
entre miembros de la comunidad UArtes y público externo. También en ese año
hubo hitos en gestión de préstamos: 5.051 en sala; 921 a domicilio; 1.624 en
material didáctico y 2.506 en computadoras para estudios e investigación.
Son
indicadores que para Soraya Campos y su equipo de mediadores informacionales van
más allá de los números, puesto que las cifras apuntalan un sentimiento: Orgullo.
Ella ha sido testigo de ese proyecto en evolución y “pespunteado” hace nueve
años, junto a las autoridades universitarias de entonces y la primera corte de
alumnos de la Universidad de las Artes. Un
inicio en el que tuvieron que apañarse con sedes temporales y un sistema de
catalogación autogestionado (se clasificó manualmente mediante ficha de Excel
siguiendo la norma bibliotecaria y de archivo).
Lo que sobró fue la mística y el talento
de los profesionales convocados. En su caso, sumó la experiencia que traía del
Archivo Histórico del Guayas.
Y
consentimos que esta fue la primera comunidad que allí se entretejió, la del
personal de la Biblioteca de las Artes, a la orden de un propósito natural a
este tipo de lugares de encuentros comunitarios: “construir sentido con
apertura a todo”, como afirma Daniel Goldin, ex director de la Biblioteca
Pública Vasconcelos de Ciudad de México. Ser un tercer espacio, ese al cual los
usuarios “acuden a buscar algo que no es ruido ni silencio, sino la música que
porta la promesa de algo que está distante y desde la distancia llama”.
La
Biblioteca de las Artes convoca a su territorio físico a distintos usuarios a
través del servicio de estantería abierta, que pone a disposición una colección
de 51 mil materiales bibliográficos y audiovisuales; también mediante el uso de
sus zonas y salas de lectura individual y grupal, sus auditorios y galerías
expositivas, además de los salones para talleres de capacitación y
alfabetización informacional. Todos ellos desplegados en un inmueble icónico,
Premio Nacional de Cultura 2006, que tuvo inicialmente el propósito de
albergar, en lugar de libros, el papel moneda y los lingotes de oro de una
entidad financiera (fue la sede del Banco de Descuento del Ecuador a mediados
del S.XX).
Pero también se aproxima a sus distintas comunidades en
el entorno virtual disponiendo de diversos servicios bibliotecarios digitales y
de bases de datos globales en línea para la investigación académica en
distintas disciplinas: arquitectura, diseño, pensamiento crítico, historia del
arte, visuales y audiovisuales, entre otros. En el caso de la comunidad
universitaria tienen libre acceso a través del KOHA, un sistema integrado
basado en web bajo licencia. Pero aclara Campos que el usuario externo también
puede contar con la herramienta, si consulta desde los equipos de computadoras
instalados en la biblioteca, lo cual es apreciado sobre todo por estudiantes de
bachillerato y de otros institutos de educación superior de la ciudad
“Ayudamos a la familiarización del visitante externo con
la forma de consultar en línea nuestras colecciones, catálogos y de libros
mediante capacitaciones que forman parte de nuestro programa de alfabetización
informacional. Y aunque como centro de
recursos para el aprendizaje y la investigación, estos espacios de
actualización se enfocan primordialmente a los alumnos y profesores de UArtes,
no desatendemos a los usuarios externos”.
Encontrándonos en los libros
Siguiendo con la metáfora de Goldin sobre el hallazgo de
comunidades en estos espacios, la directora de la Biblioteca de las UArtes,
asiente que efectivamente su institución practica esa filosofía ante los
guayaquileños. “Digo a mis bibliotecarios y a auxiliares que siempre hemos de atender
lo mejor que podamos y con una sonrisa en los labios. Facilitar la experiencia
al usuario y así procurar que vuelvan. Y no sólo por más información, también
porque reconocen y aprecian esa especial manera de tratarlos, incluso si se
trata de tener que expresarle un ‘no se puede por respuesta”.
Externos, aunque ya apropiados de su Espacio Ría,
son los niños, niñas y jovencitos que acuden a la Planta Baja donde opera la
ludoteca. Esta es una de las comunidades más activas que tiene la biblioteca y
que ha crecido como los chicuelos, durante los cinco años que viene operando
allí. Suele recibir semanalmente pequeñines junto a sus representantes para
atender las jornadas de cuentacuentos, lectura en sala, cursos de manualidades,
cine, títeres, clubes de lectura. Es en sí la gran apuesta de la Biblioteca de
las Artes, ofrecer una buena práctica de mediación lectora e ingenio para los
futuros universitarios.
El compromiso al libre acceso a la educación y
conocimiento es tal, que parte de su programación aniversaria (proyectada a
partir de enero 2024) se activará el proyecto de FabLab, un laboratorio
para potenciar el ingenio entre pequeños y desarrollar su inventiva, enmarcado
en las tendencias de innovación bibliotecaria. Igual hoy la Ría es una
plataforma de experimentación. Vale mencionar el curso Minivets: escritura
creativa para la tenencia responsable de mascotas (Proyecto Tía Sierpe), las secciones
interactivas Cubistorias (para menores de 3 a 6 años), y el club de
lectura Exploradores del Cuento (para menores entre 7 y 13 años). También
destacan, la primera edición de un festival de bandas intercolegiales realizada
este año y la 2da. Lanfor Abierta, una jornada destinada a enaltecer el
valor de libro impreso a través del intercambio gratuito.
Universo diverso y abierto
Toda una activa agenda que funciona como portal al mundo
de la lectura, pero también a la incorporación de nuevos usuarios y defensores de
la biblioteca como espacio público / lúdico y que se articula con el apoyo del
área de Vínculo con la Comunidad de la universidad. Igual cuenta con el
respaldo de graduados de la misma institución que a través de Convocatoria
Alumni, dictan talleres gratuitos no sólo para menores, sino también para
adultos mayores y público general, sumando experiencia en las artes que se han
profesionalizado. Y complementan, los acuerdos de cooperación con gobiernos
municipales, agrupaciones artísticas, así como entidades del libro como el Fondo
de Cultura Económica de México y el Centro Regional para el Fomento del
Libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc - Unesco).
Los “bibliouartianos” además de crecer año a año,
se multiplican a través de la esfera digital. Las redes sociales de la
Biblioteca de las Artes continuamente circulan contenido para sus usuarios
digitales, cautivos a partir del modo remoto que instauró la pandemia Covid-19.
Hasta un podcast producen “Desde la Ría” disponible a través de Radio
Digital UArtes, así como un canal YouTube, su vitrina Instagram y su página de
Facebook. Su éxito se debe en gran medida a la capacitación continua de su
personal y talento en herramientas de mercadeo digital, revela Soraya Campos.
Evidencias todas que nos llevan de nuevo a las
reflexiones del promotor de bibliotecas David Goldin: sea escolar, académica, pública
o híbrida como la de la Universidad de las Artes son instituciones de acogida,
donde podemos cotidianamente concurrir, ampliar nuestra existencia contrastando
con la de otros, incluso aquellos personajes que habitan los libros, y juntos
“construir sentido de manera universal”.
Celebra todo
octubre a las bibliotecas visitando a la Biblioteca de las Artes. Abierta al
público general: Lunes de 08h00 a 17h00; Martes a viernes de 08h00 a 19h00 y
Sábado de 9h00 a 17h00. Solicita un recorrido guiado a través de @bibliouartes (IG
o FB) o biblioteca@uartes.edu.ec. Se requiere tan sólo un documento de
identidad.
Dirección:
Pichincha y Aguirre, esquina, Ciudad de Guayaquil, Ecuador | biblioteca.uartes.edu.ec.
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