XUNZI(c.300-235AEC)
Textos clásicos*
Xun zi, 荀子 maestro Xun, fue un filósofo cuya vida reseña el historiador Sima Qian en el capítulo 74 de su obra Shiji (De los relatos históricos). Según los datos recogidos por Sima, Xun nació c. 310 AEC en Zhao, un estado situado al norte de la parte nuclear de China, región de llanura aluvial conocida como “dentro de las barreras” por estar enmarcada entre montañas y las riberas del río Amarillo. Xun vivió en el periodo de los Estados combatientes (453-221 AEC). A los cincuenta años, en 260 AEC, tras recorrer algunos estados consiguiendo trabajos esporádicos, llegó a la corte del vecino estado Qi que ofrecía a los estudiosos prebendas como funcionarios del estado; más tarde aceptó un puesto de magistrado en Lanling, en el sur de Shandong. Después del asesinato de su protector en 238 AEC, posiblemente vivió otros 17 años más hasta el ascenso del primer emperador Qin.
De su obra sólo queda el libro de sus enseñanzas que fue
compilado hacia el año 77 AEC. En su texto Xunzi sostuvo que la naturaleza
humana (xing 性)
es mala (e 惡),
a diferencia de lo que argumentaba el exponente de la ortodoxia confuciana,
Mengzi (Mencio). Los discípulos de Confucio disputaban sobre los contenidos y
desarrollos del ideario del maestro. En estas polémicas las aportaciones de
Xunzi fueron subestimadas pues se contraponían con la escuela que se
convertiría en ortodoxia incorporada al modelo imperial. No obstante, sus
discípulos Han Feize y Li zi, ya considerados fuera del ámbito confuciano, se
convirtieron en los arquitectos de las medidas establecidas por los Qin al
imponerse sob re el resto de las escuelas de pensamiento chino. Nuestro
fragmento recoge los principios de la teoría de la naturaleza humana de Xunzi,
donde establece que sólo el “esfuerzo consciente” redime la innata agresividad
humana emanada de los deseos. Esto es, opone a los deseos naturales del hombre,
las reglas y el ordenamiento moral y social, que lo encauzan en el dao,
transfigurando el sentido anterior del término para significar el orden humano.
Siguiendo su naturaleza, los hombres serían enemigos y cada cual buscaría su
propio provecho, desatando el caos e imposibilitando el orden estatal. Pero los
héroes culturales o “reyes sabios de la antigüedad” ofrecieron a los hombres
normas de conducta moral para que aprendieran a controlar y limitar sus deseos.
Sin embargo, subyacente a este “ofrecimiento” existe la realidad de que los
reyes de la antigüedad ya no existen, dando pie a Xunzi para ampliar su
análisis político social y su capacidad retórica al hallar que son otras
instancias humanas (la educación, la coerción, el estado) las encargadas de
enmendar y perfeccionar a los hombres. ***
LA NATURALEZA del hombre es mala y su bondad es el fruto de
un esfuerzo consciente. Por Naturaleza, el hombre desde que nace ama su propio
provecho y si siguiera este impulso habría contienda y arrebato y se perderían
a la vez la cortesía y la condescendencia. Desde que nace siente envidia y odio
hacia los demás y si diera rienda suelta a estos sentimientos reinaría la
violencia y se perderían la lealtad y la buena fe.
Tiene asimismo al nacer apetitos derivados de los ojos y de
los oídos, es decir que gusta de sonidos y formas agradables y si siguiera esta
inclinación llegaría a la lascivia y el desorden y se perderían todas las
normas de conducta moral y la cortesía.
De ahí que si el hombre siguiera los impulsos naturales y
sus pasiones se comprometería sin remedio a la contienda y el arrebato,
violando el orden establecido, confundiendo la razón y atrayendo la violencia.
Es necesario que se opere un cambio en él por influencia de
un maestro y que aprenda a seguir las normas de conducta moral y así llegar a
la cortesía y la modestia obedeciendo a las formas de la razón y de un orden
establecido. Por lo que se ve claramente que la naturaleza del hombre es mala y
que su bondad es fruto de un esfuerzo consciente.
Una madera torcida necesita ser enderezada y sometida al
vapor para que quede recta y al metal romo es preciso afilarlo para que quede
punzante. Es así como la naturaleza del hombre, que es mala, necesita de las
instrucciones de un maestro para rectificarse y de las normas de conducta moral
para acatar el orden.
Al no tener maestros ni leyes, los hombres se inclinan hacia
la maldad y les falta rectitud; si no conocen las normas de conducta moral se
vuelven rebeldes y violentos y no se someten al orden. En tiempos remotos, los
reyes sabios reconociendo que la naturaleza del hombre es mala y por lo tanto
se inclina al mal y se aparta de la rectitud, que el hombre es rebelde,
violento y no acepta el orden, establecieron normas de conducta moral, leyes y
reglas para modificar y rectificar, suavizar y guiar la naturaleza tanto emotiva
como instintiva del hombre. Es así como lograron que los hombres se sometan al
orden y estén en conformidad con el Camino. Todo hombre que se deja influir por
las enseñanzas de un maestro, que acumula erudición y sigue las normas de
conducta moral, es un hombre superior; el que da rienda suelta a su naturaleza,
sigue las inclinaciones bajas y hace caso omiso de las normas de conducta
moral, es un mediocre.
Meng-zi dijo: "El hombre es capaz de aprender porque su
naturaleza es buena". Yo digo que esto no es cierto y que no entendió la
naturaleza del hombre ni captó la diferencia entre la naturaleza fundamental
del hombre y lo que es su esfuerzo consciente. La naturaleza es lo que nos da
el Cielo, lo que no podemos aprender ni esforzarnos por adquirir.
Las normas de conducta moral son creación de los sabios y
los hombres pueden aprenderlas, practicarlas y esforzarse por completarlas. Lo
que en el hombre no se puede aprender ni se puede adquirir por esfuerzo propio
se llama naturaleza; lo que se puede aprender, practicar y completar por propia
iniciativa se llama esfuerzo consciente. Esta es la diferencia entre la
naturaleza y el esfuerzo consciente.
Por su naturaleza el hombre tiene ojos y ve, oídos y oye,
pero la claridad de la vista no está separada del ojo ni de la agudeza del oír
está separada del oído.
Meng-zi dijo: "La naturaleza del hombre es buena pero
son los hombres los que la pierden y la arruinan". Yo pienso que éste es
un error. Aun así por su naturaleza el hombre al nacer se habrá alejado de su sencillez
natural y de sus cualidades ingénitas que necesariamente se perderán y
arruinarán.
Los que dicen que la naturaleza del hombre es buena,
encuentran loable todo lo que no se ha separado de la sencillez original, y
provechoso todo lo que se apega a lo ingénito. Ven la belleza como algo
inherente a la simplicidad natural, y la bondad como algo inherente a las
cualidades ingénitas tal y como la claridad de vista es inseparable del oído y
la agudeza del oír es inseparable del oído. Por eso se dice que el ojo es la
vista y el oído es el oír.
Ahora bien, por su naturaleza el hombre cuando tiene hambre
desea saciarla, cuando tiene frío desea calentarse y cuando está cansado desea
reposar, pues este es el impulso de su naturaleza instintiva y emotiva. Sin embargo,
aun teniendo hambre no osa adelantarse a sus mayores para saciarla sino que le
cede su turno, y aun estando cansado no se atreve a buscar reposo y está
dispuesto a hacer el trabajo de los demás.
Que el hijo se someta al padre y el hermano menor al mayor;
que el hijo haga la tarea que le corresponde al padre y el hermano menor la del
mayor; ambos comportamientos son contrarios a la naturaleza y se oponen a sus
impulsos emotivos, pero representan el camino de la piedad filial y están en
conformidad con las normas de conducta moral. Por eso, si se sigue la
naturaleza emotiva e instintiva, no se tiene cortesía ni humildad, es más, la
cortesía y la humildad se oponen a la naturaleza.
Si alguien preguntara: "Ya que la naturaleza del hombre
es mala, ¿cómo surgieron las normas de conducta moral?". Yo contestaría
que son la obra de los sabios y que no existían originalmente en la naturaleza
de los hombres. Un alfarero mezcla la arcilla y modela una vasija, pero la
vasija es el resultado de un esfuerzo voluntario del artesano y no de su
naturaleza. Otro artesano puede tallar un pedazo de madera y produce un objeto,
pero este objeto es el fruto de un esfuerzo consciente del artesano y no de su
naturaleza.
Los sabios, acumulando ideas y actuando intencionalmente, pudieron
crear las normas de conducta moral y establecieron leyes y reglas, y estas
normas, leyes y reglas son fruto del esfuerzo consciente de los sabios y no de
su naturaleza. Es así como el ojo gusta del color, el oído gusta del buen
sonido, la boca gusta del buen sabor, la mente gusta del provecho, el cuerpo
gusta del bienestar y todo está en la naturaleza emotiva e instintiva del
hombre, son sentimientos naturales y no es preciso hacer nada para provocar su
existencia.
Si algo es ni instintivo ni natural y su existencia es
provocada por la acción del hombre, es un producto de un esfuerzo consciente.
Esta es la prueba de que lo que existe por la naturaleza y lo que es fruto de
un esfuerzo consciente no son la misma cosa. Por eso lo sabios transformaron su
naturaleza, instituyeron la actividad consciente a fin de establecer normas de
conducta moral, y una vez establecidas estas normas implantaron también leyes y
reglas. Por lo tanto, las normas de conducta moral, las leyes y las reglas,
fueron producidas por los sabios y no es que éstos sean por su naturaleza
superiores a los demás hombres sino que difieren en cuanto a su manera de
aplicar la actividad consciente.
Amar el provecho y desear la posesión son parte de la
naturaleza emotiva e instintiva del hombre. Supongamos que hermanos tengan que
dividir riquezas; si siguen su naturaleza emotiva e instintiva se dejarán
influir por el amor al provecho y el deseo de posesión y se pelearán por
arrebatarse los bienes, pero si han sido cambiados por los principios de las
normas de conducta moral estarán dispuestos a ceder aún ante un extraño. Así,
siguiendo al impulso natural hasta los hombres entran en pugna, mientras que si
llegan a ser transformados por las normas de conducta moral, ceden incluso ante
un extraño.
La voluntad del bien nace en hombre porque su naturaleza es
mala. El mediocre anhela ser importante, el feo anhela ser bello, el mezquino
anhela ser hombre de posición, todo lo que el hombre carece en sí mismo lo
busca necesariamente fuera. Un hombre que ya es rico no anhela riqueza; si es
importante, no anhela poder. Lo que el hombre tiene en sí mismo, no debe
buscarlo fuera. Por lo que es evidente que la voluntad del bien nace en el
hombre porque su naturaleza es mala. Las normas de conducta moral no están
originalmente en la naturaleza del hombre y por ello se ha esforzado con
estudio, en hallarlas. Como no es de naturaleza del hombre el conocer las
normas de conducta moral, ha tenido que pensar y reflexionar a fin de
encontrarlas y entenderlas.
El hombre al nacer no posee ni conoce las normas de conducta
moral; el no poseerlas lo lleva al caos, y el no conocerlas a la rebeldía. Es
así como el hombre al nacer está en estado de desorden y de rebeldía. Por lo
que está claro que la naturaleza del hombre es mala y que su bondad es fruto de
un esfuerzo consciente.
Meng-zi dijo: "La naturaleza del hombre es buena".
Yo digo que esto es un error. En todos los tiempos, lo que la gente llama
"bondad" es lo que tiene principios y rectitud, orden y equilibrio y
lo que llama "maldad" es lo que carece de justicia y está en desorden
y rebeldía. Ésta es la diferencia entre bondad y maldad. Si la naturaleza del
hombre fuera de por sí recta, equilibrada y ordenada ¿para qué harían falta los
reyes sabios y las normas de conducta moral?. La existencia de los reyes sabios
y de las normas de conducta moral sería redundante en cuanto a la rectitud, el
equilibrio y el orden. Sin embargo, no es así porque la naturaleza del hombre
es mala.
Los sabios de la antigüedad, viendo que la naturaleza del
hombre es mala, que carece de justicia y de rectitud, que es confusa y
desordenada, establecieron la autoridad de un soberano para guiar a los
hombres, elucidaron las normas de conducta moral para transformarlos,
instituyeron leyes justas para gobernarlos e idearon castigos severos para
controlarlos. El resultado, fue que en el mundo prevalecieron el orden y la
bondad. Tal fue el gobierno de los reyes sabios y la transformación por efecto
de las normas de conducta moral. Supongamos ahora que prescindimos de la
autoridad del soberano y de la acción transformadora de las normas de conducta
moral, que rechazamos el orden que imponen las leyes y las reglas, que hacemos
caso omiso del control ejercido por los castigos y observamos el comportamiento
mutuo de los hombres. Los fuertes se impondrán a los débiles a fin de
arrebatarles sus bienes, la multitud oprimirá a la minoría a fin de doblegarla,
en un instante el mundo se convertirá en un caos en el cual reinará la
destrucción mutua.
Por lo que se ve claramente que la naturaleza del hombre es
mala y que su bondad es fruto de un esfuerzo consciente
Tomado de: https://alatinacolonia2013.files.wordpress.com/2014/09/xunzi.pdf
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