jueves, 13 de marzo de 2025

     La guerra en Ucrania y sus depósitos de tierras raras

                (Importancia de un tema olvidado en la agenda informativa en los medios)

David De los Reyes

 


 

En el contexto actual de la guerra entre Ucrania y Rusia, el interés por los recursos naturales del país ha cobrado una relevancia sin precedentes. Entre estos recursos, los depósitos de tierras raras se destacan como un activo estratégico que podría cambiar el rumbo económico de Ucrania y su posición en el escenario global. Los medios han hablado mucho sobre cómo va el desarrollo de este asedio y conflicto bélico, donde los intereses por el territorio no son tanto los referidos a pasados y tradiciones con Rusia, sino por lo que puede obtenerse con el control de las llamadas tierras raras, que no son raras ni solo tierra. No es de extrañar que uno de los puntos importantes a tratar para el pago por la ayuda militar de EE. UU. hacia Ucrania esté en el interés de la firma de un acuerdo previo sobre esas rarezas territoriales, entre los presidentes Donald Trump y Volodímir Zelenski, exigiendo la retribución del 50% de las ganancias con el extractivismo de dichos yacimientos.

Pero, ¿Qué son las tierras raras?

Antes de entrar en el tema de la relación entre Ucrania y sus yacimientos raros, creo necesario hablar de qué se trata y por qué hay tanto interés en lograr el control (Rusia) o un acuerdo comercial del fifty/fifty con EE. UU., y al que la UE tampoco se quiere quedar atrás.

Las tierras raras son un grupo de 17 elementos químicos que, a pesar de su nombre, son relativamente abundantes en la corteza terrestre. Estos elementos, que incluyen el lantano, cerio, praseodimio, neodimio, prometio, samario, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio, lutecio y escandio, son esenciales para una variedad de aplicaciones tecnológicas que van desde dispositivos electrónicos hasta energías renovables. Su importancia radica en su capacidad para mejorar el rendimiento de productos como imanes, baterías, pantallas y catalizadores, lo que los convierte en componentes clave en la transición hacia tecnologías limpias y sostenibles.

El interés por las tierras raras ha crecido exponencialmente en las últimas décadas, impulsado por la revolución tecnológica y la necesidad de materiales para la fabricación de productos innovadores. La creciente demanda de vehículos eléctricos, turbinas eólicas y dispositivos electrónicos ha llevado a los gobiernos y empresas a buscar asegurar el acceso a estos recursos estratégicos. En este contexto, se han convertido en un tema candente en la geopolítica moderna, ya que el control de estos elementos puede influir en la competitividad económica de las naciones.

Actualmente, los principales países que explotan y producen tierras raras son China, Estados Unidos, Australia, Rusia y Brasil. China, en particular, ha dominado el mercado, controlando aproximadamente el 60% de la producción mundial. Este dominio ha generado preocupaciones sobre la dependencia global de un solo país para un recurso tan crítico, lo que ha llevado a otros países a diversificar sus fuentes y buscar nuevas minas. Las potencias alternas a la oriental no quieren quedarse atrás en el dominio de tales yacimientos para su explotación en todo el arsenal de producción tecnológica electrónica. La situación se complica aún más por las tensiones comerciales y políticas, lo que ha llevado a un aumento en la inversión en la exploración y extracción de tierras raras en otras partes del mundo, como es el caso de la intervenida Ucrania.

Los elementos que conforman las tierras raras son fundamentales en diversas industrias. Por ejemplo, el neodimio se utiliza en imanes fuertes que son esenciales para motores eléctricos y generadores, mientras que el europio es crucial en la fabricación de pantallas LED. Cada uno de estos elementos tiene propiedades únicas que los hacen indispensables en la producción de tecnología moderna. Sin embargo, la extracción y procesamiento de tierras raras también plantea desafíos ambientales significativos, incluyendo la contaminación y la degradación de ecosistemas, lo que ha llevado a un llamado a prácticas más sostenibles en su explotación.

Es por ello por lo que las tierras raras son elementos clave en la era tecnológica actual, con un papel fundamental en la fabricación de productos que impulsan la innovación tecnológica y la sostenibilidad. Su interés y demanda continúan creciendo, lo que resalta la necesidad de un enfoque estratégico en su extracción y uso. A medida que el mundo avanza hacia un futuro más verde y digital, la gestión responsable de estos recursos se convierte en un imperativo no solo para las economías nacionales, sino también para la salud del planeta.

Es por ello que el conflicto de Ucrania no solo se juega en la defensa de la democracia y el sentido de la libertad occidental ante los autoritarismos a lo oriental, sino también en la obtención de estos materiales imprescindibles para el desarrollo de la llamada Tercera Revolución Industrial (Rifkin, 2011), en la que países como EE. UU., China y la UE están en feroz competencia por ganar esa rara carrera.

¿Con qué cantidad de estos elementos raros cuenta las tierras de Ucrania? Ucrania cuenta con aproximadamente 2 millones de toneladas de reservas de tierras raras, situándola entre los principales poseedores de estos recursos en Europa. Elementos como el neodimiolantano y cerio son fundamentales para la fabricación de dispositivos electrónicos, baterías y turbinas eólicas, esenciales en la transición hacia energías limpias. La creciente demanda de tecnologías sostenibles ha puesto a las tierras raras en el centro de atención, y Ucrania podría convertirse en un proveedor clave en este contexto.


Mapas de tierras raras en Ucrania. Fuente Ok y Servicio geológico ucraniano.

Las principales áreas con depósitos de tierras raras se encuentran en la región de Zhitómir, Zaporiyia y en partes de Donetsk[1]. La riqueza mineral de estas regiones no solo representa una oportunidad económica, sino que también se ha convertido en un punto focal en el conflicto armado. A medida que se intensifica la lucha por el control territorial, el acceso a estos recursos se vuelve un factor determinante, tanto para Ucrania como para las potencias extranjeras interesadas.

Aunque la producción actual de tierras raras en Ucrania es limitada, se estima que, con las inversiones adecuadas y la estabilización política, el país podría alcanzar una producción anual de hasta 10,000 toneladas (a razón de 30 a 50 mil euros por tonelada, ergo, se obtendrían entre 300 y 500 millones anuales, lo cual no está nada mal…). Este incremento no solo beneficiaría a la economía ucraniana, sino que también podría ayudar a diversificar su base económica, reduciendo la dependencia de otros recursos naturales. Al firmar el acuerdo entre Zelenski y Trump, EE. UU. ha asegurado una ganancia anual de unos 300 millones de dólares en su extracción, además del control de la distribución de esos minerales para su propio mercado[2].

En esta guerra económica desatada entre EE. UU. y China, podemos decir, como  ya me referí antes, que este último país, a nivel mundial, domina el mercado de tierras raras, controlando aproximadamente el 60% de la producción. Sin embargo, la situación geopolítica actual ofrece a Ucrania la oportunidad de posicionarse como un actor relevante en este sector. Con el auge de la demanda global, proyectada a crecer entre un 5% y un 10% anual en la próxima década, Ucrania podría convertirse en un socio estratégico occidental para las naciones que buscan asegurar su suministro de tierras raras.

A pesar del potencial ucraniano, la explotación de estos recursos enfrenta hoy desafíos significativos. La inestabilidad política y el conflicto actual limitan la capacidad de Ucrania para atraer las inversiones necesarias para desarrollar su industria minera, aunque EE. UU. está presto a hacerlo. Habría que esperar un armisticio, un cese al fuego en la guerra, lo cual no está planteado para la parte imperialista beligerante e invasora, es decir, la Rusia de Putin. De lo contrario todo lo planteado pasaría a manos del neozar ruso.  Sin embargo, si se logra estabilizar y dominar la situación, el país podría no solo beneficiarse económicamente, sino también contribuir a la seguridad energética de Europa, de Estados Unidos y de otros países del mundo.

Los depósitos de tierras raras en Ucrania representan un recurso inexplorado que podría transformar la economía del país y su posición en el escenario internacional. En un mundo cada vez más dependiente de tecnologías sostenibles, la capacidad de Ucrania para aprovechar sus reservas de tierras raras podría ser clave para su recuperación y desarrollo futuro. A medida que la comunidad internacional observa de cerca el conflicto, la atención se dirige no solo a la lucha por el territorio, sino también al control de estos valiosos recursos naturales. De ello podemos deducir que el interés de Rusia en invadir Ucrania se debe al gran desarrollo tecnológico y minero que puede representar el país en las próximas décadas, lo cual se busca impedir a toda costa, limitando la autonomía y la soberanía de Ucrania en el uso de sus riquezas del subsuelo, así como en su capacidad innovadora científica, tecnológica y defensiva de la inteligencia de sus habitantes.



[1] Estas regiones poseen los yacimientos más importantes de tierras raras. La región de Zaporiyia es un área considerada como una de las más ricas en esos depósitos, con concentraciones significativas de elementos como el neodimio, lantano y cerio. Y en la región de Donetsk también se han registrado depósitos en esta región, aunque su explotación se ha visto afectada por el conflicto. La región de Zhitómir, en Ucrania, es conocida por su riqueza mineral, incluidos los depósitos de tierras raras. Aunque no hay cifras exactas y actualizadas sobre la cantidad específica de tierras raras en esta región, se estima que tiene recursos significativos, especialmente en minerales como el niobio y el tántalo, que a menudo se asocian con tierras raras.   

[2] Aunque la producción actual de tierras raras en Ucrania es limitada, se estima que, con las inversiones adecuadas y la estabilización política, el país podría alcanzar una producción anual de hasta 10,000 toneladas. Este incremento no solo beneficiaría a la economía ucraniana, sino que también podría ayudar a diversificar su base económica, reduciendo la dependencia de otros recursos naturales.

El valor de esta producción puede ser significativo. Considerando un precio promedio por tonelada que varía entre 30,000 y 50,000 euros, el potencial económico de estas 10,000 toneladas se traduce en un valor total que oscila entre 300 millones y 500 millones de euros. En términos de dólares, y utilizando un tipo de cambio aproximado de 1.07 USD/EUR, el valor en dólares podría variar entre 320 millones y 540 millones, dependiendo del precio específico de las tierras raras en el mercado.

Este potencial económico resalta la importancia de las tierras raras no solo como un recurso mineral, sino como un motor de desarrollo para Ucrania. La capacidad del país para aprovechar estos recursos podría transformar su panorama económico, ofreciendo una alternativa viable a la dependencia de otros sectores y contribuyendo a su estabilidad y crecimiento en un contexto global cada vez más competitivo.

 

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