Filosofía Clínica
Universidad Central de Venezuela
Facultad de Humanidades
Facultad de Humanidades
Presentación:
Profesor responsable:
Dr. David De Los Reyes
Profesores adjuntos a la investigación:
Dr. Ruperto Arrocha
Dra. Rayda Guzman
Profesores adjuntos a la investigación:
Dr. Ruperto Arrocha
Dra. Rayda Guzman
Prof. Theowaldo D'Arago
Prof. María Eugenia Cisneros
Prof. María Eugenia Cisneros
Asistente de Investigación:
Paola Hernández
Aproximación al concepto de dolor desde la filosofía clínica
El concepto de dolor ha estado presente a lo largo de toda la evolución teórica y práctica de la filosofía. En nuestra época lo experimentamos como una realidad cotidiana y permanente, tanto en el ámbito individual como en el social. La manifestación diaria del fenómeno del dolor se nos presenta y representa de forma continua, no sólo en nuestras vidas individuales sino también a través de imágenes y discursos dentro de los medios de comunicación.
Debido a ello se ha llegado a calificar esta situación social y personal como una especie de “epidemia”, el 75% de la población continental se encuentra afectada por dolor de manera permanente, (ver “Declaración de Bogotá”, 23 de mayo 2003). Ante tal urgencia hemos querido investigar este fenómeno en el campo filosófico. En la filosofía antigua (periodo griego y helénico), por ejemplo, encontramos su pertinencia en la obra de sus más importantes representantes.
En Hipócrates, en su obra médico-filosófica (“Sobre las enfermedades”), la localización, intensidad e irradiación del dolor sirve de ayuda para la realización del diagnóstico y tiene un valor pronóstico. Platón, en varios de sus diálogos (“Fedón o del Alma”, “Filebo o del Placer”, “Alcibíades o de la Naturaleza Humana”) lo concibe como una experiencia emocional del “alma”. Aristóteles en su obra (“Tratado del alma”, “Ética a Nicómaco”, “Gran Ética”, “Del Sentido y lo Sensible”) considera al dolor como un aumento de la sensibilidad de cualquier sensación, pero en especial del tacto; comprende que no sólo afecta al cuerpo sino también al alma (psique).
Epicuro (“Carta a Meneceo”), desarrolla una filosofía que tiene como fin evitar el dolor a partir de una ascesis filosófica permanente, que se basa en aceptar y practicar una ética basada en los placeres simples y en resistir y evitar al dolor, pues este vendría a romper la armonía del ser (García, 1981). La escuela cínica desarrolla la autonomía corporal y la risa como estrategia contra los sufrimientos. Los estoicos enfrentan al sufrimiento y el dolor a partir de la idea de apathia. Areteo de Capadocia, en su obra “De las causas e indicaciones de las enfermedades agudas y crónicas”, atribuye la insensibilidad a una extremada densidad de los tejidos, y que el dolor surge debido a cambios patológicos de temperatura que reducían su densidad haciéndolos insensibles. Demetrio el Cínico (Ver: Séneca: “De Beneficiis”) comprende la superación del dolor a partir de una tekne tou biou, de una técnica de vida, en tanto autoconocimiento de sí. Galeno advierte en sus escritos la importancia del estudio del dolor (Moreno, 1982:;2:3-24), llegando una compleja teoría de la sensación en la cual el centro de la sensibilidad era el cerebro.
Estos son apenas algunos de los registros que hemos encontrado en un primer acercamiento al tema y en la primera etapa de nuestra investigación. Es por ello que siendo el dolor, en todas las épocas, una de las sensaciones negativas más inalterables en la existencia del hombre hemos querido que nuestra investigación tenga como finalidad indagar y reflexionar, ética y estéticamente, sobre el discurso filosófico en torno al dolor a lo largo de su evolución en sus aspectos morales y clínicos. El dolor como la capacidad y la intensidad que tiene el hombre no sólo de soportarlo físicamente sino su superación y expresión simbólica estética y filosófica como promotor de acciones y reflexiones límites y su eliminación o aceptación dentro de la condición humana.
Por otra parte, encontramos que la filosofía, a partir de una perspectiva clínica, se comprende como un estudio del pensamiento sobre este tema en tanto terapia del lenguaje (Wittgenstein) por una parte y, por otra, a los trastornos de conducta y de afección moral y física del individuo en relación al dolor en tanto reflexión filosófica, lo cual ha estado presente desde Hipócrates a Bonica (1990). Lo que muestra que la filosofía ha venido abordando diversos temas no tradicionales del conocimiento filosófico desde una apertura transdisciplinar, epistémico, semántica y terapéutica clínica. Igualmente, nuestra investigación ha querido también ahondar en el concepto del dolor dentro de la evolución e historia de la filosofía occidental a partir del "cuido de sí" (epimeleia heautou), presente en toda la filosofía clásica griega y helénica y en posturas filosóficas actuales (ver Platón: “Alcibíades o de la naturaleza humana”; Foucault: “Hermenéutica del Sujeto”).
Por otra parte, encontramos que la ciencia ha abordado al dolor preferiblemente desde una visión positivista, determinista y localista, y pocas veces en un contexto más amplio, transdisciplinar y de conjunto. Por lo que al dolor en nuestra investigación se estudiará como un fenómeno sensorial complejo, que implica no sólo una dimensión corporal sino "espiritual" o subjetiva en tanto conciencia de dolor, cuyo umbral y tolerancia dependerán de múltiples factores individuales y colectivos: desde la constitución genética y psíquica de la persona hasta los aspectos culturales, es decir, las experiencias de orden religioso, político y filosóficos en el ámbito ideológico. Aspectos que se proyectan desde el contexto de nuestra vida individual, familiar, hasta el social en que se desarrolla el sujeto.
(Aclaratoria y advertencia para los no entendidos: Queremos señalar que nuestras inquietudes y fines de investigación no pretenden tener ninguna relación con la llamada medicina alternativa ni tampoco con la psicología en sus aspectos sociales y clínicos. Se trata de un trabajo que parte de lo estrictamente filosófico en su enfoque y que no está cerrado al estudio trans, multi e interdisciplinar en sus planteamientos y comprensión del problema y objeto de estudio).
El concepto de dolor ha estado presente a lo largo de toda la evolución teórica y práctica de la filosofía. En nuestra época lo experimentamos como una realidad cotidiana y permanente, tanto en el ámbito individual como en el social. La manifestación diaria del fenómeno del dolor se nos presenta y representa de forma continua, no sólo en nuestras vidas individuales sino también a través de imágenes y discursos dentro de los medios de comunicación.
Debido a ello se ha llegado a calificar esta situación social y personal como una especie de “epidemia”, el 75% de la población continental se encuentra afectada por dolor de manera permanente, (ver “Declaración de Bogotá”, 23 de mayo 2003). Ante tal urgencia hemos querido investigar este fenómeno en el campo filosófico. En la filosofía antigua (periodo griego y helénico), por ejemplo, encontramos su pertinencia en la obra de sus más importantes representantes.
En Hipócrates, en su obra médico-filosófica (“Sobre las enfermedades”), la localización, intensidad e irradiación del dolor sirve de ayuda para la realización del diagnóstico y tiene un valor pronóstico. Platón, en varios de sus diálogos (“Fedón o del Alma”, “Filebo o del Placer”, “Alcibíades o de la Naturaleza Humana”) lo concibe como una experiencia emocional del “alma”. Aristóteles en su obra (“Tratado del alma”, “Ética a Nicómaco”, “Gran Ética”, “Del Sentido y lo Sensible”) considera al dolor como un aumento de la sensibilidad de cualquier sensación, pero en especial del tacto; comprende que no sólo afecta al cuerpo sino también al alma (psique).
Epicuro (“Carta a Meneceo”), desarrolla una filosofía que tiene como fin evitar el dolor a partir de una ascesis filosófica permanente, que se basa en aceptar y practicar una ética basada en los placeres simples y en resistir y evitar al dolor, pues este vendría a romper la armonía del ser (García, 1981). La escuela cínica desarrolla la autonomía corporal y la risa como estrategia contra los sufrimientos. Los estoicos enfrentan al sufrimiento y el dolor a partir de la idea de apathia. Areteo de Capadocia, en su obra “De las causas e indicaciones de las enfermedades agudas y crónicas”, atribuye la insensibilidad a una extremada densidad de los tejidos, y que el dolor surge debido a cambios patológicos de temperatura que reducían su densidad haciéndolos insensibles. Demetrio el Cínico (Ver: Séneca: “De Beneficiis”) comprende la superación del dolor a partir de una tekne tou biou, de una técnica de vida, en tanto autoconocimiento de sí. Galeno advierte en sus escritos la importancia del estudio del dolor (Moreno, 1982:;2:3-24), llegando una compleja teoría de la sensación en la cual el centro de la sensibilidad era el cerebro.
Estos son apenas algunos de los registros que hemos encontrado en un primer acercamiento al tema y en la primera etapa de nuestra investigación. Es por ello que siendo el dolor, en todas las épocas, una de las sensaciones negativas más inalterables en la existencia del hombre hemos querido que nuestra investigación tenga como finalidad indagar y reflexionar, ética y estéticamente, sobre el discurso filosófico en torno al dolor a lo largo de su evolución en sus aspectos morales y clínicos. El dolor como la capacidad y la intensidad que tiene el hombre no sólo de soportarlo físicamente sino su superación y expresión simbólica estética y filosófica como promotor de acciones y reflexiones límites y su eliminación o aceptación dentro de la condición humana.
Por otra parte, encontramos que la filosofía, a partir de una perspectiva clínica, se comprende como un estudio del pensamiento sobre este tema en tanto terapia del lenguaje (Wittgenstein) por una parte y, por otra, a los trastornos de conducta y de afección moral y física del individuo en relación al dolor en tanto reflexión filosófica, lo cual ha estado presente desde Hipócrates a Bonica (1990). Lo que muestra que la filosofía ha venido abordando diversos temas no tradicionales del conocimiento filosófico desde una apertura transdisciplinar, epistémico, semántica y terapéutica clínica. Igualmente, nuestra investigación ha querido también ahondar en el concepto del dolor dentro de la evolución e historia de la filosofía occidental a partir del "cuido de sí" (epimeleia heautou), presente en toda la filosofía clásica griega y helénica y en posturas filosóficas actuales (ver Platón: “Alcibíades o de la naturaleza humana”; Foucault: “Hermenéutica del Sujeto”).
Por otra parte, encontramos que la ciencia ha abordado al dolor preferiblemente desde una visión positivista, determinista y localista, y pocas veces en un contexto más amplio, transdisciplinar y de conjunto. Por lo que al dolor en nuestra investigación se estudiará como un fenómeno sensorial complejo, que implica no sólo una dimensión corporal sino "espiritual" o subjetiva en tanto conciencia de dolor, cuyo umbral y tolerancia dependerán de múltiples factores individuales y colectivos: desde la constitución genética y psíquica de la persona hasta los aspectos culturales, es decir, las experiencias de orden religioso, político y filosóficos en el ámbito ideológico. Aspectos que se proyectan desde el contexto de nuestra vida individual, familiar, hasta el social en que se desarrolla el sujeto.
(Aclaratoria y advertencia para los no entendidos: Queremos señalar que nuestras inquietudes y fines de investigación no pretenden tener ninguna relación con la llamada medicina alternativa ni tampoco con la psicología en sus aspectos sociales y clínicos. Se trata de un trabajo que parte de lo estrictamente filosófico en su enfoque y que no está cerrado al estudio trans, multi e interdisciplinar en sus planteamientos y comprensión del problema y objeto de estudio).
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